El boom de ilustradores de libros infantiles
DE JUAN GEDOVIUS. Una de sus grandes creaciones . (Foto: CORTESÍA )
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Alejandro Magallanes (DF, 1971) tiene más de 50 libros publicados y más de 600 carteles diseñados, es el creativo de NO+ SANGRE y diseñador de editorial Almadía, es el más reconocido cartelista mexicano a nivel internacional y fue el encargado de hacer el arte del Cervantino 2009 y del Vive Latino 2013; Gabriel Pacheco (DF, 1973) ha publicado más de 20 libros en México y en otros seis países; hizo un mural gráfico de 50 metros lineales para el Museo de la Navegación en Sevilla y el diseño de un perfume para Loewe.
Juan Gedovius (DF, 1973) tiene más de 70 libros publicados, es escritor, músico e ilustrador, su trabajo ha aparecido en revistas, carteles, folletos, manuales, discos, libros de texto y literatura, escenografías, murales y reproducciones a gran escala; Cecilia Rébora (Guadalajara, Jalisco, 1973) tiene estudios internacionales en ilustración, diseño gráfico y publicidad; ha publicado más de 35 libros y es la ganadora del Segundo Catálogo Iberoamericano de Ilustración convocado por Fundación SM con El Ilustradero y La FIL Guadalajara.
Estos cuatro ilustradores cuentan ya con una larga trayectoria; los tres primeros tienen infinidad de libros ilustrados en México, América, Europa y Asia, varios premios prestigiosos y un amplio panorama creativo: no se ensillan en libro infantil o juvenil, también desarrollan trabajos en la ilustración publicitaria, de arte, conceptual o social. Ellos se reconocen como parte de una generación que está conquistando el mundo.
Arte hecho en México
Magallanes es un experimentador a la caza de soportes, indaga en todas las plataformas, técnicas y materiales. Diseña carteles y libros, hace instalaciones, practica las intervenciones fotográficas y la animación en video; "Hay en nuestro país muchos Méxicos y en el diseño se refleja".
Gabriel Pacheco, quien radica en Buenos Aires, es uno de los ilustradores mexicanos con gran reconocimiento internacional, incluso más que en México, donde hace unos días dio un taller en IBBY México.
Su reflexión es: "Calificaría la situación de México como de gran contraste, como su sociedad; por un lado hay figuras importantes, Manuel Monroy, gente como Fabricio Vanden Broeck, Gerardo Suzán, gente que ya tiene muchos años trabajando, el otro extremo, en general, es gente que no da el siguiente paso, que aún está un poco como dando tumbos entre ciertas ideas y hay más o menos una juventud, una nueva generación que está empujando bastante fuerte".
El ilustrador de libros de literatura infantil y juvenil como El libro de la selva y La bruja y el espantapájaros asegura que hoy en día hay muy buenos ilustradores, pero también otros que se van mucho a la moda.
"Es una generación con parámetros muy superficiales. No sé si se deba a un impulso que se le ha dado al libro infantil y juvenil; en España, Francia, Italia, NY están influyendo y están abriendo canales, por ejemplo la idea de un editor independiente, de la autoedición, un ilustrador que ya puede verse así mismo".
El hecho de salir a conquistar al mundo o desde nuestro país tejer lazos con editoriales que les publican en varios idiomas, ha comenzado a dar como resultado una generación más vigorosa.
Juan Gedovius, el artista de la obra hermosamente monstruosa que incluye dragones y dinosaurios, que imagina seres fantásticos como los que aparecen en Encimosaurio, Rípit, Trucas y El Tintodonte, hace un balance sobre la ilustración para la literatura infantil en México:
"Creo que la calidad de las ilustraciones generadas en México ha ido en aumento exponencialmente, hoy día es fácil encontrar nuevas y mejores propuestas gráficas. No son más ‘dibujitos que acompañan un cuento', al contrario, narran, estimulan, y sobre todo, complementan y enriquecen para gestar una mejor publicación".
Gedovius coincide con Pacheco en que la ilustración mexicana ha alcanzado un nivel importante por sí sola, más que por el incremento de la literatura infantil y juvenil, aunque acepta que eso ayuda. "Ciertamente se publica mucho y seguro algo tiene que ver, sin embargo, creo que hay un aumento de ilustradores porque hoy la ‘ilustración' es más conocida como actividad en sí, no hace mucho era evanescente. Yo personalmente opté por no decir ‘ilustrador' a la pregunta ‘¿a qué te dedicas?', pues invariablemente tenía que explicarlo".
Para Cecilia Rébora, quien ha dado vida a En la selva de niebla y Sabe Pupeta, la fortaleza de la ilustración mexicana tiene que ver con que hay varias editoriales que apuestan por libros de calidad y arriesgan en propuestas novedosas. "Creo que es un buen momento para los libros infantiles en México aunque muchas otras todavía prefieren comprar derechos de libros extranjeros y eso complica las oportunidades acá".
Allende nuestras fronteras
Gabriel Pacheco no duda en señalar que hay algo que los ilustradores están haciendo que los editores no: abrirse a las propuestas; razón por la que muchos ilustradores han dejado México para buscar posibilidades.
"Me sorprendo que a veces no se conozca mi trabajo porque tengo muy poco publicado acá (México), en realidad mi trabajo más fuerte está en otros lados: España, Italia o Corea, el problema es que son muy pocos los libros que llegan o llegan después de años", asegura.
Gedovius señala: "No sé si en la actualidad los ilustradores mexicanos publican más libros fuera de México, pero sí tienen mayor proyección internacional; es decir, las mismas editoriales y sus filiales lo logran, la venta de derechos, la posibilidad del contacto e intercambio a nivel global vía internet".
En el DF, Guadalajara, Tijuana, Oaxaca -a través del Centro de las Artes de San Agustín Etla- y Puebla se han comenzado a conformar centros importantes de ilustradores que siguen los pasos de los grandes.
Rébora cree que los concursos y catálogos internacionales, ferias, agentes, talleres y el Internet han permitido que se les empiece a reconocer fuera del país. Magallanes asegura: "En México hay gente joven que habla de diseño gráfico y que no se limita a nuestro país, son navegantes de Internet". Para Pacheco, "el ilustrador es un creador de contenidos, pero en México aún hay mucho por hacer porque el nombre del ilustrado en los libros va más chiquito que el del autor".