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El coreógrafo y bailarín Gilberto González logrará en un escenario mexicano lo que, dice, nadie había podido hacer: volar. Gracias a una máquina creada por tres diseñadores industriales y un ingeniero de la UNAM, la obra En blanco cobrará vida hoy en el Teatro de la Danza.

Así, la obra de la compañía Onírico, dirigida por quien fuera actor físico principal en el espectáculo Saltimbanco de Cirque du Soleil, ofrece un espectáculo que juega con la imaginación del público, en el que crea universos oníricos al recurrir a una máquina voladora y otras ilusiones.

En blanco es un proyecto realizado con el apoyo de Epro-Danza y se estreno en 2012. Ahora, dice el coreógrafo, propone una nueva versión con más recursos visuales.

“Con en el apoyo de Epro-Danza realizamos una obra que nos permitió tener una maquinaria con la que podemos crear universos imposibles como volar, crear torbellinos de viento, que haya caída de nieve y una serie de efectos que solamente puedes ver en el cine porque en teatro es realmente complicado”, explicó.

González, ganador de un premio INBA-UAM, refirió que En blanco plantea la manipulación del papel, los juegos de luces y sombras, para convertirlos en una herramienta interpretativa, escenográfica e imaginativa al servicio de la dramaturgia y la creación de “universos imposibles”.

“Mi obra la veo como una especie de pintura en movimiento, cuadros plásticos donde el color, imagen y diseño en escena cobran relevancia. Nos dimos el tiempo de investigar muchas cosas como el papel, hasta lograr que fuera un intérprete más y contara historias”, dijo.

González, quien ha presentado sus coreografías en los principales teatros de varios países, comentó que el punto de partida de En blanco fue hablar del amor platónico.

“Quería hablar de ese ser tan anhleado, pero que sólo existe dentro de cada uno de nosotros. Me interesaba hablar de la búsqueda personal del amor platónico, por eso necesitaba de muchos elementos que al conjuntarlos tomaran vida propia”, comentó.

Sobre la máquina diseñada por Adolfo Gutiérrez, sostuvo que hubo una investigación de seis meses.

“No había referentes, hubo mucha investigación. Los diseñadores y el ingeniero fueron tomando ejemplos de máquinas relacionadas con el cine, y al mismo tiempo tomaban en cuenta lo que nosotros necesitábamos. Una vez que se desarrolló el objeto, estamos descubriendo sus capacidades, de hecho en esta obra sólo utilizaremos 10% de todo el potencial que podría tener”.