La Cenicienta, de la CND, se lleva ovaciones
Propuesta. Los intérpretes llevaron al público al mundo mágico de hada madrina, el príncipe y por supuesto Cenicienta . (Foto: Archivo/EL UNIVERSAL )
La Compañía Nacional de Danza (CND) , bajo la dirección de Laura Morelos, presentó la coreografía "La Cenicienta" , cuento clásico de Charles Perrault, con más de 70 bailarines en escena y un atractivo despliegue escenográfico que cautivó al público en el Palacio de Bellas Artes.
Ante un lleno en la Sala Principal del "palacio de mármol" , la agrupación, que celebra 50 años de trayectoria, mostró experiencia, talento y virtuosismo para interpretar el cuento clásico, ante la miradas de niños, jóvenes y adultos que ovacionaron el bello espectáculo de ballet.
A través de una escenografía completa, necesaria para el desarrollo de la historia, los intérpretes llevaron al público al mundo mágico de hada madrina, príncipe y por supuesto Cenicienta con su zapatilla de cristal, bajo la música de Sergei Prokófiev.
La Compañía Nacional de Danza, que ofrecerá la pieza coreográfica en el mismo recinto cultural los días 18, 24 y 25 de agosto, tuvo anoche una presentación exitosa vez más como desde hace tres años, acompañados por alumnos de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea.
Paisajes de un bosque y un lago, la estancia de una casa y un gran salón, entre otros, fueron cambiando de acuerdo con las escenas de la historia, donde los bailarines, principalmente Cenicienta, hacían gala de un ballet estético y virtuoso.
Otros personajes, ejes básicos de la historia como las hermanastras y la madrastra, hacían de sus actos movimientos chuscos con los que el público rió, a pesar de hacerle la vida complicada a Cenicienta.
Gran colorido de esta coreografía, donde los bailarines interpretaron en cada acto el ballet a su máximo esplendor, a través de solos y en colectivo, con una iluminación a cargo de Rafael Mendoza que enriqueció toda la obra, creada por Ben Stevenson.
Otro de los momentos que cautivó al público fue cuando Cenicienta, gracias a la magia de su hada, consigue el vestuario adecuado para ir al gran baile y conocer al príncipe, pero aún más cuando en el escenario aparece el carruaje con todo y sus caballos (disfrazados) , que la llevaría a su destino.
Niños, niñas, jóvenes y adultos disfrutaron de principio a fin la historia de la bella Cenicienta y su príncipe, pues no perdían detalle de las escenas ejecutadas por los bailarines y las bailarinas, fuertemente ovacionados al final de la pieza coreográfica.
La obra inicia cuando la madrastra y sus hijas bordan chales que llevarían al baile que ofrece esa noche el príncipe en el palacio. Eso no les impide molestar sin piedad al padre de Cenicienta, quien se encuentra en la misma habitación. Al entrar, ella las detiene, y furiosas le ordenan limpiar la cocina, al mismo tiempo que expulsan al padre del cuarto.
Mientras ella limpia, toma el retrato de su difunta madre del sitio donde lo esconde y lo contempla largamente. Su padre llega y ve con tristeza el notable parecido de ella con su primera esposa. Su hija lo trata amorosamente cuando entran las hermanastras, los separan y le arrancan el retrato.
Posteriormente, en el palacio, un bufón recibe a los invitados; el príncipe saluda y galante baila con todas las damiselas, entre ellas las torpes hermanastras. La fiesta se interrumpe con la llegada de Cenicienta en su carruaje. El príncipe la ve y queda perdidamente enamorado de ella.
Se obsequian naranjas a los invitados -el fruto más preciado de la región- sin que una de las hermanastras reciba uno. Cenicienta generosa le ofrece el fruto, cuidando que no se descubra su verdadera identidad.
El príncipe y Cenicienta bailan cuando el reloj hace sonar las 12 campanadas, el vestido de nuevo se convierte en harapos. Mientras huye, Cenicienta pierde una de sus zapatillas de cristal, que el príncipe levanta y conserva como único testimonio de su amor.
cvtp