En marcha, rescate del mural más antiguo de SLP
SAN LUIS POTOSÍ, SLP.? Los trabajos para rescatar y restaurar la pintura mural más antigua de la ciudad de San Luis Potosí están en marcha. María Jimena Portocarrero, quien trabaja en la restauración, informa que los trabajos, que concluyen en diciembre próximo, rebasan ya 50 por ciento del proyecto de restauración. Dicha pintura mural, por lo que hoy se sabe, data del siglo XVIII y se encuentra alojada en un nicho en forma de arco de la capilla de San Antonio ?esculpida en 1640? del antiguo convento franciscano que es sede del Museo Regional Potosino. Mientras se despeja la incógnita de si estuvo consagrada a San Antonio o a una Virgen, la pintura mural deja ver sus colores ocres, anaranjados y amarillos para advocaciones masculinas. Portocarrero dice que la pintura que allí se encuentra es ornamental, son figuras fitomorfas, es decir, alusivas a plantas. Y es posible observar en el nicho "una especie de telón, como un escenario". El propósito de la pintura mural estaba destinado básicamente a la exaltación de una figura o escultura, además de servir como marco estético. La especialista, egresada de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH, explica que el trabajo de restauración consiste en "desencalar el mural, es decir, quitar las capas de pintura previas, para descubrir la pintura; después se consolida y se le proporciona estabilidad estructural a la pintura, y se hacen los aplanados, seguidos de un trabajo de resane, porque hay orificios causados por clavos, circunstancia que no estaba contemplada en el diagnóstico original". Portocarrero dice que la parte más alta de la pintura mural es la menos dañada. Es decir, hay zonas poco deterioradas que otras. Los trabajos comienzan de arriba hacia abajo, de una altura de casi cinco metros. De modo que conforme avanza el trabajo, se descubren nuevos aspectos de la pintura mural, con lo que desmiente la versión publicada en otro diario en el sentido de que el mural se "encuentra en buen estado, por lo que no hay necesidad de hacer un gran tratamiento". Y agrega que "cuando la pintura mural está en buen estado, las capas sucesivas de cal, con el transcurso del tiempo, aumentan de volumen, entonces es muy fácil eliminar la pintura que está sobre ellas; en cambio, cuando hay resanes de cemento, daños estructurales y desgaste las capas sucesivas de cal se adhieren, lo que nos ocupa más tiempo para realizar la limpieza, que hacemos en forma mecánica". La restauradora, que trabaja junto con dos colegas más en jornadas de ocho horas de lunes a viernes, sugiere que la técnica de manufactura de dicha pintura mural puede ser al fresco, que consiste en la "aplicación de pigmento, mientras la cal está fresca, y la cal, al secarse se cristaliza, entonces el pigmento se queda encerrado dentro del cristal, así que no se encuentra en superficie sino cristalizado". Pero aclara que la circunstancia anterior se presenta sólo en la parte superior más no en la inferior, pues ésta "debe ser un temple, la adhesión del pigmento al muro por medio de, casi siempre, un aglutinante natural. Aquí la pintura queda expuesta a la superficie, como una capa, y es más susceptible de dañarse por el deterioro mismo del aglutinante". Por lo que se sabe de la pintura mural, se puede adelantar que fueron dos personas quienes la realizaron, por la diferencia de los trazos entre una zona y otra, pues "unos son más estilizados y otros más gruesos". Ella observa que "la pintura es muy inocente", es decir, fue realizada por manos no educadas, quizá un indígena. Los costos del rescate, patrocinado por el INAH, el gobierno del estado y el ayuntamiento, ascienden a 130 mil pesos. El Museo Regional Potosino cumplirá 50 años en noviembre de 2002 y su director, Luis Gutiérrez, explica que debido a los usos industrial y habitacional que desde 1870 se han hecho del antiguo convento franciscano (de las estructuras aún levantadas) es posible encontrar hoy, bajo la pintura corriente, más rastros de la pintura y decoración originales, como han sido los casos de la capilla de Aranzazu, ejemplo del barroco potosino, y de la Biblioteca Manuel Muro del INAH que da a la calle Universidad.





