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De la literatura a la ópera

Alida Piñón| El Universal
00:05Martes 27 de agosto de 2013

El FIC implementa un nuevo apoyo al desarrollo de la ópera en México, con el que busca propiciar la escritura de nuevas óperas en las que colaboren un compositor, un libretista y un director de escena mexicanos. (En la imagen, escena de la ópera "Únicamente la verdad"). Cortesía Ana Lourdes Herrera/Pro Ópera

Como parte de este proyecto, se presentará una nueva versión de la ópera-cine "Bola negra", con música de Marcela Rodríguez, libreto del escritor Mario Bellatin y dirección de escena de Jesusa Rodríguez. Cortesía FIC

OM21, como se denjomina este proyecto, también pone en la mesa la necesidad de reflexionar sobre quiénes son los creadores que se han enfocado a la ópera como medio de expresión para hablar sobre los temas de nuestro tiempo. (En la imagen, el escritor Mario Bellatin). Especial

Los casos no siempre han sido afortunados, por ejemplo cuando Carlos Fuentes escribió el libreto de "Santa Anna" (en la imagen) con música de José María Vitier, la expectativa era mayúscula. El estreno, una decepción que pocos se atrevieron a expresar en voz alta. Especial

En la ópera existe la percepción –sobre todo en los tradicionales- que son pocos los títulos escritos en el siglo XX sobresalientes y en el siglo XXI la cifra se reduce aún más, es decir, que existen pocas obras actuales que aborden temas que atañen a este tiempo. Cortesía Ana Lourdes Herrera/Pro Ópera

El Cervantino apostará porque los escritores y dramaturgos se introduzcan a un mundo que ofrece a los autores libertad creativa, pero también desafíos que sólo la ópera es capaz de propiciar. Cortesía Ana Lourdes Herrera/Pro Ópera

Es autor del libreto de  la pera-cine

MARIO BELLATIN. Es autor del libreto de la ópera-cine "Bola negra". Se llevará a escena con un octeto de coro, tres cantantes y un trío instrumental. (Foto: CORTESÍA FIC )

El Cervantino apostará por escritores y dramaturgos como libretistas de las obras Bola negra y La ópera de los perros héroes. Las opiniones están divididas en torno de la incursión de narradores en este arte

ana.pinon@eluniversal.com.mx

El Festival Internacional Cervantino implementará a partir de este año un nuevo apoyo al desarrollo de la ópera en México: OM21 (Ópera mexicana 21), que busca propiciar la escritura de nuevas óperas en las que colaboren un compositor, un libretista y un director de escena mexicanos, con la idea de que el festival produzca algunas de las presentaciones que lleva a cabo.

Como parte de este proyecto se presentará una nueva versión de la ópera-cine Bola negra, con música de Marcela Rodríguez, libreto del escritor Mario Bellatin y dirección de escena de Jesusa Rodríguez. El siguiente año la encargada de escribir un libreto será Cristina Rivera Garza y la música será de Javier Torres Maldonado.

Ópera mexicana 21 es para la comunidad una buena noticia porque sumada al otro proyecto institucional de la renovación de la Ópera de Bellas Artes, del INBA, se presentan opciones para tratar de revivir, como escribió el crítico José Noé Mercado en el libro Luneta 2. La ópera que tenemos en México a un "cadáver que camina".

Sin embargo, OM21 también pone en la mesa la necesidad de reflexionar sobre quiénes son los creadores que se han enfocado a la ópera como medio de expresión para hablar sobre los temas de nuestro tiempo. Para algunos, esos creadores son realmente muy pocos. En música los compositores más reconocidos son Federico Ibarra, Gabriela Ortiz, Marcela Rodríguez y Víctor Rasgado; en dirección de escena se suman varios nombres más, como César Piña y Enrique Singer.

¿Y en el libreto? Este rubro es un tema muy complejo porque los escritores, dice Federico Ibarra, son creadores acostumbrados a trabajar en solitario, no suelen conocer los requerimientos de un solista y, menos de un coro; además, agrega el cantante Charles Oppenheim, tampoco están familiarizados con el canto, es decir, en el papel podrá ser ideal un texto pero al cantarlo la sonoridad y ritmo tienen sus particularidades y son puntos que deben tomarse en cuenta.

Aun así, el Cervantino apostará porque los escritores y dramaturgos se introduzcan a un mundo que, coinciden Mario Bellatin y Verónica Musalem, ofrece a los autores libertad creativa, pero también desafíos que sólo la ópera es capaz de propiciar.

La ópera, reto literario

La ópera Bola negra. El musical de Ciudad Juárez nació de la literatura de Bellatin. Se trata de un cuento que fue adaptado para un trabajo cinematográfico musicalizado por Marcela Rodríguez. El proyecto lo denominaron "ópera-cine"; para algunas miradas la producción no podía ser considerada ópera, no en el sentido tradicional -incluso la compositora ha reconocido que no podría ser considera así porque no hay una acción dramática-. Sin embargo, para otros lo es, en definitiva.

La cinta coproducida por En chinga producciones y el INBA se estrenó en 2012; en el Festival Cervantino se ampliará a un montaje en vivo acompañado de un octeto de coro, tres cantantes profesionales y un trío de instrumentos.

"Trabajar con Marcela Rodríguez es una experiencia enriquecedora, porque es una compositora que considera al arte como un todo envolvente, y quizá ése sea uno de los motivos por los que precisamente compone dentro de una disciplina que es sumamente abarcadora de otras manifestaciones artísticas. Estoy seguro que la presentación en el Cervantino nos sorprenderá muchísimo.

Sobre todo a los propios creadores. Saldremos a escena dirigidos por una directora que a su vez dirigirá a la directora musical, y estará en simultáneo la ópera filmada y la ópera en vivo", explica Mario Bellatin.

Sobre su incursión en el género, comenta: "Sí me convocan por supuesto que escribiría más para ópera; siento que a partir de la escritura se puede hacer que los géneros no sean estáticos. Estoy seguro de que la mejor ópera es la que sorprende y el mejor libro es el que no se lee como se pensaba debía leerse. El único guión que puede contar es el no aburrido".

El interés de Bellatin por el género continúa, además del trabajo con Rodríguez escribe actualmente un nuevo libreto, El hombre de dinero, con música de Rogelio Sosa. "No dejo de aprender de estos creadores. Hacer óperas con ellos es como asistir a verdaderos centros de creación, lugares que me sirven para darle fuerza a mi propio trabajo".

Por su parte, la escritora y dramaturga Verónica Musalem, quien ha trabajado con Federico Ibarra en las óperas El juego de los insectos -estrenada sólo como lectura- y Antonieta -representada en el Teatro Raúl Flores Canelo; además de escribir el libreto de la ópera infantil

La tumba de los dioses, asegura

que crear junto con el compositor fue "muy interesante" y "un gran desafío".

"El maestro me ha ayudó a entender el trabajo de un escritor en un libreto, vimos mucha ópera y después hice el libreto de El juego de los insectos, del que salieron hasta cinco versiones, fue un gran reto para mí porque todo un mundo debe quedar contenido en pocas cuartillas; un actor puede hablar todo el tiempo si es preciso pero un cantante no. También tuve que entender cómo debía escribir para un coro, pero el gran desafío como escritora fue comprender a la palabra que será cantada. Por suerte, Federico Ibarra es un amante del género, pero también es un hombre que conoce el teatro y se convirtió en un gran guía para mí porque él tiene muy claro que lo más importante es contar una historia con elementos operísticos, por eso trabajamos también en Antonieta, sobre la vida de Antonieta Rivas Mercado, un personaje dramático", dice Musalem.

Género para contar nuestro tiempo

La literatura, la danza, las artes visuales, el teatro, incluso la música se ha ocupado de los temas que atañen a su tiempo. En la ópera, en cambio, para muchos el género mayor, existe la percepción -sobre todo en los tradicionales- que son pocos los títulos escritos en el siglo XX sobresalientes y en el siglo XXI la cifra se reduce aún más. Las razones son diversas, la principal podría ser que producir ópera es muy costoso.

Por eso, la labor de los compositores mexicanos se vuelve excepcional porque su incursión en la ópera no sólo ha llamado la atención por sus propuestas, también porque están intentando acabar con el anquilosamiento del género. De ahí que el libretista debe estar a la altura del compositor.

Los casos no siempre han sido afortunados, por ejemplo cuando Carlos Fuentes escribió el libreto de Santa Anna, con música de José María Vitier, la expectativa era mayúscula. El estreno, una decepción que pocos se atrevieron a expresar en voz alta. La pregunta era por qué un autor que ha sido capaz de entregar a la literatura hispanoamericana grandes obras, un libreto se le diluyó entre las manos.

Ibarra dice: "Escribir en colaboración con un músico puede ser muy difícil para los escritores, recordemos que en el siglo XIX los escritores tenían muy claro el género y su función en el proceso creativo, pero en el XX y en el XXI el escritor no comprende que es un colaborador más de un universo, ¿por qué alguien que no es literato les dice cómo hacer las cosas? La situación no les hace gracia. En mi caso he tenido experiencias muy felices y otras no tanto".



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