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Los fotógrafos Morgana Vargas Llosa, Jaime Travezán y David Tortora sintieron pesar cuando en las elecciones de 2011 en Perú salieron a flote el racismo y la discriminación que existe en Lima, la capital, y en general en todo el país.

En respuesta a ese fenómeno idearon un proyecto que tenía la intención de retratar cómo son los peruanos, qué desean, qué anhelan, con qué sueñan, quiénes son. La idea se volvió tan compleja que optaron por limitarlo a Lima, la capital, con poco más de 8 millones de habitantes en donde existe una gran cantidad de migrantes del interior del país y de otras nacionalidades.

El resultado de ese proyecto es la exposición Mírame, Lima —conformada por 50 retratos de familias limeñas— que ha ganado distintos premios internacionales de fotografía y dos de sus imágenes han sido seleccionadas para la exhibición en la Galería Nacional de Retratos de Londres.

Ahora se presenta por primera vez en México, en el Museo de Culturas Populares, del 28 de noviembre al 5 de enero, como parte del programa VIVA Perú, una iniciativa que busca dar a conocer lo más representativo de ese país en México.

Con Mírame, Lima los fotógrafos descubrieron que la ciudad de Lima no sólo es hostil, también es diversa, contrastante y colorida. “El clima de Lima hace que la ciudad sea muy gris, parece que todo el tiempo los limeños son aplastados por esa neblina, pero ahora pudimos ver que hay mucho color y vida”, dice en entrevista Morgana Vargas Llosa.

El racismo que se generó ante la contienda electoral del nacionalista Ollanta Humala y la populista Keiko Fujimori, explica Travezán, se debe en buena medida a que los limeños viven aislados porque las vías de comunicación son deficientes.

“El transporte público es fatal, los espacios públicos no propician los encuentros, hay diferencias socioeconómicas, la población es muy diversa, aquí están todas las razas, las etnias, las nacionalidades, pero no nos mezclamos, no nos vemos. Así que nos preguntamos ¿quiénes somos realmente los limeños? A partir de esta pregunta empezamos el proyecto”, cuenta Vargas Llosa.

Cada una de las familias abrieron las puertas de sus casas y se mostraron tal cual son, eligiendo sus objetos más queridos para poner en escena sus propias vidas.

“Las costumbres son muy diferentes entre nosotros, casi no sabemos lo que hacen los vecinos, a qué se dedican, es como si cada quien tuviera su propia Lima, pero hay una pasión por la comida. En Perú, la comida nos ha unido”, sostiene Jaime Travezán.

“Hay una escena típica de Lima todos los domingos, las familias organizan un partido de futbol y se reúnen para hacer una fiesta popular, con ciertas variaciones esta costumbre se reproduce en todo el país. Incluso estas fiestas populares se anuncian con afiches muy coloridos que encuentras por todos lados. Esta foto nos gusta porque refleja lo que hemos querido, que en las imágenes se encuentre algo que nos identifica a todos, que nos resulte familiar, es importante retratar esto”, explica Morgana Vargas.