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Pistas acerca de los dinosaurios

Richard García El Mercurio GDA| El Universal
Lunes 29 de julio de 2013
Pistas acerca de los dinosaurios

HALLAZGOS. Científicos del Museo Nacional de Historia Natural de Chile han realizado importantes descubrimientos . (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

Paleontólogos tienen nuevas vías para estudiarlos

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SANTIAGO. —¿Cómo podemos estar seguros de lo que comían los dinosaurios si el último de ellos murió hace 65 millones de años? ¿De qué forma ha sido posible determinar que cuidaban a sus crías antes y después de nacidas? ¿Por qué están tan seguros los científicos de que tenían plumas y, también, saben de qué color?

La respuesta hay que buscarla en los hallazgos paleontológicos de los últimos 20 años, los cuales han revolucionado lo que hoy se sabe de estos “lagartos terribles”.

Lo más espectacular ha llegado desde China en los últimos tres o cuatro años, destaca Alexander Vargas, quien es investigador principal de la red paleontológica de la Universidad de Chile.

Lo bueno de algunos de los fósiles encontrados en ese país es que tienen plumas fosilizadas e incluso sus melanosomas, estructuras microscópicas conformadas por pigmentos de melanina que dan el color a las plumas de las aves. Actúan casi como cristales, ya que reflejan la luz.

Dependiendo de su tamaño, su forma y la proporción de los distintos tipos de melanosomas que hay en la pluma fosilizada, los científicos pueden obtener información del color que tenía. “Por ejemplo, el microrraptor tenía un color negro azuloso iridiscente, tal como tienen algunas aves actuales”, cuenta Vargas.

El color de la piel de los dinosaurios todavía es un misterio, pero sí se sabe de su forma gracias al hallazgo de lo que llaman momias de dinosaurio. “Hay una de triceratops, otra de edmontosaurio. Por condiciones climáticas se momificaron en forma natural y luego se fosilizaron. En ese proceso de petrificación todo el tejido original fue reemplazado por minerales y se produjo una copia que es prácticamente célula a célula, por lo que se preserva mucho detalle, no es como un molde”.

Esto también ocurre con los huesos de dinosaurios. “Puedes cortarlo y mirar los detalles internos tal como si fuera un hueso moderno, incluso a nivel de células. Se preserva porque la mineralización no es un calco, es un reemplazo molécula por molécula”.

Justamente estas momias han sido de gran ayuda para saber de qué se alimentaban. “La alimentación está en el estómago de la momia y gracias a eso podemos saber que el edmontosaurio, por ejemplo, comía coníferas como pinos y araucarias”, agrega Vargas.

Los excrementos de dinosaurio también son una buena fuente de información, pero no siempre se pueden asociar a un dinosaurio particular. “Eso sí, uno inmediatamente se da cuenta si se encontró con un excremento de un carnívoro o herbívoro por su composición”.

Dientes reveladores

Otra vía para saber qué comían se puede inferir por la dentición.

“Un dinosaurio de dientes cónicos o aserrados seguramente fue un carnívoro y si son de tipo trituradores, era un herbívoro”, explica David Rubilar, paleontólogo de vertebrados e investigador del Museo Nacional de Historia Natural.

En cuanto a los grandes saurópodos, como los apatosaurios y diplodócidos, se asume que eran herbívoros porque en general los dientes no son adecuados para comer carne y tampoco son maravillosas máquinas de procesar material vegetal.

“Se ha asumido que tenían más bien capacidad de cortar la materia vegetal y se la tragaban completa”, dice Vargas.

El paleontólogo de la Universidad de Chile menciona otro indicador. “Los dinosaurios alvarezsauridae (descubiertos en Argentina) como el mononykus, no tienen dientes o estos son muy pequeños, y su mandíbula es muy débil, pero poseen una garra grande en la mano y musculatura muy fuerte. La garra se parece a la de un animal excavador. Esto sugiere que comían hormigas o termitas, como pasa en algunos mamíferos actuales, como el oso hormiguero”.

También se puede inferir algo sobre el funcionamiento de su visión a partir del desarrollo de los lóbulos ópticos, dice Rubilar. “El cerebro está dividido en regiones que por lo general dejan una marca en el cráneo de los fósiles. Así se puede decir que tenía un lóbulo olfatorio u óptico de cierto tipo por su tamaño. A partir de eso se ha visto que por sus grandes lóbulos ópticos lo más probable es que tanto los dinosaurios como los pterosaurios tenían una capacidad visual muy desarrollada”.

En cuanto al sonido que hacían, todavía es un misterio, pero hay algunas teorías. Un ejemplo es el caso de los hadrosaurios, conocidos como pico de pato, y los lambeosaurinos, como el parasaurolophus, que tienen cresta. “Ambos poseen unos conductos nasales muy particulares. En vez de bajar hacia los pulmones, primero se meten a la cresta, dan una especie de vuelta rara y después van hacia abajo. La razón de que sea así es muy debatida, pero si uno sopla por un molde de estos conductos nasales sale un ruido, como una tuba. Algunos paleontólogos dicen que eso podría haber servido para meter ruido”, dice Vargas.

Cuidado parental

Se sabe que los dinosaurios anidaban porque se han encontrado adultos empollando un nido. Un ejemplo es el caso del maiasaura, que significa buena madre, y se le dio ese nombre porque se encontraron sus restos fósiles asociados a un nido con crías que no podían valerse por sí mismas al momento de nacer.

“No es como el caso de las nidadas de tortugas donde la hembra pone los huevos, se va y después la cría sale al mar y vive su vida. En el caso de los dinosaurios, construían nidos muy complejos. Como eran gigantes, no podían apoyar sus cuerpos directamente encima y los tapaban con vegetación que al fermentar generaba calor y con eso podían las crías desarrollarse”, explica David Rubilar.



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