George Gamarra Romero el cazador de traficantes
TOCADO MOCHICA. Esta valiosa pieza de oro regresó a Perú en 2006. Su recuperación marcó un precedente mundial. (Foto: ESPERANZA OREA EL UNIVERSAL )
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El comandante peruano George Gamarra Romero recuerda con claridad aquel 30 de octubre de 2006, cuando en su bandeja de correo electrónico encontró un mensaje confidencial en el que unos colegas españoles le notificaban el hallazgo de un excepcional tesoro arqueológico integrado por más de mil piezas precolombinas escondido en un almacén de mudanzas en Galicia.
Dos días antes, el 28 de octubre, Gamarra Romero volvía de España a dónde había viajado para participar en un curso internacional sobre la lucha contra el tráfico de bienes culturales. Allá había intercambiado información con Roberto Pena Puente, jefe del servicio de vigilancia e inspección de patrimonio cultural de la Junta de Galicia, sobre una colección de piezas precolombinas que el costarricense Leonardo Patterson había exhibido en 1997, en Santiago de Compostela, en un intento por blanquear ese acervo, fruto del expolio y del tráfico ilegal.
“Roberto Pena había tratado de localizarme cuando todavía estaba en España, lamentablemente la comunicación no fue oportuna, si no me hubiera quedado para la intervención”, relata en entrevista con EL UNIVERSAL, durante la visita que hizo al país en días recientes.
El comandante peruano se perdió el momento en que la policía española, en colaboración con la Interpol, confiscaron esa valiosa colección, en “una de las operaciones de recuperación de piezas arqueológicas más importantes en el mundo”, ya que se trataba de un lote que incluía objetos de nueve países latinoamericanos, entre ellos México, Guatemala, Perú y Colombia. Pero en Lima coordinó de manera eficaz los trámites y requisitos para solicitar la repatriación de los bienes culturales peruanos asegurados en ese almacén. Gracias a ese trabajo, Perú recupero más de 200 piezas, antes de que Patterson trasladara a Alemania esa colección.
“El éxito de esa recuperación fue que en Perú actuamos rápido, mientras que las autoridades de otros países demoraron demasiado en hacer un documento para pedir la repatriación de sus bienes”, comenta Gamarra Romero, quien recuerda que una de las primeras embajadas a las que notificó sobre el decomiso y solicitó que se sumara a una campaña de recuperación fue la de México. Pero la reacción de México fue lenta. Las casi 900 piezas mexicanas identificadas en la llamada Colección Patterson actualmente se encuentran en un almacén de Alemania, en espera de que el gobierno mexicano y el alemán resuelvan el litigio.
Para el comandante, que a lo largo de su carrera se ha desempeñado tanto como policía de carretera como en alguna unidad de élite, éste no era su primer caso de repatriación de bienes culturales. En julio de 2006, cuando se desempeñaba como jefe de la División Internacional de Delitos Intelectuales, Aduaneros, Económicos y contra el Patrimonio Cultural (DIVIAIEPC) de Interpol Lima, también coordinó la recuperación de un valioso tocado de oro mochica que se hallaba en Londres. En colaboración con el arqueólogo Walter Alva, Gamarra Romero logró que la pieza volviera a Perú, de donde había sido saqueada en 1988, del sitio arqueológico, “La Mina”, ubicada en el valle de Jequetepeque.
Los dos casos han marcado su carrera como policía en Perú y le han dado la satisfacción de sentar un precedente en el tema de recuperación de bienes culturales expoliados en Latinoamérica. “Creo que un policía siempre pretende dejar una huella en su carrera, pero llegar a algo tan importante como la recuperación de bienes culturales de nueve países latinoamericanos es muy satisfactorio. Nunca pensé que lo iba a lograr, pero el destino o Dios, permitieron que en ese viaje a España lograra conocer a los colegas y a partir de eso pudiéramos recuperar los bienes peruanos, y la identidad de estos nueve países latinoamericanos”, comenta.
Tras Patterson
Al coordinar la recuperación de estos bienes culturales, Gamarra también ha logrado seguir las pistas del coleccionista costarricense Leonardo Patterson, cuyo historial delictivo incluye fraude, contrabando de especies animales protegidas, tráfico ilegal y falsificación de piezas arqueológicas.
Desde abril, el costarricense naturalizado alemán se encuentra preso en España por contrabando de bienes culturales. Perú y Guatemala solicitaron su extradición, pero la única petición formal que prosperó hasta ahora fue la del país centroamericano. “El pedido de Perú se demoró demasiado, ahora estamos viendo qué más se puede hacer porque era una situación en la que había que actuar rápido”.
Explica que Guatemala sería el único país latinoamericano que tendría en sus manos la posibilidad de hacer que Patterson sea juzgado por tráfico ilícito de piezas arqueológicas, lo cual sentaría un precedente internacional. “Nunca se ha sentenciado a un traficante. Es más, nunca se le ha capturado; es el primer caso. Ese precedente sería una llamada de atención a quienes tienen bienes culturales de procedencia ilícita”, señala.
Y mientras se resuelve el caso de Patterson en España, Gamarra Romero sigue con su labor detectivesca, en busca de poder recuperar otros tesoros arqueológicos de su país. “Me apasiona tanto el tema que he seguido. Sigo escarbando por aquí y por allá”, dice. Entre esas investigaciones está la búsqueda de otros dos tocados de oro mochica, y el caso de un importante coleccionista que tiene en su poder importantes piezas culturales peruanas y de otros países latinoamericanos. “Es una colección muy valiosa que superan más de 100 millones de euros”, asevera.
—¿Qué tan peligroso ha sido este trabajo?
Sé que he hecho un trabajo peligroso pero estoy tranquilo. No sé si más adelante el peligro aceche, porque uno nunca sabe, pero es parte de mi trabajo como policía. Si es que hay alguna amenaza, por ahora no lo he notado. Lo que sí creo, y por eso me apasiona este trabajo, es que cada país debería tener sus bienes en casa.