1985, un año pendiente por registrar
SISMO. De José Chávez Morado . (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
ana.pinon@eluniversal.com.mx
El temblor de 1985 ha suscitado a lo largo de los años pocas manifestaciones artísticas porque se privilegió el registro mediático y porque a los mexicanos no les gusta enfrentarse al dolor.
Así lo asegura el escritor Ignacio Padilla en el libro Arte y olvido del terremoto -un ensayo publicado por Almadía, por el que obtuvo el Premio Luis Cardoza y Aragón de Artes Plásticas-.
En el libro publicado en 2010, Padilla sostiene que el registro fotográfico generó una sobre exposición que, de algún modo, nos hizo inmunes ante la tragedia. Además, asegura, la solidaridad que tanto se resaltó en la época se acabó en 1988, ante la llegada de un nuevo régimen.
Además, en 2005 se publicó Terremoto.
Ausentes/Presentes. 20 años después (Planeta, 2005), de Guadalupe Loaeza y diversos especialistas en psicología, en el que se rescataron más historias de sobrevivientes y damnificados.
Sin embargo, en las artes plásticas existe un caso es particular, el mural Sismo, de José Chávez Morado, quien plasmó en uno de los muros del Centro Médico, no sólo la reacción de la sociedad, sino sobre todo el preludio de una fractura social.
La crítica de arte Raquel Tibol ha dicho que el mural recalca, sobre todo, una lucha de clases y una gran desigualdad social.
En la literatura misma existen pocos registros. Son dos los libros fundamentales: Nada, nadie. Las voces del silencio, de Elena Poniatowska y No sin nosotros, de Carlos Monsiváis, ambos editados por Era.