Las revoluciones estéticas, de Francia a México
MODIGLIANI. Paul Guillaume. Novo Pilota. (Foto: CORTESÍA MUSEO DOLORES OLMEDO )
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Paul Guillaume (París, 1891-1934) vivió 42 años y esa vida breve le alcanzó para ser marchante, mecenas, galerista, e integrar una colección con obras de los grandes artistas que a finales del siglo XIX habrían de transformar el arte, así como miles de piezas de arte africano.
Las pinturas que coleccionó Guillaume dieron vida al Musée de l’Orangerie, en París; e integran un acervo de aproximadamente 145 obras. Un conjunto de 30 de esas pinturas se podrán ver desde este 19 de octubre en el Museo Dolores Olmedo en Xochimilco.
Por primera vez se presenta en México esta reunión de grandes maestros del arte europeo de finales de siglo XIX hasta mediados de la década de los 20 del siglo pasado: Amadeo Modigliani, Pablo Picasso, Paul Cézanne, André Derain, Paul Gauguin, Henri Matisse, Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir, Henri Rousseau, Chaïm Soutine y Maurice Utrillo. (Los tres primeros figuran a menudo en la lista de los mejor vendidos en las grandes casas de subasta del mundo).
Nunca antes este conjunto de pinturas se había mostrado fuera de l’Orangerie. La muestra permite ver pinturas representativas de: impresionismo, cubismo, fauvismo, la Escuela de París, el periodo que se llamó “Regreso al Orden” —vuelta al clasicismo— y primitivismo.
En palabras de Marie-Paule Vial, directora del Musée de l´Orangerie, y quien está de visita en México, es el “momento de las revoluciones estéticas” y estos son algunos de los más importantes en la historia del arte, a finales del siglo XIX hasta inicios del siglo XX.
La exposición Obras maestras del Musée de l’Orangerie, un intercambio por las de Rivera y Kahlo que presenta ese recinto parisino, ocupa las salas principales del museo al sur de la ciudad de México, donde permanecerá hasta el 19 de enero de 2014. Abre con una pequeña pintura de Monet, Argenteuil, de 1875, uno de los fundadores del impresionismo, uno de los artistas que buscaría salir de las aulas para hacer sus pinturas al óleo en espacios al aire libre. Ahí mismo está otro impulsor de ese movimiento que cambió el arte, Renoir, de quien se presentan dos naturalezas muertas y dos retratos, como el de las dos niñas, que data de 1890 y que es una de las obras esenciales de este recorrido.
En esta primera sala también se puede ver a otro precursor, Cézanne, de quien se exhibe una naturaleza muerta, dos paisajes y un retrato de su esposa.
Los lazos de amistad
Paul Guillaume, mecenas y galerista, tuvo una relación muy estrecha con artistas como Derain, Modigliani y Soutine, de quienes fue protector. De Derain se puede ver aquí la pintura Arlequín con guitarra; su arte fue más fauvista que impresionista.
Después de esta sala, donde también se encuentran pinturas de Henry Rousseau, se accede a una pequeña que concentra el trabajo de Modigliani y de Gauguin; del primero hay cuatro de sus alargados y característicos retratos, uno de estos es una pintura donde Modigliani, quien entonces no era conocido e incluso “se moría de hambre”, representó a su mecenas y lo describió en el propio lienzo así: “Novo pilota”, en referencia a que él iba a sostener la vanguardia.
La sala que sigue reúne seis pinturas de dos de los grandes artistas del siglo pasado: Mattise y Picasso; del primero hay cuatro pinturas con una marcada presencia de arabescos.
De Picasso se encuentran aquí las dos más importantes pinturas que tiene el museo de este pintor español, señaló la directora: un desnudo femenino de cuando el pintor retorna al arte clásico griego y romano, y un retrato, Mujer con pandero, “que se acerca y aleja del cubismo al mismo tiempo”, aclaró la directora de colecciones del Museo Dolores Olmedo, Josefina García.
Hay al final de la muestra una sala donde, entre otros, se encuentran los trabajos de Soutine, nunca antes visto en México, recalcó Carlos Phillips Olmedo, director del Museo Dolores Olmedo.
Soutin, explicó Marie-Paule Vial, fue un ser atormentado y ese sentir está en su obra; de él se exhiben retratos y una naturaleza muerta: “Creó una pintura que sus contemporáneos no entendieron inmediatamente. Le interesaba la carne, la textura, el rojo. De sus personajes hizo deformaciones porque no le interesa una belleza, le interesa la personalidad, el alma, más que todo”.
La exposición concluye con un espacio lúdico donde niños y el público pueden interactuar y conocer más sobre estos movimientos; también se acompañan las salas con cédulas con códigos QR para descargar información específica de los artistas.
La muestra del Musée l’Orangerie iba a ser presentada en México en 2011 pero se suspendió su exhibición por el desencuentro entre Francia y México en torno del caso de Florence Cassez.
Aunque inicialmente iban a traerse 50 obras, esto no fue posible por el costo de los seguros y porque Francia no autoriza la salida del país de ese número de piezas, dijo Carlos Phillips.