Al alza superhuracanes
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Cuando el huracán Katrina alcanzó las costas de Luisiana a lo largo del Atlántico a fines de agosto de 2005, con vientos de hasta 200 kilómetros por hora, ya no era un “monstruo” de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson como fue clasificado durante su tránsito inicial, pues se había degradado al nivel 3.
Aun así, su poder destructivo —un ciclón libera una energía promedio equivalente a 600 billones de watts— ocasionó uno de los mayores desastres en la historia de EU, con inundaciones que arrasaron 300 mil hogares, más de 1,800 muertos y pérdidas económicas por unos 125 mil millones de dólares.
Después de ese trágico suceso los modelos climatológicos alimentaron el temor de los pobladores en zonas costeras del Golfo de México, pues pronosticaban un aumento en la cantidad de huracanes categoría 5 —con vientos de hasta 300 kilómetros por hora— en la región. Sin embargo, eso no sucedió, pues después de Félix, en 2007, no se registró ningún otro.
Ahora, la alerta suena de nuevo: modelos del clima predicen que mientras el número total de ciclones tiende a decrecer por efecto del calentamiento global, los de mayor intensidad serán más frecuentes.
Basado en los cálculos de Philip Klotzbach y William Gray (EU), el Servicio Meteorológico Nacional prevé asimismo que esta temporada la actividad ciclónica estará por encima del promedio, con 18 huracanes en el Atlántico y 14 en el Pacífico. De ellos, 8 serían intensos.
“La nueva temporada de superhuracanes podría empezar a partir de este 2013”, comenta Víctor Manuel Velasco, del Instituto de Geofísica de la UNAM, quien a través de un modelo matemático pronostica que habrá de cuatro a seis de estos fenómenos entre el presente año y 2018.
Según su modelo, que halló regularidades en la ocurrencia de estos huracanes mediante el análisis de los registrados de 1950 a 2007, las zonas “cuna” donde podrían originarse —caracterizadas por alojar aguas cálidas profundas— abarcan la costa este de EU, el Golfo de México, el Mar Caribe y costas de Centroamérica.
Mayor destructividad
El investigador Kerry Emanuel, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, fue el primero en sugerir un posible vínculo entre el calentamiento del planeta y el aumento en la formación de ciclones de gran intensidad, en un artículo publicado en 2005 en la revista Nature.
Otro estudio conducido en 2008 por científicos de la Universidad Estatal de Florida y la de Wisconsin-Madison (EU) encontró también una conexión entre el aumento de temperatura y el fortalecimiento de los huracanes en décadas recientes. Esta teoría es conocida como heat-engine (motor de calor)
“En la medida que los océanos se calientan alojan mayor energía que puede ser convertida en vientos ciclónicos tropicales”, advierte James B. Elsner, autor principal del estudio publicado en 2008 también en la revista científica Nature.
Velasco aclara que a diferencia de otros análisis, que emplean simulaciones, en su caso tuvo que desarrollar una nueva herramienta matemática para estudiar las tendencias de los ciclones, la cual integra tanto las temperaturas y vientos como factores externos tipo el fenómeno El Niño (alteraciones en el patrón de flujo de corrientes oceánicas).
Pero para el investigador Jorge Zavala Hidalgo, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, para sustentar este tipo de predicciones es necesario cotejar las estadísticas históricas sobre frecuencia de huracanes tipo 5 con datos obtenidos directamente de las observaciones.
Gran impacto social
Por su parte, el investigador Aslak Grinsted, del Centro de Hielo y Clima del Instituto Niels Bohr en la Universidad de Copenhague, también encontró, mediante una herramienta de análisis estadístico desarrollada por él, que desde 1923 la cantidad de ciclones de gran oleaje e intensidad ha mostrado una tendencia creciente.
En México, Víctor Magaña y Carlos Gay, también del CCA, han pronosticado que el alza gradual en la temperatura de las aguas oceánicas generará más huracanes intensos de categorías 4 y 5. En un recuento de fenómenos naturales registrados de 1963 a 1992, el primero encontró que los relacionados con la atmósfera son los que más daños han ocasionado.
En porcentajes, Magaña observó que los ciclones tropicales afectaron a la humanidad en 35% de los casos evaluados en el periodo mencionado, mientras a las inundaciones correspondió 32%, a las sequías 23% y a los terremotos 10%.