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GUANAJUATO.— Un libre pensador, dice el escritor Fernando Savater, es aquel que transgrede lo establecido, que es incómodo para el poder y necesario para la sociedad. En su libertad también existe el riesgo de rebasar los límites y alejarse de la humanidad para, en nombre de la libertad, cometer atrocidades.

El segundo día de las actividades del Festival Internacional Cervantino comenzó con una charla del escritor Fernando Savater con jóvenes, en la Universidad de Guanajuato, en la cual el autor del libro Ética para Amador habló sobre lo que significa ser un libre pensador en nuestro tiempo.

El encuentro con el público bautizado como “Literatura y convivencia” se llevó a cabo como parte de uno de los ejes de la 41 edición del FIC, “El arte de la libertad”, con la que se busca homenajear a aquellos creadores que se han enfrentado a las injusticias y a la barbarie.

“El libre pensador es un personaje incómodo porque no se limita a participar en el coro de las voces de los demás, sino que tiene posturas discordantes y distintas. Suelen ser elogiados, pero sólo aquellos que han vivido en el pasado, pero cuando están vivos no le da gusto a nadie”, explicó el filósofo español a los jóvenes.

Fernando Savater indicó que un libre pensador se enfrenta a un dilema constante: en un momento de crisis, cuando la situación se tambalea, se debe empujar aquello para que se termine de caer y a partir de ahí reconstruir o reinventar, o sostener lo que se encuentre vulnerable porque aún con defectos es algo que funciona.

“El libre pensador está actuando en defensa de la vida. María Zambrano decía que la diferencia de la poesía y de la filosofía, es que la filosofía habla de lo que no pasa, de lo abstracto, de lo perdurable y de lo eterno; en cambio, el don de la poesía es defender lo que pasa, lo vulnerable, defiende lo que ama”, dijo.

Al término de la charla, el reconocido escritor español compartió, por petición de Jorge Volpi, director del Festival Internacional Cervantino, su propia experiencia como libre pensador y cómo se ha enfrentado a aquellos poderes que se han sentido agraviados por sus opiniones. “Los que hemos sido privilegiados tenemos la obligación de devolver algo a la sociedad. Si yo, que he tenido tantas cosas, no tengo el coraje para hablar, cómo voy a pedir que lo haga alguien que ha vivido en circunstancias atroces”.

Y añadió: “Ahora me preocupa mucho la situación de España, la crisis económica, los separatismos, todo me parece decepcionante y es como un fracaso personal porque entonces de qué ha servido todo lo que hemos hecho. Sin embargo, creo que no hay que luchar por amor a la victoria, sino por amor a la batalla”.