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A 42 años de su apertura, el Polyforum Siqueiros, que se ubica en la colonia Nápoles, al pie del World Trade Center, se mantiene como una obra fundamental del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros y para nada planea convertirse en centro comercial como circuló en redes sociales; sin embargo, esa obra magna que es Patrimonio Nacional en manos privadas integrada por 8 mil metros cuadrados de murales pintados por el artista mexicano, requiere entrar a un proceso de restauración urgente.

El interior del recinto luce hermoso, las grandes y vigorosas manos, las maternidades representadas con mujeres embarazadas que cargan a sus hijos en rebozos, la humanidad que pasa de la pobreza hasta llegar a la dignidad humana; pero en el exterior todo luce distinto, los murales están despintados, presentan grietas enormes y la pintura se cae a pedacitos; hay mucha corrosión.

Al menos dos terceras partes de esos 8 mil metros de murales que conforman el Polyforum Siqueiros —la obra más grande del mundo—, tanto en su interior pero especialmente en su exterior, entrarán en el próximo diciembre, a un proceso de restauración supervisado por el Instituto Nacional de Bellas artes, a través del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cemcropam).

“Requiere una gran inversión en dinero, en tiempo y en trabajo, hay grandes restauradores en México, nosotros lo hacemos de la mano siempre con el INBA, con el Cemcropam, pero sí se requiere bastante dinero y se necesita empezar ya a arreglar todos los murales en la instalación, cambiar todo lo que está sujetando esos paneles de asbesto-cemento, que son en lo que pintó Siqueiros, sujetar bien las partes de las figuras que también hay en el exterior; hay mucha corrosión también por la filtración de agua; es una labor titánica pero hay que hacerlo”, afirma Alfredo Suárez, dueño del recinto.

Los daños que tienen los 12 paneles del exterior y el techo de ese edificio cultural multifuncional que fue ideado por el empresario español y benefactor de las manifestaciones artísticas, Manuel Suárez y Suárez, son graves y requieren intervención urgente. “Hay que darle al enfermo ya no una aspirina sino meterlo a quirófano y restaurarlo totalmente”, reconoce el hijo del mecenas de origen español que le propuso al muralista mexicano David Alfaro Siqueiros hacer su más grande obra artística.

“¿Cuáles son esos problemas que tiene el Polyforum Siqueiros? En esta ciudad donde tenemos una gran lluvia ácida y tenemos una gran contaminación, la obra de Siqueiros está dañada porque él pintó con unas pinturas en soplete y esas pinturas no han aguantado lo que deberían aguantar, con el medio ambiente se están deteriorando muchísimo, se están agrietando, sufriendo un daño permanente y necesitamos restaurarlas”, asegura Alfredo Suárez.

Para el empresario mexicano y presidente del Polyforum Siqueiros lo urgente es que se intervengan los 12 paneles del mural exterior junto con el techo, también exterior, que están muy dañados por el sol y la lluvia ácida; pero, sin olvidar el interior del inmueble, que a 42 años de distancia también requiere intervención.

“El Polyforum se inauguró en 1971, ya vamos a cumplir 42 años, en todo este tiempo se han deteriorado mucho esas pinturas y queremos restaurarlas; en 1995 restauramos cinco paneles de los 12 exteriores que están muy dañados, ya también necesitan una segunda restauración y los siete que no se restauraron desde que se pintaron hasta hoy, necesitan una restauración mayor. Ahora necesitamos restaurar todo el Polyforum, empezando con su exterior antes de que termine este año”, señala Alfredo Suárez.

La “Capilla Siqueiros”

Estando en la cárcel de Lecumberri, acusado del delito de disolución social por el gobierno de Adolfo López Mateos, David Alfaro Siqueiros pasaba las noches y los días soñando en hacer una gran obra y dejarla para la humanidad, decía: “Sueño con hacer un inmenso mural, donde se queden atónitos Diego Rivera, Picasso y todos los demás artistas que van a desfilar debajo de él; pero en las mañanas me levanto y ¿qué veo?, pequeños cuadros de 60 x 60, porque es todo lo que cabe en una celda”.

Cuando salió de cárcel, en 1964, a Siqueiros ya lo esperaba Manuel Suárez, quien era un gran aficionado al arte público e incluso ya había contratado para el Casino de la Selva en Cuernavaca a Renaud, a Reyes Meza y al Dr. Atl, para hacer murales de gran formato que pudieran ser vistos por todo mundo. Don Manuel le propuso a Siqueiros que pintara sus murales en Cuernavaca para el centro de convenciones que sería parte del complejo del Hotel de México, hoy en día World Trade Center.

Siqueiros salió de la cárcel y se fue a su casa de Cuernavaca, allí Manuel Suárez lo convenció con una sentencia: “Si El Vaticano tiene la Capilla Sixtina, en México vamos a hacer la Capilla Siqueiros”.

Alfredo Suárez, heredero del mecenas, recuerda que ahí empezó a planearse el mural La marcha de la humanidad que no lo pensaban tan grande, sino de unos mil 600 metros cuadrados —que ya era muy grande—, incluso comparado con el mural de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina que, dice Suárez, es de 600 metros cuadrados. Al final, el proyecto de arte público que emprendió Siqueiros quedó en los actuales 8 mil metros cuadrados que tiene.

Estando en Cuernavaca, Siqueiros comenzó a hacer los murales en La Tallera, un galerón al lado de la casa de Siqueiros que Manuel Suárez mandó hacer como un gran taller con todos los implementos necesarios para manejar paneles inmensos.

“Ahí, Siqueiros empezó a pintar los murales para el centro de convenciones en 1966, un año y medio después, le dan el permiso a mi padre para hacer el Polyforum y el Hotel de México y dice ‘pues vamos a traer los murales y vamos a hacer un edificio ex profeso para albergar La marcha de la humanidad’, que es como habían titulado esos murales”, rememora el actual director del recinto que cuenta con un Foro Universal, que es una bóveda de 900 metros cuadrados de superficie y 2 mil 500 metros cuadrados completamente decorados por el mural de La marcha de la humanidad y el Teatro Polyforum.

Para emprender la intensa restauración que requiere esa magna obra, el espacio cerrará sus puertas a partir del 1 de enero de 2014; los trabajos los hará con base en el dictamen realizado por el Cemcropam; EL UNIVERSAL solicitó entrevista con la gente de esa institución dependiente del INBA, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta edición.