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La santería en México; una religión para políticos y solitarios

Luz María Rivera/(I parte)| El Universal
Miércoles 16 de mayo de 2001
La santera en Mxico; una religin para polticos y solitarios

. (Foto: EL UNIVERSAL )

Traída de África por los esclavos, forma parte de la cultura popular en Cuba y hoy ya es una realidad cada vez más difundida en nuestro país

La santería en México crece cada día, convirtiéndose en religión de políticos y solitarios que ven en esta manifestación de fuerte arraigo cultural en Cuba, la fuente de sus bienes, esperanzas o éxitos.

Por lo mismo, la santería no ha escapado a charlatanes y estafadores. Ignorada o francamente desdeñada por las autoridades políticas, denostada por otras religiones, principalmente la católica que la acusa de "brujería", esta práctica cobra cada día más adeptos en nuestro país.



I

Margarita se desnuda lentamente y dos gruesas y calientes lágrimas resbalan por su rostro joven. Es el quinto día consecutivo de sus "baños" dedicados a Ochún y llora porque se siente mejor. Desnuda ya, procede a untarse de la negra melaza de olor punzante. Los pétalos de flores amarillas y blancas, la miel y el polvo dorado se le impregnan en el cabello y en sus intimidades: "úntate bien el vientre, pídele perdón a la madre Ochún, pide con fe por el amor...", le ha dicho la santera. Una campanilla dulcísima resuena en el ambiente y Margarita, al compás, reza, llora, implora. Negrita de melaza, la muchacha culmina el rito. Ya en la calle, limpia y fresca, ríe y llora: a miel le saben sus labios y a puro dulce le suenan los piropos que recibe asombrada. Ella, que se creía "invisible" para los hombres. "Está dando resultados", piensa feliz, esperanzada.



II

Los ojos desorbitados del chivo y su casi humano lamento impactarán para siempre a Carlos. El cuello estirado del animal sucumbe pronto al tajo certero y el filo luminoso se tiñe de rojo. Carlos recibe en su nuca el líquido que siente aún palpitante, caliente, espeso. El santero se echa un buche de ron y lo escupe en el rostro, en el pecho y la espalda desnuda del impactado. Carlos suspira. Ahora todo es una sucesión de imágenes de lo que ha sido su vida en los últimos tres años: el quiebre de su negocio, el choque con su auto nuevo, la pelea y ruptura con la mujer amada y la pérdida irremediable de su casa, embargada por el banco.

Tocó fondo, lo sabe. Ahora emerge con la letanía del vigoroso mulato: "Odé bi lerí otá. Odé bi lerí omá... Ayuda mi padre, tu cabeza es de piedra, Odé nació con cabeza inteligente..." A Carlos todo le da vueltas y se abandona y por momentos esas palabras, antes extrañas, se le revelan en su sentido exacto: ayuda, parar el sufrimiento. "Mal provocado", había dictaminado el mulato. Quizá. Sabe que la envidia le persigue. De pie, semidesnudo, descalzo sobre el piso de tierra, Carlos intenta reprimir el llanto. Todo ha sido tan "fuerte". Chorrea sudor, alcohol, sangre, lágrimas y falta lo peor: deberá tomar el caldo y comer la carne del sacrificado. A lo mejor es su imaginación, pero siente cómo, algo muy pesado, deja de oprimirle el pecho y los hombros. Por primera vez en estos tres últimos años, Carlos intenta sonreír.



III

El diputado entra a su casa ya muy tarde y los whiskies ingeridos, que ya le nublan la visión, no le impiden llegarse hasta sus "guerreros", semiocultos tras la amplia biblioteca. Da tres golpes pequeños en la mesa donde parpadea una única flama azulosa. Llama: "Mi padre Elegguá", se inclina sonriente y deposita unos caramelos en la amplia ofrenda que incluye pasteles, frutas, juguetes. Oye en la penumbra, amortizados por la alfombra, los pequeños pasos del ratón, la "mascota" preferida de su santo. Agradece en silencio su día y los bienes que ha recibido. Promete ser más puntual y generoso en sus ofrendas y ya no dar "castigos" por pequeños incumplimientos. Él está avanzando en su carrera, tiene salud, dinero y mucho amor.



IV

En Costa de Marfil, en Nigeria, África Occidental, nació la Regla de Ocha, la religión de los yorubas.

Llevada a Cuba por los propios esclavos, esta religión monoteísta que adora a un sólo Dios llamado Olofi, sufrió persecución desde un principio por los evangelizadores cristianos y españoles.

Para sobrevivir, la Regla de Ocha tuvo que "esconder" sus "orishas" en las propias representaciones de "santos" cristianos. Así nació "la santería", que no es sino el mismo "panteón yoruba" con Olofi a la cabeza y sus mensajeros u orishas.

El sincretismo fue un fenómeno natural a la represión que ejercieron los conquistadores con los esclavos, a quienes no sólo los arrancaron a la fuerza de sus tierras sino que pretendieron borrar su lengua, cultura e identidad. No es casual que actualmente en Cuba la "santería" predomine por sobre otras creencias.

Esta religión tiene un principio fundamental: reconoce la existencia del bien pero no oculta la fuerza del mal. Considera "trabajo" la búsqueda del bien y batalla contra el mal. Sus adeptos "coronan" santos, es decir, los asumen como propios en una especie de "consagración" o "rito de iniciación".

No todas las personas pueden coronar santos y no todos pueden "trabajar" la santería. La santería, por esta sola característica, está reñida con la idea recientemente difundida por diversos medios, de que tiene vinculación con el satanismo o la brujería, comúnmente conocida y practicada en México.

Sin embargo, algunos de sus sacerdotes o "santeros" entrevistados por este diario, admiten que su religión se ha desvirtuado y que proliferan los estafadores y los "negociantes".

Por ser una religión que ofrece resolver conflictos muy humanos y terrenales, a la santería recurren, cada vez en mayor número, quienes aspiran a obtener poder político y económico.



V

Quienes son creyentes y tienen altares en sus casas se saben obligados a ofrendar a sus santos, a darles "de comer" y a sacrificar animales para su gusto y sustento. El sacrificio de animales es la parte de la santería que más impacta al occidental, que no acaba de comprender el simbolismo de esta acción y la asocia con el mal y el diablo. Se olvida que la propia religión católica mantiene en su rito dominical ?la misa?, el acto simbólico de "comer" el cuerpo de Cristo y "beber" su sangre, que es el vino sacramental.



VI

"A lo largo de la compleja historia de nuestra América, las devociones populares no han requerido de favores pontificios para legitimar su vigencia y su abultado expediente de leyendas prodigiosas. La religión y la política, fenómenos integrados en diversos planos de la realidad social por intermedio de las expresiones simbólicas. En este caso, son los cultos marianos de carácter popular el centro de mi atención, referidos particularmente a las advocaciones de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac, a nuestra Señora de Copacabana y a la Virgen de la Caridad del Cobre, mariofonías en torno de las cuales se han tejido elaborados fenómenos de alteridad, lealtades étnicas e identidades nacionales en México, Bolivia y Cuba, respectivamente", escribe el doctor en Antropología Félix Báez Jorge, en el inicio de su estudio La parentela de María. Cultos marianos, sincretismo e identidades nacionales en Latinoamérica , libro de segunda edición por la Universidad Veracruzana.

Por su parte, Tomás Calvo Buezas, de la Universidad Complutense de Madrid, en el prólogo al estudio de Báez afirma: "En mi opinión se ha descuidado, por parte de los antropólogos latinoamericanos, el estudio de la religión, del sistema ritual y mítico, de la religiosidad popular de las masas latinoamericanas... Por otra parte, esa alergia a investigar los sistemas religiosos populares autóctonos ha sido también una tónica en general en la antropología europea..."

La estudiosa cubana Natalia Bolívar Aróstegui, en su libro Los orishas en Cuba en primera edición de 1988, de la UNEAC, explica: "los africanos aceptaban de buena gana los nuevos orishas que les presentaba el santoral católico. Orientándose por la simple semejanza, fundían ingenuamente las figuras de sus antepasados divinizados con la hagiografía de la Iglesia y, al ritmo de tambores, las figura de San Lázaro se confundía con la de Babalú Ayé, la de Aggayú Solá con la de San Cristóbal, la de Changó con Santa Bárbara... Nació de santería, la sincretización de los cultos yorubas y la religión católica, en un proceso natural y lógico".

Y Félix Báez Jorge en su estudio ya citado, valiéndose de textos de especialistas como Natalia Bolívar, Miguel Barnet, Rómulo Lachatañere y Lidia Cabrera, entre otros estudiosos cubanos de la religión y el sincretismo, explica en el caso de Cuba, el patronazgo de la virgen de la Caridad del Cobre. La famosa "Cachita", presente incluso en canciones y sones de la Mayor de las Antillas: "Se explica la asimilación de la sensual Ochún (u Oshún) con la epifanía mariana de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, de acuerdo con la declaratoria que formulara el pontífice Benedicto XV. En el antiguo territorio yoruba que abarcaba gran parte del Dahomey, Togo, el sudeste de Nigeria, hasta el golfo de Benin, se rendía culto a Ochún en Ijosa e Ijebu. Originalmente cada orisha (fuerza sobrenatural que se hace perceptible a los seres humanos, posesionándolos) se veneraba en una aldea o región, como corresponde a las devociones propias de economías tribales cerradas."

En la descripción de la diosa, Báez da la clave del porqué a Ochún se recurre en los males sentimentales: "En tanto orisha mayor, Ochún es considerada dueña del amor, regenta de la feminidad y del río, símbolo de la coquetería, la gracia y la sexualidad femeninas. Se la imagina mujer de Changó (dios del fuego, del rayo, de la guerra, deidad mayor sincretizada en Santa Bárbara) y amiga íntima de Elegguá (dueño de las llaves del destino, que abre y cierra las puertas de la desgracia o la felicidad), quien la protege. Hermana de Yemayá (diosa primordial transfigurada en Virgen de Regla), Ochún asiste a las gestantes y parturientas, ubicándose en su morada en el río. Su imagen es la de una mulata sensual, simpática y bailadora que comunica su eterna alegría en el tintineo de sus campanillas."



VII

Los adeptos de la santería, se llaman a sí mismos "hijos" de algún santo. Así como Ochún que puede darle sus características a sus hijos, en el caso del cada vez mayor número de políticos que en México han abrazado esta religión, tienen en Elegguá a su alter ego . Natalia Bolívar en su libro sobre orishas detalla: Elegguá . Orisha mayor. Tiene las llaves del destino, abre y cierra la puerta a la desgracia o a la felicidad. Es la personificación del azar y la muerte. Portero del monte y la sabana. Es hijo de Obatalá y Yemú. Es el primero de los cuatro guerreros (Elegguá, Oggún, Ochosi y Osun). Ganó con Olofi, Obatalá y Orula suficientes privilegios para ser el primero: Okana. Ningún orisha le antecede porque el mismo Olofi dijo: "Siendo tú el más chiquitito y mi mensajero, serás el más grande en la tierra y en el cielo, y sin contar contigo nunca será posible hacer nada".

"También Olofi accedió a que fuera saludado y a que comiera antes que los demás orishas, así como a ser el primero a la entrada de la casa. Generalmente se acepta que Elegguá tiene 21 caminos y sus caracoles son 21. Es amigo y protector de Ochún. Sus días son lunes y martes y todos los que caigan en 3. Se le celebra el 6 de enero y el 13 de junio."



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