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1985, un año pendiente por registrar

Alida Piñón| El Universal
00:18Miércoles 18 de septiembre de 2013

Después del temblor que cimbró a la ciudad de México en 1985 se gestó un movimiento en la cultura mexicana del que pocos se han ocupado: los creadores de danza contemporánea vieron en la tragedia el momento de un despertar social en el arte. Jorge Izquierdo. Tomada del libro "Barro Rojo Arte Escénico. La izquierda de la danza mexicana"

Los creadores de la danza, empezando por los integrantes de Barro Rojo, se percataran de la importancia de vincular su arte con la realidad. Jorge Izquierdo. Tomada del libro "Barro Rojo Arte Escénico. La izquierda de la danza mexicana"

En ese entonces era importante llevar la danza a los públicos y no esperar pasivamente a los espectadores llegaran a los teatros. Jorge Izquierdo. Tomada del libro "Barro Rojo Arte Escénico. La izquierda de la danza mexicana"

Compañías como UX-Onodanza, Contradanza, Utopía y Ala Vuelta, entre otras se unieron a la sociedad y se lanzaron a las calles no sólo para bailar, sino también para ayudar a los damnificados. Jorge Izquierdo. Tomada del libro "Barro Rojo Arte Escénico. La izquierda de la danza mexicana"

Las compañías se organizaron para repartir víveres, brindaban talleres y bailaban. Jorge Izquierdo. Tomada del libro "Barro Rojo Arte Escénico. La izquierda de la danza mexicana"

Las compañías no estuvieron solas. En octubre de 1985 se creó en la colonia Roma la Unión de Vecinos y Damnificados "19 de septiembre" (UVyD), dentro de la que se creó una Comisión Cultural que convocaba a músicos, actores, poetas, bailarines y pintores a participar gratuitamente en actividades culturales para el aliviar el alma de quienes habían vivido la tragedia. Cortesía Compañía Barro Rojo Arte Escénico

El año pasado, a propósito de la celebración por el 30 aniversario de Barro Rojo, Francisco Illescas, coreógrafo y fundador de la compañía, creó la obra "Esto no es una coreografía", en la que abordaba el devenir de tres décadas de vida en las tablas. Cortesía Compañía Barro Rojo Arte Escénico

El artista mexicano José Chávez Morado pintó un mural alusivo a la catástrofe en el vestíbulo del Centro Médico Nacional Siglo XXI. Archivo / EL UNIVERSAL

Las compañías no estuvieron solas. En octubre de 1985 se creó en la colonia Roma la Unión de Vecinos y Damnificados "19 de septiembre" (UVyD), dentro de la que se creó una Comisión Cultural que convocaba a músicos, actores, poetas, bailarines y pintores a participar gratuitamente en actividades culturales para el aliviar el alma de quienes habían vivido la tragedia Archivo / EL UNIVERSAL

De Jos Chvez Morado

SISMO. De José Chávez Morado . (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )



ana.pinon@eluniversal.com.mx

El temblor de 1985 ha suscitado a lo largo de los años pocas manifestaciones artísticas porque se privilegió el registro mediático y porque a los mexicanos no les gusta enfrentarse al dolor.

Así lo asegura el escritor Ignacio Padilla en el libro Arte y olvido del terremoto -un ensayo publicado por Almadía, por el que obtuvo el Premio Luis Cardoza y Aragón de Artes Plásticas-.

En el libro publicado en 2010, Padilla sostiene que el registro fotográfico generó una sobre exposición que, de algún modo, nos hizo inmunes ante la tragedia. Además, asegura, la solidaridad que tanto se resaltó en la época se acabó en 1988, ante la llegada de un nuevo régimen.

En la literatura misma existen pocos registros. Son dos los libros fundamentales: Nada, nadie. Las voces del silencio, de Elena Poniatowska y No sin nosotros, de Carlos Monsiváis, ambos editados por Era.

Además, en 2005 se publicó Terremoto.

Ausentes/Presentes. 20 años después (Planeta, 2005), de Guadalupe Loaeza y diversos especialistas en psicología, en el que se rescataron más historias de sobrevivientes y damnificados.

Sin embargo, en las artes plásticas existe un caso es particular, el mural Sismo, de José Chávez Morado, quien plasmó en uno de los muros del Centro Médico, no sólo la reacción de la sociedad, sino sobre todo el preludio de una fractura social.

La crítica de arte Raquel Tibol ha dicho que el mural recalca, sobre todo, una lucha de clases y una gran desigualdad social.



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