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WASHINGTON.— Decididos a agotar todas las vías posibles para proteger el acervo de más de 65 mil obras artísticas que han atesorado durante más de un siglo, los responsables del Instituto de Artes de Detroit (DIA) han advertido que harán todo lo posible para salvar la obra en su conjunto y en particular los morales que pintó Diego Rivera entre 1932 y 1933.

Tras la decisión de un juez, para que Detroit se convierta oficialmente en la mayor ciudad de Estados Unidos que recurre a la bancarrota, desde el Instituto de Artes de Detroit reconocen que el ambiente de incertidumbre ha colocado a una institución que atesora miles de obras artísticas bajo la mirada de los acreedores.

“Desafortunadamente no sabemos qué es lo que va a ocurrir”, aseguró Pamela Marcil, responsable de relaciones públicas del Instituto, al señalar que los responsables de esta institución no piensan permitir el desmantelamiento de una de las colecciones de arte más grandes en Estados Unidos. Particularmente, los murales de Diego Rivera que forman parte de la historia y del propio edificio desde la década de los 30:

“Sería extremadamente complicado mover el mural de Diego Rivera. De hecho eso supondría su destrucción y creo que nadie desea eso”, señaló y enfatizó que por ahora la obra esta segura.

Por el momento, una cosa es segura. Los responsables del DIA se oponen frontalmente a que el conjunto de la obra artística pueda considerarse como moneda de cambio para salvar a la ciudad de la bancarrota, como lo ha propuesto un grupo de acreedores interesados en desmantelar una parte o la totalidad de una colección con más de un siglo de historia:

“Si la colección de arte es puesta en peligro, la DIA mantiene su compromiso de tomar medidas para preservar este patrimonio cultural para las generaciones futuras”, aseguraron los responsables del Instituto mediante un comunicado emitido el mismo día en que se autorizó legalmente la bancarrota de la ciudad.

Lo irónico del asunto es que, en medio de un ambiente de recesión, deterioro y pérdida de competitividad en toda la ciudad, el DIA se ha mantenido como una institución robusta que fue capaz de sortear otras tormentas desde su fundación en 1885 y su edificación en 1929:

“Por primera vez, estamos en una situación financiera muy buena”, aseguró Marcil en alusión al sistema de financiamiento aprobado desde 2012 para que los 31 millones de dólares que el DIA requiere para su operación al año siguieran llegando.

En agosto de 2012, el DIA fue rescatado de los brutales recortes presupuestarios de la ciudad gracias a que los electores de tres condados de Michigan acordaron instituir un aumento del impuesto inmobiliario destinado específicamente para el museo.

Gracias al apoyo de los donantes del museo y los residentes de Macomb, Oakland, y los condados de Wayne, el DIA indicó que “seguirá funcionando el museo sin el apoyo financiero de la Ciudad (de Detroit) a la que ahorrará 350 millones en gastos en los próximos 10 años”, aseguró a través de un comunicado el Instituto de Artes para hacer valer así su autonomía y viabilidad financiera.

“Esperamos que hagan lo correcto porque este Museo representa no sólo un rico legado, sino que es un ancla poderosa de la ciudad”, añadió Marcil.

“Lo que está en juego es mucho”, insistió al mostrarse esperanzada en que el Administrador de Emergencia de la bancarrota reconocerá el deber de la Ciudad para proteger la colección de arte del museo para las generaciones futuras y cumplirá con la opinión del Procurador General de Michigan de que la colección de arte “no se puede utilizar para satisfacer las obligaciones de la Ciudad”.