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Las imágenes de las víctimas del ataque químico del 21 de agosto en las afueras de Damasco, la capital siria, fueron perturbadoras: cuerpos yacientes de niños y adultos con convulsiones, parálisis muscular, vómitos, secreción nasal y ojos llorosos, en algunos casos como preámbulo de una muerte prolongada y dolorosa.

Análisis de muestras de afectados y de miembros de equipos de primeros auxilios que asistieron al lugar, donde murieron al menos mil 400 personas, apuntan a que se habría usado gas sarín, un arma química de destrucción masiva clasificada dentro de los agentes nerviosos neurotóxicos de rápida acción.

David Cameron, primer ministro del Reino Unido, aseguró que científicos de las instalaciones militares británicas de Porton Down analizaron muestras tomadas en el sitio del ataque y concluyeron que se trató del mencionado agente. Esta versión coincide con la de EU, cuyo gobierno culpa al régimen sirio del ataque.

Por su composición, que incluye sustancias organofosfatadas, los agentes neurotóxicos actúan en forma similar y producen daños parecidos a los que provocan ciertos insecticidas. Específicamente, el sarín —que no existe en la naturaleza— fue fabricado en 1938 en Alemania como pesticida. Tras concluir la Segunda Guerra Mundial se usó como arma química.

Aunque el sarín -y otros agentes nerviosos como el VX o el somán- son sumamente volátiles, las huellas de su efecto pueden rastrearse no sólo en las ropas y cuerpos de las víctimas, sino también en porciones de tierra y agua de la zona donde se arrojó. Para ello se buscan “marcadores”, es decir, sustancias remanentes tras la dispersión del gas.

Marcadores tóxicos

Con las evidencias disponibles, dice el químico Benjamín Ruiz Loyola, “lo que probablemente van a encontrar los laboratorios de la OPAQ (Organización para la Prohibición de Armas Químicas, que analiza las evidencias) es que se usó gas sarín en Siria; lo difícil será establecer, a partir de ese resultado, quién lo usó, si el gobierno o los rebeldes”.

El gobierno del Reino Unido no especificó qué trazas de sarín se hallaron en las muestras que dice poseer, pero estos detalles son importantes. Entre los expertos en armas químicas, un test que arroje positivo para el ácido isopropil metilfosfónico (IMPA) sería una señal inequívoca del empleo de dicho agente.

Esa sustancia es el primer producto de la degradación del sarín, que comienza a dispersarse al contacto con el agua, sea líquida o parte de la humedad en el aire. Pero si las muestras tienen semanas de antigüedad, será difícil que las pruebas de laboratorio detecten al IMPA.

A su vez, el IMPA se descompone en otras sustancias relacionadas como el ácido metilfosfónico MPA, que permanece varias semanas en el ambiente. El gran reto es que éste puede derivarse de otros agentes nerviosos como el VX, el somán o el ciclosarín, lo cual dificulta más a los investigadores discernir su origen.

“Sí hay posibilidad de que fuera otro agente. Podría ser un derivado del sarín, llamado ciclosarín, que se evapora lentamente, o una mezcla de aquel con VX, la cual actúa muy rápidamente y cuya acción dura más tiempo que el sarín por sí solo”, dice el doctor Ruiz Loyola. “Eso lo dirán los análisis químicos”.

El investigador de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM y ex inspector de armas en Irak aclara que este proceso es complejo y dilatado (puede durar semanas), pues se deben recoger y enviar a laboratorios decenas o cientos de muestras, que son analizadas con equipos como el cromatógrafo de gases y el espectrómetro de masas.

¿Industrial o casero?

Otra incógnita es determinar el nivel de pureza del sarín, lo cual, según algunos analistas, podría aportar indicios de su procedencia. En estado puro de uso militar sería más factible suponer que fue fabricado y usado por el régimen sirio; si fuese casero, entonces -en teoría- sería lógico pensar que los responsables del ataque fueron los rebeldes.

El sarín de uso militar y producción masiva no podría dar origen a los mismos subproductos que se generarían como derivados de las formulaciones “caseras” del agente, además, las trazas de impurezas permanecerían en el suelo.

Pero el doctor Benjamín Ruiz descarta que esto pueda determinarse mediante el análisis químico, pues se necesitaría acceder al agente empleado y conocer su composición exacta. Tampoco podría descartarse que los rebeldes se hubieran apoderado de arsenales del gobierno.

La Federación de Científicos de EU (FAS) reconoce que Siria podría poseer gas mostaza, además de sarín y VX. Y advierte en un documento que desde 2012 se ha avizorado la posibilidad de que organizaciones terroristas u otros grupos violentos se apoderen de arsenales químicos ante el eventual colapso del Estado.