Con retos, Cal y Arena festeja 25 años
OFERTA. Una mujer visita el stand de la editorial Cal y Arena en la Feria del Libro de Guadalajara, donde mañana presentan varias novedades. (Foto: TANYA GUERRERO / EL UNIVERSAL )
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GUADALAJARA.— Con aciertos y errores, con altas y bajas, la editorial Cal y Arena, que comenzó en 1988 como iniciativa de un grupo de entonces jóvenes escritores que buscaban un espacio para la publicación de sus obras, llega a sus 25 años de edad.
Nombres como Carlos Mosiváis, Rubem Fonseca, Héctor Aguilar Camín, Xavier Velasco, Ángeles Mastretta y Elena Poniatowska, figuran en la lista de autores publicados por este sello editorial al que, no obstante, se le ha criticado tener poca difusión fuera de México, el no apostar por la venta de derechos para la traducción de sus autores y ser una editorial selectiva, cercana a determinado grupo ideológico.
“Hemos tenido las de cal y las de arena”, reconoce Rafael Pérez Gay, director de esta casa editorial.
El mayor reto, admite, ha sido entender que el libro electrónico es parte del futuro editorial: “Estoy convencido de que el libro en papel no va a desaparecer, pero del mismo modo estoy persuadido de que se va a combinar con el libro electrónico y con las diferentes tecnologías que implica”.
Ante ese fenómeno de transición, el sello ha comenzado por apostar a la comercialización de sus libros en Web, mediante convenios con Amazon y Gandhi.
“Tenemos ya como 35 libros en iBooks en sus distintos dispositivos, Kindle o iPad, y el año que entra pensamos entrar de lleno al libro electrónico; esperamos hacer otros convenios para que los lectores puedan tener los libros en los distintos dispositivos”, cuenta en entrevista Pérez Gay, también colaborador de EL UNIVERSAL.
Esos aires de transformación vendrán acompañados de otras propuestas, como la de ser una editorial dedicada a la literatura:
“A partir de los 25 años quiero darle un cambio y una variación: que sea una editorial cuya fuerza esté en la literatura”, asegura el editor, escritor y periodista.
Para lograr este objetivo, la editorial Cal y Arena ha lanzado dos nuevas colecciones. Una de ellas es “ESENCIALES DEL XX”, cuyo primer volumen se presenta mañana en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y reúne la obra de Ricardo Garibay, uno de los escritores más prolíficos y polémicos del siglo XX.
La propuesta, explica Pérez Gay, es que la obra de autores como Garibay, Renato Leduc e Inés Arredondo figure de nuevo en el mercado editorial y atraigan a nuevos lectores, en especial a los jóvenes.
Otro de los lanzamientos en el marco de los 25 años de la editorial es la colección “Ensayo personal”, la cual tiene como primer libro No hubo barco para mí, de Luis González de Alba.
Esta colección, comenta el propio autor, busca posicionar al ensayo “no como lo conocemos ahora, sino como cuando un autor inquiere a su propia alma y se responde sobre asuntos muy importantes y personales”. Para muestra este primer tomo, que también se presenta hoy a las 19 horas en la FIL Guadalajara, donde González de Alba reconstruye los años 70, pero también aborda el mundo gay, el mundo cultural y algunas claves políticas de esa época.
Para 2014, adelanta Rafael Pérez Gay, la editorial continuará con la publicación de la colección “Los Imprescindibles de la Literatura Mexicana”, que esta vez estará dedicado a José Vasconcelos, así como la publicación de libros de autores como Guillermo Fadanelli (Crónicas de viajes), Luis Zapata (Como sombras y sueños) y Geney Beltrán Félix (Cualquier cadáver).
Sin embargo, Pérez Gay reconoce que uno de los grandes desafíos de esta editorial fundada por escritores como Luis Miguel Aguilar, Sergio González Rodríguez, José Joaquín Blanco y Antonio Saborit, sigue siendo mantenerse a flote ante las grandes editoriales españolas. “Somos una editorial pequeña que tiende a ser mediana, vivimos de nuestros libros, de las ventas que realizamos con cada uno de los libros. Han pasado 25 años y esto se dice fácil, pero ha habido muchos cambios en la composición cultural y literaria del mundo”.
La propuesta, dice el director de la editorial, es convencer a los libreros de que los libros mexicanos tienen tanto valor como los españoles y de que un buen libro mexicano debe tener espacio en las librerías mexicanas, tanto o más que el español.