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“Estamos ante un efecto perverso de la desvalorización de la letra impresa, ya que las políticas de abaratamiento de los libros no parecen haber producido, ni están produciendo, una rápida y masiva expansión del hábito de la lectura”, señaló ayer el antropólogo mexicano de origen español Roger Bartra, en el primer día de actividades del Tercer Simposio Internacional sobre el Libro Electrónico, cuyo tema es “La cadena del libro en el mundo digital”.

Durante la conferencia inaugural que tuvo a su cargo, Roger Bartra dijo que tal vez las políticas en torno al libro se han equivocado. “Tal vez hay aquí un error, el libro es tratado como si formara parte del reino de las necesidad y de la utilidad, cuando en realidad está ubicado en lo que George Bataille llamaba la parte maldita, es decir en el reino del exceso, la exuberancia y el lujo y visto así, los mejores libros serían una creación excedente, superflua y por lo mismo cara y suntuosa, si esto es cierto la política cultural dominante estaría equivocada al tratar a un bien lujoso e inútil como si fuera una mercancía barata y necesaria”, ironizó el antropólogo.

En lo que sí fue serio, fue al señalar que a pesar de todos lo que se manifiesta en contra del libro digital, la verdadera razón del temor tiene que ver con que deja de ser un producto para convertirse en un servicio.

“No es porque el libro se transforme en un artefacto electrónico, lo que genera inquietud es que deje de ser un producto y se convierta en un servicio. Una gran parte de la cultura, sobre todo en los medios académicos y burocráticos, ya tiene ese carácter, es un flujo de información que da servicio a investigadores, profesores, técnicos o funcionarios y que se descarga en toda clase de dispositivos de lectura; en muchos casos, permitanme exagerar, descargar un texto de lectura es algo similar a cargar gasolina en el automóvil o colocar baterías en un aparato eléctrico, en muchos de estos casos, la lectura deja de ser un placer intelectual y se convierte en el consumo de información necesaria para el trabajo, para transitar por la vida o por la política”, dijo.

El encuentro reúne a 30 especialistas, escritores y actores del mundo editorial, quienes durante cuatro días reflexionarán y compartirán sus experiencias en la industria editorial electrónica.

Punta de lanza

El simposio que se realiza en el Auditorio Jaime Torres Bodet, del Museo Nacional de Antropología y tiene una sede alterna en el Museo de Arte Rufino Tamayo, ha sido organizado y planteado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) como la punta de lanza de un nuevo programa de difusión de la cultura digital denominada Agenda Digital de Cultura, para desarrollar en los próximos años.

Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta, durante la inauguración del encuentro que inició ayer y concluye el próximo viernes, dijo que con esta Agenda buscan definir una política digital de cultura, que incluya, junto con otros temas centrales, la digitalización, preservación digital y accesibilidad en línea del patrimonio cultural de México, así como el empleo de los sistemas y dispositivos tecnológicos en la difusión del arte y la cultura.

Señaló que entre las tareas destacan: crear un programa de digitalización del patrimonio nacional y la formación de bases de datos, repositorios y colecciones digitales que lo organicen y preserven; construir plataformas digitales que permitan enlazar estos acervos y hacerlos accesibles al público; emplear las telecomunicaciones y las redes y plataformas digitales para la educación y la difusión cultural y artística; y fomentar la alfabetización y la apropiación digitales en todos los segmentos de la población.

El Tercer Simposio Internacional sobre el Libro Electrónico que aborda el tema “La cadena del libro en el mundo digital”, está estructurado a partir de tres conferencias magistrales a cargo de Roger Bartra, Hernán Casciari y Arcadi Espada; tres talleres sobre autopublicación electrónica, libro ilustrado y app o eBook, así como cinco mesas redondas donde se abordan temas como contratar y producir, comercializar y distribuir libros electrónicos, los escritores en las plataformas digitales, disponibilidad de libros y aplicaciones en bibliotecas, comportamientos lectores y formación de públicos.