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Red nacional, sin registro de bibliotecarios profesionales

Yanet Aguilar Sosa| El Universal
Sábado 27 de julio de 2013
Red nacional, sin registro de bibliotecarios profesionales

PERSONAL. Una mujer clasifica parte del material de la Biblioteca Vasconcelos. (Foto: ARCHIVO Y ALMA RODRÍGUEZ EL UNIVERSAL )

Conaculta no cuenta con un censo confiable pues muchos de los trabajadores de las bibliotecas dependen de estados y municipios que emplean a personas sin la formación necesaria. Lo cierto, dicen expertos: hay un déficit de profesionales

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx  

Los mexicanos no somos visitantes asiduos a las bibliotecas públicas porque nuestro país tiene pocos y malos o regulares servicios bibliotecarios; asimismo somos un país de pocos bibliotecarios. En México sólo hay ocho escuelas de biblioteconomía, bibliotecología y archivonomía, de las que egresan al año, en promedio, 120 bibliotecarios, para un país con 112 millones de habitantes.

Según datos de 2010, la Red Nacional de Bibliotecas Públicas —que coordina el Conaculta—, cuenta con poco más de 7 mil 300 espacios que en su gran mayoría dependen económicamente de los gobiernos estatales y municipales, son ellos los que pagan los sueldos y los que otorgan las plazas a gente que en general no es bibliotecario por profesión.

En México hay bibliotecas sin bibliotecarios, así lo documentó María Rocío Elizabeth Gómez Sustaita, de la Universidad Autónoma de Guadalajara, en su tesis “00 El sistema bibliotecario en México y la sociedad de la información: El desarrollo humano y la política pública de información”, donde indica que los egresados no son suficientes ante la demanda.

“Además no es una profesión atractiva para los jóvenes bachilleres, por la figura cultural de las bibliotecas y los bibliotecarios en México. Según Jesús Cortés (investigador y bibliotecólogo de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez), existía un déficit (cálculo de 2002, sin datos actuales), de poco más de 20 mil bibliotecarios para cubrir por lo menos con un profesional bibliotecario las diversas bibliotecas, universitarias, tecnológicas, preparatorias, secundarias, primarias y públicas del país”.

La realidad es que en México hay sólo ocho escuelas de bibliotecología o biblioteconomía, un número mínimo de egresados —en 2010 egresaron 120 en total— y no existe un censo que diga en cuántas bibliotecas de la Red hay bibliotecarios de profesión, si son coordinadores o sólo trabajadores, o si hay un profesionista al menos por cada biblioteca, pues muchas plazas son impuestas por los gobiernos municipales y estatales.

Tampoco se sabe si hay bibliotecas con cinco o 10 bibliotecarios; o si hay otros espacios, tal vez más pequeños, con un profesionista o encargado o si acaso tienen un voluntario que abre cuando su horario se lo permite.

De ahí que “una de las funciones sustantivas de la Red es la capacitación del personal bibliotecario. Tenemos como puestos en este momento cerca de 15 mil 500 bibliotecarios identificados en todas las bibliotecas públicas del país; pero uno de los problemas a los que se enfrenta la Dirección General de Bibliotecas es a la rotación sistemática de bibliotecarios pues, esas plazas, en su mayoría, pertenecen a los estados y municipios”, señala Fernando Álvarez del Castillo, director general de Bibliotecas.

El déficit de bibliotecarios y bibliotecas no es privativo de México, sin embargo es un tema de análisis para muchos investigadores. La doctora Guadalupe Vega Díaz, de El Colegio de México, afirma que el déficit de bibliotecarios en bibliotecas escolares es una cuestión que podemos observar inclusive en España e Inglaterra. “Hay países en los que sí sigue habiendo está carencia de bibliotecarios y de bibliotecas escolares y de esta suplantación de la biblioteca pública por la biblioteca escolar”.

La situación no es fácil de solucionar porque hace falta una política pública. Alejandro Machorro, presidente de la sección de Bibliotecas en ciencias de la salud de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios A.C., señala: “No siempre es personal profesional el que está en nuestras bibliotecas, a veces son compañeros que aprendieron a leer hace tres o cuatro años y ya están ascendiendo a investigadores en bibliotecas en ciencias de la salud; nos gustaría poder capacitarnos y mantenernos nosotros mismos capacitados y actualizados para atender todas estas necesidades de información. Algunas veces se han formado en el trabajo porque los mandan castigados a las bibliotecas y al profesional le toca capacitarlos”.

Las bibliotecas públicas de México trabajan con gente que es enviada a las bibliotecas como castigo, es casi como la congeladora, aunque a otros los mandan como un premio, pues les parece que no implica mayor trabajo. A pesar de que no existe un diagnóstico de los 15 mil 500 bibliotecarios de la Red, se pueden encontrar geógrafos, arquitectos, filósofos, psicólogos y gente sin formación alguna, pero que llegan allí a ocupar plazas, pues autoridades municipales no se rigen por un perfil de bibliotecario para dar los cargos.

Álvarez del Castillo dice que Conaculta no puede tener un censo confiable pues hay mucha movilidad entre los trabajadores de las bibliotecas.

“Los municipios cambian cada tres años, muchas veces los presidentes municipales identifican las plazas con las que tienen menos compromisos y entonces hacen cambios en las bibliotecas y una persona que ya tiene tiempo y fue capacitada, que ya conoce los servicios bibliotecarios y las colecciones, de pronto es removida para que llegue alguien que no conoce los acervos ni el funcionamiento básico y aunque tenga buena voluntad, se tiene que capacitar”, afirma.

El reto: contrarrestar el déficit

Muchas cuestiones afloran. ¿Por qué los mexicanos no van a las bibliotecas?, ¿es un problema de servicio o de falta de difusión?, ¿tiene que ver con la falta de profesionales bibliotecarios al frente de las bibliotecas públicas, especializadas, universitarias o privadas que hay en el país?, ¿es porque buena parte de los bibliotecarios encargados son funcionarios designados o gente que proviene de otras profesiones y no cuenta con las herramientas necesarias? Todas estas preguntas en el contexto de que el 49% de mexicanos nunca ha acudido a una biblioteca.

Hace unos días se conmemoró el Día Nacional del Bibliotecario, un festejo que fue instituido en 2004 por el gobierno federal; en ese marco, el gremio emprendió una discusión sobre la urgencia de reformar la Ley General de Bibliotecas, que fue promulgada en 1998; pero también forma parte de la discusión las necesidades, deficiencias y aportes de los bibliotecarios en la formación educativa de los mexicanos.

Patricia Hernández Salazar, investigadora del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas de la UNAM, asegura que se trata de una profesión con escuelas en sólo ocho estados del país que ofrecen licenciaturas, maestrías y doctorados.

“En la Facultad de Filosofía y Letras tenemos la licenciatura, maestría y doctorado en Bibliotecología y Estudios de la información, hay otras ocho escuelas en toda la República, en el norte, en el sur y en el centro del país, de tal forma que yo podría aventurar que sí, que al menos en la mayoría de las bibliotecas hay algún bibliotecario profesional y esto ya es muy bueno; desafortunadamente se concentran en la bibliotecas universitarias y especializadas porque el sistema de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas depende de los municipios y los estados y los salarios son relativamente bajos”, señala la doctora en bibliotecología.

Con todo, Ricardo Montes, director de la Biblioteca Melchor Ocampo de la Cámara de Senadores, es optimista; reconoce que la profesión tiene un déficit de profesionales que se puedan encargar de la atención de las bibliotecas de la Red en México, pero siente que en los últimos años ha habido un resurgimiento.

“Evidentemente es importante promover la profesión de bibliotecarios a través de las escuelas, pero son pocos los que se interesan por el asunto; sin embargo, la vinculación con las nuevas tecnologías y la necesidad de información hacen que esta profesión sea como el Ave Fénix, que se renueve y busque tomar los espacios que están pendientes, porque evidentemente hay pocos profesionales pero hay una demanda de bibliotecarios impresionante”, dice.



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