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Desterrados, las obsesiones de Eduardo Antonio Parra

Alida Piñón| El Universal
Martes 30 de julio de 2013
Desterrados, las obsesiones de Eduardo Antonio Parra

SIMPATÍA. Recuerda la definición de Cortázar sobre el cuento: “En la novela se gana o se pierde por decisión y en el cuento por nocaut técnico” . (Foto: MARCO ANTONIO VALDEZ EL UNIVERSAL )

El escritor ofrece 15 relatos sobre hombres y mujeres que están en busca de algo que los haga sentirse mejor

ana.pinon@eluniversal.com.mx  

Los desterrados no son solamente los nómadas que han dejado su casa para cruzar el último río, el que no llega nunca, o los que huyen de la muerte para, al final, encontrarla en otra parte. Para el escritor Eduardo Antonio Parra (Guanajuato, 1965), los desterrados son también los que se quedan en su lugar cuando ya no queda nada, cuando el progreso de los demás ha arrasado las maneras de seguir viviendo, cuando la violencia se ha quedado con la noche y con las calles, pero también cuando el deseo destruye todo lo habitual. Los desterrados son quienes han llegado al momento en que tienen que inventarse enteros.

En el libro Desterrados (Era, 2013), Eduardo Antonio Parra ofrece 15 relatos sobre hombres y mujeres que están en la búsqueda de algo que los haga sentir mejor, en medio de una violencia que los atrapa. Los cuentos son, además, el reflejo de las obsesiones del escritor, como viajar hacia la profundidad de los personajes para entender o al menos tratar de comprender la condición humana; así como los temas en donde la frontera es un detonante o un personaje más.

“Desde hace años me gusta trabajar en los personajes, es decir, sí me enfoco en las historias, en las anécdotas, pero lo que más me interesa es reflejar la naturaleza humana. En este libro, por ejemplo, el cuento ‘El caminante’ habla sobre la frontera, un tema que he abordado muchas veces, pero que ahora quería que tuviera significados más simbólicos, influido por muchas lecturas, lo que necesitaba era encontrar otras formas de narración”, explica.

Y agrega: “En otros cuentos como “Mal día para un velorio” hay un enfoque más centrado en el personaje, que es lo que me interesa; además, en este caso el tema es erótico y debía centrarme en las sensaciones”.

El escritor refiere que una de las definiciones de cuento que más le gustan es la de Cortázar, quien decía que en la novela se gana o se pierde por decisión y en el cuento por nocaut técnico. “Es totalmente cierto, incluso hay cuentos largos que buscan el nocaut desde el round número 15. Mi concepción del cuento es bastante clásica en el sentido de que debe tener un cierre contundente, que anude todas las emociones que intento inyectar durante toda la trama, siempre he dicho que no puedo escribir una historia si no conozco el final, esto me ayuda mucho porque como ya sé a dónde voy no pierdo el tiempo en otras cosas. Un libro de cuentos siempre exige un esfuerzo mental de parte del lector y del escritor, por eso creo que siempre es más difícil”.

Parra explica que en obra literaria busca la tragedia, en este libro lo demuestra una vez al hablar de todos aquellos que, por alguna razón, son seres marginales.

“Todos podríamos ser desterrados porque estamos pasmados ante la realidad, pero en este libro hablo sobre aquellos que no encajan porque son marginales, son vagabundos o porque sufren por alguna pena que les impide estar en el mundo, por eso están enajenados y viven desde el margen. Hay textos muy literales, como ‘En la orilla’ o ‘El caminante’ pero hay otros en los que los personajes están desterrados porque no se encuentran, por eso elegí un título muy genérico”, comenta en entrevista el autor.

En la literatura, añade, también hay desterrados, por ejemplo aquellos escritores que se creen genios incomprendidos. “Hay muchos colegas que creen que serían más leídos si la editorial los promocionara mejor; creo que en la literatura hay una especie de resentimiento que siempre me ha hecho gracia, porque incluso hay autores que son muy reconocidos pero desean más, es una ambición que los hace sentir que no tienen lo suficiente, por eso están como desterrados. Por otro lado, hay autores que sí son buenos y nadie los pela”.

En Desterrados, Parra se ha aventurado en situar a algunos de sus personajes en el Distrito Federal, aunque, confiesa, no pudo soslayar a un norteño. “A lo mejor nadie lo nota, pero para mí es un gran experimento porque significó moverme de mi zona de confort, a veces uno quiere ir más allá y no lo logra, en este caso he publicado todos los que me han gustado. Son cuentos sobre personas que están buscando algo, que están insatisfechos, que viven en la incertidumbre que es lo que nos ha definido en los últimos 30 años. Nunca sabemos que va a pasar y estamos pasmados en un mundo que no terminamos de comprender, pero llega un momento en el que piensas que esto está de la chingada y ya no se puede ir más abajo, sólo queda mejorar”.



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