Cecilia Appleton, directora de Contradanza, en su quehacer artístico nunca se proyectó hacia el futuro -haciéndolo como un ejercicio mental-, para pensar en que algún día su compañía de danza contemporánea fuera una muy importante, y que durara tantos años montando coreografías en México.

 "Celebrar tres décadas de "Contradanza" ha sido algo muy difícil en un país donde cada vez se disminuyen más los recursos a la cultura, esto provoca que las oportunidades de crecimiento se reduzcan", reflexionó la coreógrafa y ejemplificó que cuando se formó su compañía de danza no pensaron que duraría 30, 40 o 50 años.

"Simplemente hicimos realidad nuestro sueño y actualmente cumplimos el 30 aniversario", declaró la fundadora de la compañía Contradanza que experimenta diversas propuestas de movimiento de distintas formas sin descuidar el fondo, sus coreografías son oníricas y aunadas a una iluminación especial, en la audiencia provocan reacciones inesperadas.

En cierta parte de la pieza Tonos, Desiertos e Identidades con los bailarines Mirta Blostein, Yseye Appleton, Mariana Rosales y Martha Tabacco, una mujer al verse vulnerada, se desgarra las vestiduras en un clímax escénico, -de pronto-, una señora del público, rompió en llanto anónimamente y lo hizo con sollozos incontrolables, esto sin querer atrajo un poco la atención de lugares circunvecinos, pero la confortaron para que pudiera continuar sin interrupciones el espectáculo.

Así se celebró ayer domingo, la clausura de las actividades para este 2013 de "Contradanza", con una placa que develó la actriz Luisa Huertas, junto con la investigadora Margarita Tortajada en el Teatro de las Artes, del Centro Nacional de las Artes (Cenart).

cvtp