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La canción "Perjura" cumple un siglo

Fernando Díez de Urdanivia | El Universal
Martes 20 de noviembre de 2001

Aunque la historia de la música mexicana sigue siendo reto de investigadores y cronistas, quienes estamos en el ajo melódico tenemos lo que yo llamo deber de recordar el pasado y comunicarlo a los demás. Sobre todo hoy que se piensa que la historia comienza con la aparición de cada nuevo hombre público. Los enterados coinciden al decir que 1901 marcó el arranque de la canción romántica mexicana y su primera y gloriosa muestra fue "Perjura", de Lerdo de Tejada. Ese año aparecieron también el vals "En alta mar", de Abundio Martínez, y un par de órbitas de María Enriqueta, quien más tarde habría de dejar la música para dedicarse a la poesía. No tomo partido en la afirmación respecto a Lerdo, ni pido a los lectores que lo tomen. Lo que importa es valerse del centenario para hablar, aunque sea un poco, de la pieza, de su autor y de su tiempo.

Bautizada como "danza", de la misma forma que otras grandes melodías de la época -entre ellas "Adiós", de Carrasco, y "Secreto eterno", de Perches-, "Perjura" se debió a la inspiración de uno de los binomios literario-musicales entonces comunes. Fernando Luna y Drusina, autor de la letra, escribió versos para varios compositores, entre ellos Genaro Codina famoso por la "Marcha Zacatecas"-, con quien hizo la curiosa melopea "Bailando". Se afirma que Lerdo y Luna tuvieron que compartir los 25 pesos que les pagó el editor de "Perjura".

El michoacano Miguel Lerdo de Tejada dejó huella honda por más de una razón. Entre la realidad y la leyenda, su vida está colmada de hechos y dichos asombrosos. Cuéntase que su padre, pianista de cierta habilidad, no veía con buenos ojos que el niño siguiera sus pasos y por eso, cuando lo dejó huérfano, unos tíos tuvieron la macabra idea de cerrar el piano y guardar la llave en el bolsillo del frac que vestía el difunto. Miguelito aprovechó un momento de soledad; abrió la caja, hurgó entre las ropas y rescató la llave. Las presiones no cesaron y encontraremos al joven Miguel renunciando a la carrera religiosa y luego a la militar de la que, no obstante, habría de conservar el buen porte que respaldó su galanura. Aunque se atribuye a Lerdo la fundación de la primera orquesta típica mexicana en 1901, hay datos que permiten dar a Carlos Curti ese crédito, con anticipación de siete años. Lerdo de Tejada tuvo el mérito de llevar la "Típica" a la escena mundial durante la tercera década del siglo XX, después de que durante varios lustros había deleitado a la sociedad capitalina con sus actuaciones al aire libre y en el prestigiadísimo restaurante Sylvain, ubicado en la calle Coliseo Viejo, que después fue 16 de Septiembre. Amplia y múltiple fue la obra de Lerdo de Tejada. Aunque al principio de su carrera era su amigo Darío Ramos quien lo ayudaba llevando al papel pautado su inspiración, pronto el compositor dominó esa técnica. Estrenó con éxito, en el Teatro Principal, las zarzuelas "Las luces de los Ángeles" y "Las dormilonas" y se consagró con valses como "El faisán", hasta hoy parte esencial del repertorio del género, tanto como el intermezzo Tlalpan lo es en el de las orquestas típicas.

Los años de Lerdo de Tejada muerto en 1941 a los 72-, son los de un país donde la gente trataba de olvidar, en la ilusión del teatro y del café cantante, los excesos y los horrores que le tocaba vivir. Tiempos de efervescencia impar en todos los ámbitos. De poetas que se llamaban Amado Nervo o José Juan Tablada; de compositores que podían ser Ernesto Elorduy o Teófilo Pomar. De autores que llevaban a la escena los avatares políticos y después eran perseguidos por ello. De ingenios que transformaban el humor en verso, como en aquel epigrama dedicado a Lerdo de Tejada por Luis G. Urbina, según se dice: Tú que manejas batutas/y que te vistes de cuero,/¿De qué batallón de?/eres capitán primero? / Evocar la danza "Perjura" y a su autor es remontarnos al México que está en nuestra raíz. Es traer a la memoria veladas provincianas, donde todavía hace poco más de 50 años, la señora de la casa se sentaba al piano, para acompañar a su esposo canciones entrañables cuya miel deleitaba los paladares y cuyo mensaje romántico seguía tocando los corazones. Un México que se ha ido y del que poco o nada sabrán las generaciones futuras si no nos empeñamos en mantenerlo vigente. Si usted recuerda la letra de "Perjura", cántela; si no conoce la canción, búsquela, escúchela, disfrútela y haga que de aquí en adelante sea parte de usted mismo como deben serlo los episodios de nuestra historia, las enseñanzas de nuestros mayores y todas las esencias de la mexicanidad. Correo electrónico: luzam@infosel.net.mx



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