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Frida, sin tapujos desde el baño

Sonia Sierra | El Universal
00:05Jueves 01 de agosto de 2013

Jesusa (izq.) y Marcela Rodríguez (izq.), directora y compositora de "Las cartas de Frida, ópera de toilette", llevan la obra al Teatro de la Ciudad "Esperanza Iris". Jorge Serratos / EL UNIVERSAL

La ópera, que se estrenó en Berlín en 2011 y después tuvo una breve temporada en la UNAM, se basa en el diario y cartas de la artista, algunas de las cuales se hallaron en su baño, que fue abierto en 2004. Cortesía

La puesta es interpretada por Catalina Peralta, hija de Marcela. Cortesía

Para Jesusa Rodríguez, quien codirige con Clarissa Malheiros, "hoy existen dos Fridas, la Frida artista y la Frida comercial, fridatizada, privatizada, que nos meten en llaveros y postales hasta el hartazgo". Cortesía

Para componer la ópera, Marcela Rodríguez eligió 12 cartas en las que están los pensamientos de Frida para Diego y para sus amigos. Las ideas de la pintora sobre la creación artística, las políticas del Surrealismo, el dolor físico y sus relaciones personales e ideales son los temas coyunturales de la obra. Cortesía

"Las cartas de Frida" estará acompaña de la presentación del disco con la música escrita por Marcela Rodríguez, quien recalcó la importancia de que haya en el país apoyos para la ópera de cámara, un género que da muchísimas posibilidades. Jorge Serratos / EL UNIVERSAL

La pera retoma las palabras de Frida Kahlo sobre cmo se cre este cuadro

REPRESENTACIÓN. La ópera retoma las palabras de Frida Kahlo sobre cómo se creó este cuadro . (Foto: CORTESÍA )

Marcela y Jesusa Rodríguez hablan de la ópera que presenta un lado poco conocido de la pintora; la auténtica, pensante y malhablada. La obra se basa en el diario hallado en la Casa Azul

ssierra@eluniversal.com.mx

"Hemos dejado de ver los cuadros de Frida Kahlo por ver al personaje", sentencia la compositora mexicana Marcela Rodríguez, autora de la ópera Las cartas de Frida, una propuesta que escudriña en lo más íntimo de la artista: en la palabra, para presentar aquellas otras facetas que a menudo aparecen opacadas: la Frida malhablada, dueña de la palabra, sincera, pensante.

En dos películas -de Paul Leduc y de Julie Taymor-, en una opera-musical de Robert X Rodríguez, en decenas de canciones y obras de teatro, la vida de Frida Kahlo se ha narrado. Incluso, esta semana se anunció que también será llevada a una coreografía de Elisa Carrillo. Sin embargo, para Marcela y Jesusa Rodríguez hoy es urgente recuperar lo auténtico de la obra y de la persona de Frida, nacida en 1907 y fallecida en 1954.

La compositora y la directora encabezan Las cartas de Frida, ópera de toilette, que será puesta en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, los días 23, 24 y 25 de agosto, tras estrenarse en Berlín en 2011 y tras una breve temporada en la UNAM.

Esta ópera no cuenta la vida de la artista. "No me ha gustado nada de lo que se ha hecho -afirma Marcela-. A mí ya ver la vida de Frida me da una güeva espantosa. Me parece aburridísimo. Hay como un mito de la relación con Diego y de los reventones que no me interesa. Me encanta la honestidad de Frida".

La ópera, más bien se basa en las palabras de Frida, en su Diario, en sus cartas, algunas de ellas publicadas en el libro de Raquel Tibol (Escrituras de Frida Kahlo) y otras que son parte de las que se hallaron en el baño de la artista que fue abierto en 2004. Es interpretada por Catalina Peralta, hija de Marcela, y codirigida por Clarissa Malheiros y Jesusa Rodríguez, quien no duda en afirmar: "Hoy existen dos Fridas, la Frida artista y la Frida comercial, ‘fridatizada', privatizada, que nos meten en llaveros y postales hasta el hartazgo".

La actriz, directora y activista social que desde niña, en Coyoacán, conoció la casa, la obra y todo el universo de Frida Kahlo y que ha creado obras de teatro y cabaret acerca de la pintora, opina que aquélla se ha vuelto objeto de comercio y casi una caricatura, mientras que su pintura ha acabado por ser "una ventana folclórica al mundo cuando ella es todo menos folclórica".

"A Frida se le ha hecho muy poco favor convirtiéndola en un objeto comercial. Lo que es muy curioso, sin embargo, es que a nivel popular sí se ha vuelto muy conocida, y la gente la lleva en la bolsa del mandado. La otra Frida, la que se vende en las pañoletas caras de Pineda Covalín y en las joyas, las modas, los perfumes y todo eso, es la que da mucha tristeza: es lo que Frida no hubiera querido ser".

El valor de la palabra

Marcela Rodríguez, compositora de las óperas La Sunamita y Séneca o todo nos es ajeno, describe que en esta ópera no se cuenta una historia, sino que ella eligió 12 cartas donde están los pensamientos de Frida para Diego y para sus amigos:

"Fue un placer, las palabras me dieron la música. Escogí las que pensé que se podían cantar más, con contenido más atractivo, divertido; generalmente Frida Kahlo es muy atractiva escribiendo".

Los fragmentos tomados para la creación de la ópera abundan en las ideas de la pintora sobre la creación artística, las políticas del Surrealismo, el dolor físico y sus relaciones personales e ideales.

Hubo características específicas del lenguaje de la artista que Marcela Rodríguez tomó: "El lenguaje de Frida es bellísimo, con un sentido del humor enorme y una crítica social tremenda. Fue una mujer inteligente y honesta. En una carta, por ejemplo, dice ‘yo no soy pintora ni un carajo, no soy nada y la gente cree que dibujo muy bien'. O sea, Frida nunca se la creyó. La manera que tiene de hablar es muy natural".

Mientras que Jesusa Rodríguez agrega: "No tiene miedo a las palabras, si te fijas en las calles de México la gente habla con groserías y chingaderas, ésa es nuestra forma de hablar, pero después al pasar una puerta cambian, somos simuladores. Frida no tiene pelos en la lengua, sólo los tiene en las cejas".

Clarissa Malheiros apunta: "Las palabras de Frida son tan elocuentes como su pintura".

La puesta en escena de Las cartas de Frida estará acompaña de la presentación del disco con la música escrita por Marcela Rodríguez, quien ayer recalcó qué importante que haya en este país apoyos para la ópera de cámara, un género que da muchísimas posibilidades.

Más allá de la moda

En 1983, 30 años atrás, Jesusa Rodríguez llevó a El Hábito la puesta Trece señoritas, que era una homenaje a la pintora y donde trabajó con Magali Lara, Carmen Boullosa y Liliana Felipe; fue una obra realizada cuando todavía Frida no era una figura protagonista del mercado del arte.

Posteriormente, con los recursos que da el cabaret, Jesusa Rodríguez construyó una pieza con ingredientes y referencias a la marihuana, la borrachera, las sustancias en el mundo de la pintora, todo muy ligada al mundo prehispánico.

"Frida era espectacular y se producía, se ponía muchas cosas encima, pero no en un sentido de fashion, sino retomando lo prehispánico, las culturas indígenas que al fin y al cabo aquí están. La resistencia de este país está en los textiles. Son siglos de resistencia. No deja de ser patético el esfuerzo neoliberal por convertir a Frida en un objeto suntuoso de aeropuerto. Para mí, Frida, de entrada, fue una persona, porque como nacimos muy cercanas a su casa, mi mamá tenía relación con ella a través del plomero... siendo muy niñas íbamos a la casa y a mí lo que me más me impactó fue Unos cuantos piquetitos, ese cuadro se me quedó. Ahora, en esta ópera es otra Frida, una Frida auténtica, pensante, muy malhablada, pero no gratuita. Es sincera en este país de la simulación", concluye Jesusa.



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