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El director de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), José Areán, emprenderá una serie de acciones con las que pretende apoyar el talento nacional y fortalecer el nivel de calidad de la agrupación que este año cumple 35 años de vida.

Los retos los llevará a cabo con una orquesta con la que, reconoce, aún tiene algunas “diferencias”.

Los proyectos que emprenderá este año y que podrían continuar en las siguientes temporadas son realizar giras en delegaciones que han sido poco visitadas o en las que incluso no han tenido presencia, como Tláhuac y Milpa Alta; salir al interior del país, este año clausurarán el Festival de Música de Morelia interpretando la Consagración de la Primavera, de Stravinsky, y El Chueco, de Miguel Bernal Jiménez, además se presentarán en el Zócalo capitalino en el marco del feria del libro que ahí se desarrolla.

Asimismo planea promover el trabajo de compositores vivos mexicanos a través del estreno de obras que pueden o no ser comisionadas; brindar oportunidades a directores de orquesta jóvenes, programar conciertos para cantantes, invitar a los instrumentistas de la OFCM a ser solistas, y promover la música orquestal dirigida al público infantil, por eso estrenará en Latinoamérica la obra El compositor está muerto, de Nathaniel Stookey.

Por lo pronto, septiembre estará dedicado a la música mexicana. El 7 y 8 ofrecerán un homanaje a Eugenio Toussaint, como parte del festival “En contacto contigo”, de la UNAM; el 14 y 15 presentarán un programa nacionalista con música de Blas Galindo, José Pablo Moncayo, Silvestre Revueltas, Carlos Chávez y Arturo Márquez, dirigido por el joven director Iván López Reynoso.

El 21 y 22 el programa será mexicano contemporáneo y se estrenarán dos obras de compositores nacionales: Juan Felipe Waller y Alexis Aranda, quienes, dice Areán, están cobrando relevancia fuera de México.

Finalmente, el 28 y 29 los conciertos estarán dedicados a rescatar arias de compositores mexicanos del siglo XIX y a la figura de Candelario Huízar.

Areán sostiene que en el país hay muchos compositores vivos que deberían ser escuchados. “Son tantos que podríamos programar un mes de conciertos con obras mexicanas de primer nivel. Nuestros puntos fuertes, en términos de números, son los compositores y los cantantes; debemos poner atención”, dice.