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El nuestro no es un país lector, los mexicanos leemos 2.94 libros en promedio al año, esto según la Encuesta Nacional de Lectura 2012; por tanto, no es un país asiduo a la bibliotecas, esa misma encuesta señala que 49% jamás ha ido a una biblioteca a pesar de que en nuestro país existen más de 7 mil 300 públicas que pertenecen a la Red Nacional de Bibliotecas; hay también 2 mil universitarias, 225 especializadas y cinco nacionales.

En este país, en el que existe una biblioteca pública por cada 15 mil habitantes, ha comenzado a darse una discusión en torno a la necesidad de reformar la Ley General de Bibliotecas, promulgada el 21 de enero de 1998. Esa Ley que ha tenido un sólo cambio en 2009, en materia de servicios informáticos, urge ser actualizada de acuerdo a los nuevos tiempos, no sólo en temas como la digitalización y el ingreso a las nuevas tecnologías, sino también en materia de servicios al público y conformación de acervos.

Pero más allá de la necesidad de hacer reformas, hay temas pendientes que no se han atendido desde hace 25 años, cuando se aprobó y publicó la Ley General de Bibliotecas: No se creó nunca el Sistema Nacional de Bibliotecas que integraría a todas las bibliotecas "escolares, públicas, universitarias y especializadas pertenecientes a dependencias, entidades y personas físicas o morales de los sectores público, social y privado" y que sería coordinada por la Secretaría de Educación Pública (SEP); tampoco se instaló el Consejo Consultivo para normar dicho sistema ni se determinó crear un Reglamento para regular las acciones de esa Ley.

Ricardo Montes, doctor en Bibliotecología y director de la Biblioteca Melchor Ocampo de la Cámara de Senadores, es el mejor conocedor del tema, lo ha estudiado y analizado y señala que requieren reformas, no tal una nueva ley; que es necesario crear el Sistema Nacional de Bibliotecas y el Consejo Consultivo, más que crear un instituto, como es la propuesta de algunos.

Por su parte, María Asunción Mendoza, presidenta de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, dice que la Ley General de Bibliotecas es una ley que no se ha cumplido y a 25 años de su promulgación requiere modificaciones porque México ha cambiado y las necesidades de los usuarios también.

"Nuestras necesidades son diferentes, ha habido mucho desarrollo con la tecnología, de alguna manera ha invadido todos los espacios económicos, políticos y educativos, no digo que vamos a llegar a las comunidades con tecnología, pero tenemos que empezar a reformarlo".

La coordinadora de la Biblioteca de la Universidad La Salle afirma que hasta el momento hay coincidencias en el sentido de que la Ley debe ser revisada en varios puntos: "En la parte de los usuarios, en la parte de los servicios, en la parte de las tecnologías, con la parte que tiene que ver con derecho de autor, el depósito legal y falta revisar lo que tiene que ver con el Sistema Nacional de Bibliotecas, básicamente, coincidimos en la parte de los presupuestos, coincidimos también en la falta de obligatoriedad que tienen los diferentes niveles de gobierno".

Tiempos modernos

Desde noviembre de 2012, los bibliotecarios han emprendido una serie de reuniones para estructurar una propuesta con carácter legislativo que le habrán de entregar en octubre al senador Zoé Robledo, presidente de la Comisión de Biblioteca y Asuntos Editoriales, en la que reunirán toda la información que les permita a los legisladores saber por qué hay que reformar, actualizar y trabajar sobre esa Ley.

"Queremos que sepan por qué legislar en esa materia, por qué se intenta reformar la Ley, cuáles los objetivos que se pretenden alcanzar, cómo se vincula esto a las necesidades de la lectura, la información y hasta la alfabetización, la necesidad de consolidar un Sistema Nacional de Bibliotecas, fortalecer las bibliotecas públicas, fortalecer las escolares; por eso es importante reunir a todo los actores en los foros que estamos organizando".

Mañana, durante todo el día, se reunirán en la sede del Senado de la República bibliotecarios, funcionarios, diputados, senadores, investigadores y académicos para reflexionar sobre las necesidades de reformar la Ley, en lo que supone la segunda parte de un encuentro -la primera parte del foro se realizó el 17 de junio en la Cámara de Diputados- que han denominado Foro Nacional de Armonización Legislativa Bibliotecaria.

Los bibliotecarios han hallado apertura. Tal como lo confirma la postura de diputados como Marcelo Garza Ruvalcaba, quien dijo que la Ley General de Bibliotecas debe prever que los órdenes de gobierno deben dirigir una política de desarrollo bibliotecario nacional, y además externó que se requiere la participación de especialistas, a fin de determinar los tipos de bibliotecas en función de sus usuarios y servicios que prestan. "Las bibliotecas son un indicador importante para evaluar el nivel de desarrollo de un país, por lo que tenemos el reto de crear un sistema de bibliotecas dinámico, eficiente y moderno". Ese es uno de los temas centrales de la discusión, deben ser profesionistas y bibliotecólogos quienes determinen el acervo de las bibliotecas, con base en las necesidades de los usuarios.

El doctor Ricardo Montes asegura que el otro gran ámbito en la Ley en cuestión es el relacionado a la Red Nacional de Bibliotecas, que es el único que existe y que está a cargo de la Secretaría de Educación Pública a través del Conaculta.

El senador Zoé Robledo, presidente de la Comisión de Biblioteca y Asuntos Editoriales, dijo durante su participación en el encuentro en San Lázaro que "estamos generando la posibilidad real para abatir la brecha digital, y en este asunto las bibliotecas públicas y escolares deberán verse beneficiadas Y beneficiar así a sus usuarios, por ello creo que el momento es pertinente y oportuno, espero que las propuestas que se hagan llegar en octubre a la Comisión, consideren la importancia de que la totalidad de la bibliotecas en México estén conectadas por mandato de Ley al Internet".

La conectividad es justo uno de los problemas que encuentran algunos usuarios que acuden a las bibliotecas públicas mexicanas. Gilberto Flores, quien cursa el doctorado de matemáticas en la UNAM, es muy crítico respecto al atraso en servicios y conectividad que tienen las bibliotecas mexicanas frente a las de Canadá y Estados Unidos, por ejemplo. Dice que aquí hay una especie de incentivo perverso donde en lugar de ayudarle a los usuarios a ir a la biblioteca los ayuda a no ir.

"Esta Biblioteca (La Ciudadela) me gusta por eso, estoy aquí porque puedo meter mis cosas, puedo conectarme, puedo tener mi taza de café y estoy trabajando a gusto, la mayoría de las bibliotecas no te dan eso, te limitan, ese es un problema. Otro problema son los horarios, muchas bibliotecas son de lunes a viernes; sobre todo en la época en que yo trabajaba, necesitaba sábado y domingo y no había bibliotecas sábado y domingo; otro problema es que yo vivo en el norte y allí casi no hay bibliotecas, la mayoría están concentradas en el centro y en el sur de la ciudad".

En tanto que Gilberto Vite González está contento por tener ese espacio donde se pueden encontrar libros y computadoras. El maestro del INEA señala: "Como no tenemos aula para llevarlos, recurrimos a la biblioteca, aquí les doy primaria, secundaria y estamos empezando con preparatoria, el motivo de estar aquí es porque tenemos libros, tenemos el espacio y podemos utilizar lo que hay aquí, incluso las computadoras".

Vite González lo comenta contento, su grupo forma parte de ese 49% que es usuario de las bibliotecas.