"Cultura, básica para entender a una sociedad": Martínez Assad
GALARDONADO. El miércoles, el historiador recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía. (Foto: PATRICIA JUÁREZ / EL UNIVERSAL )
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El historiador Carlos Martínez Assad no desaprovechó el momento y cuando el presidente Enrique Peña Nieto le entregó el pasado miércoles el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía —que compartió con el antropólogo Roger Bartra—, le externó su preocupación por el centralismo que prevalece en el país, esa obsesión de la clase política porque todo se quede en la ciudad de México.
“Me permití decirle al Presidente de la República que habría que hacer algo respecto al centralismo político del país que está provocando muchísimos problemas y que esto se manifestaba muy claramente con la autorización del nuevo aeropuerto de la ciudad de México en el Lago de Texcoco, parece como si no aprendiéramos nada de las inundaciones en Guerrero, en Tabasco”, señala el investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En entrevista con este diario, el historiador y sociólogo (Amatitlán, Jalisco, 1946) señala que en la ciudad de México vivimos 20% del total de los habitantes del país en un poco más de 1% del territorio nacional, lo que significa que en 99.9% del territorio nacional vive el resto de la población. “México es probablemente el país más centralizado de América Latina; mientras que la media a nivel internacional es de 50%, México está centralizado en 80%, creo que tiene que haber voluntad política para que esto cambie”.
A esa problemática ha dedicado su carrera. Sus trabajos e investigaciones tan diversos que incluyen colecciones de libros y revistas, novelas, cuentos, documentales y análisis con base en archivos fotográficos, tienen que ver, señala el historiador, con conocer más el país y darle más posibilidades a las regiones de México y evitar esta suerte de esquizofrenia que se vive en relación a cómo vivimos concentrados todos en la ciudad de México.
“Creo que la característica y la línea rectora de mi trabajo es la diversidad, entender que las sociedades son muy diversas y que ahí radica la riqueza de esas sociedades y por esas razones un investigador en la actualidad no puede cerrar los ojos ante determinadas cuestiones y abrirlo solo frente a otras”, afirma Martínez Assad.
El miembro del Sistema Nacional de Investigadores, que ha abordado la sociología y la historia regional, el sistema político mexicano, la diversidad religiosa, las representaciones culturales en la ciudad de México y en el cine, pero también los migrantes y la situación del Medio Oriente, asegura que le interesa la sociología como rectora de la investigación de las imágenes, del cine, de la literatura, de muchos aspectos culturales y no solamente de lo estrictamente social y lo estrictamente político.
Carlos Martínez Assad se ha forjado una trayectoria en la tradición de sociólogos como Fernand Braudel, de quien es muy difícil entender su planteamiento histórico sin el peso que le da a lo cultural.
“Creo que no soy original pero sí ha sucedido que algunos han olvidado que la cultura es el núcleo más importante que nos permite explicarnos el funcionamiento y el desarrollo de una sociedad”, señala el autor de Los cuatro puntos orientales. El regreso de los árabes a la historia, Los rebeldes vencidos, Cedillo contra el estado Cardenista, La ciudad de México que el cine nos dejó y En el verano la tierra, novela que reeditará Seix Barral en 2014.
Martínez Assad es un historiador y sociólogo único, ha impulsado como pocos la historia de las regiones, así publicó durante varios años la revista Eslabones y editó, con apoyo de Conaculta, más de 80 títulos en la colección “Regiones”; también es singular porque ha demostrado que los archivos fotográficos son fundamentales contar la historia.
“No es fácil, en algunos momentos tuve que enfrentar críticas al uso de las imágenes, por ejemplo, en la actualidad se amplía más el uso de las fotografías en los libros históricos, presentar las fotografías de la época, los personajes; en el pasado había historiadores que me decían ‘¿por qué pones tantos monitos en tus libros?’… Yo no uso la fotografía para ilustrar una idea o para ilustrar un documento, la uso como evidencia”, afirma.
Aún ahora no sabe explicarse cómo superó el miedo para abordar diferentes temas desde diversas formas de trabajo.
“Hice colecciones de libros, colecciones de revistas, pero también he hecho documentales, escrito novelas, publicado cuentos y todo eso sin alejarme de la historia, en algunos casos acercándome a la ficción pero tratando de ser muy coherente con el momento histórico que estoy relatando, no puedo abandonar nunca mi posición como historiador o como sociólogo, así que mi acercamiento con el cine o la literatura ha sido desde una perspectiva muy académica”.