A la caza de un navío hundido en Campeche
EMBARCACIÓN. Ilustración del navío Nuestra Señora del Juncal, que se hundió en 1631 tras zarpar de Veracruz rumbo a España. (Foto: CORTESÍA INAH )
Video. A la caza de un navío hundido hace 480 años en Campeche
abida.ventura@eluniversal.com.mx
En las profundidades de la Sonda de Campeche yace la leyenda de una nave que naufragó hace 480 años. Desde su hundimiento en 1631, los restos de Nuestra Señora del Juncal, la nave almiranta de la Flota de la Nueva España que llevaba un cargamento de más de un millón de pesos en plata y reales, ha permanecido en la mira de piratas y cazatesoros que han buscado recuperar los metales preciosos con fines económicos y comerciales.
A diferencia de aquellas empresas, con el fin de salvaguardar el patrimonio cultural mexicano sumergido en el mar, desde 1995 investigadores de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH han emprendido un proyecto en busca de los vestigios de esa codiciada embarcación. Pero la tarea no ha sido fácil. A 18 años de haber iniciado la investigación en diversos archivos de México, Cuba y España, el equipo de la arqueóloga Pilar Luna, titular de la (SAS), apenas ha logrado delimitar el área potencial a mil 500 km cuadrados en la Sonda de Campeche.
Sobre esa extensa zona marítima, en el buque oceanográfico "Justo Sierra" del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, los investigadores del INAH, en colaboración con expertos estadounidenses en geofísica y arqueología subacuática, realizaron una expedición en mayo y junio de 2012 para buscar las huellas de la embarcación.
Los pormenores de esa exploración, así como la historia de la mítica embarcación, han salido a la luz en el documental Tras la huella del Juncal: Crónica de una expedición, que el martes pasado inauguró el segundo Ciclo de Documentales de Arqueología Subacuática que durante este mes se proyectarán en el Museo Nacional de Antropología. El documental narra la historia de la embarcación, su naufragio y la búsqueda que los expertos del INAH han realizado para encontrar sus restos.
"Con unos 15 años de investigación podemos decir que creemos que esa es el área de potencial de búsqueda, sin embargo hasta que tengamos el resultado de análisis de los aparatos de geofísica podremos determinar si lo que se detectó corresponde a restos culturales o todavía tenemos que continuar con el resto del área", comenta la historiadora Flor Trejo, quien durante varios años se ha dedicado a documentar la historia de la embarcación y su cargamento a través de diversos archivos históricos.
Los especialistas planeaban continuar con la exploración este año pero la expedición fue cancelada "por diversas razones". Según la arqueóloga Pilar Luna, será hasta mayo y junio del próximo año cuando vuelvan al mar para seguir con la búsqueda de los vestigios de este barco que naufragó después de zarpar de Veracruz rumbo a España, con un cargamento de materiales y productos altamente cotizados en el Viejo Mundo, tales como tintes, plantas medicinales y chocolate, además de una valiosa cantidad de monedas de oro y plata.
El codiciado cargamento
Es justamente ese cargamento de metales preciosos lo que ha despertado la codicia de algunas empresas buscadoras de tesoros, como la Odyssey Marine Exploration, que en 2009 solicitó al INAH permisos de exploración en las aguas nacionales. Entre los proyectos de exploración de esta empresa estadounidense estaba la ubicación de los restos de Nuestra Señora del Juncal.
Pero los permisos de exploración para esa compañía fueron negados, ya que justo en ese año entró en vigor la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, la cual México ratificó desde 2006 y en la que se establece el compromiso de los países para no negociar con empresas cazatesoros, como la Odyssey Marine Exploration, la misma que en 2007 se apropió del tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundida en cruento combate en 1804 frente a las costas del Algarve (Portugal) con un gran cargamento de monedas de oro.
La Convención de la UNESCO, recuerda en entrevista la arqueóloga Pilar Luna, prohíbe la explotación con fines comerciales del patrimonio cultural que se encuentra sumergido.
"Eso quiere decir no a los cazadores de tesoros, sí a la unión de investigadores, a la unión de países y de instituciones para hacer la investigación del vasto patrimonio sumergido", explica.
En el caso de México, comenta, el INAH protege ese patrimonio cultural con la creación de un inventario, que en un futuro permitirá emprender proyectos de exploración. Hasta ahora, comenta, tan sólo en el Golfo de México se han localizado casi 200 sitios de diferentes épocas, desde el siglo XVI hasta el XX. "Por sitios no hablamos de barcos únicamente, sino restos de embarcaciones, a veces elementos aislados, como cañones, anclas, pero todo eso está ubicado, georreferenciado, dibujado, fotografiado, y actualmente estamos haciendo el inventario que nos va a permitir saber qué hay para después emprender exploraciones de acuerdo a las necesidades de cada uno", explica.
ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA EN MÉXICO
Especial animado
Sin embargo, los resultados de la prospección que los investigadores han realizado en alta mar siguen pendientes.
Después de un largo litigio judicial, España logró recuperar las 500 mil monedas de plata y oro que la empresa de cazatesoros se había llevado en una exploración que no contó con los permisos de las autoridades españolas.