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Se fortalece el pacto comercial China-Tepito

TEXTOS: MÓNICA HERNÁNDEZ df@eluniversal.com.mx • FOTOS: JUAN BOITES| El Universal
Domingo 10 de enero de 2010
Los ambulantes encontraron otra opción en Asia, luego de que dirigentes de las cámaras de comercio les obstaculizaron los créditos

 

Comerciantes del barrio de Tepito tienen una oficina de negocios en China. Sus proveedores son comerciantes chinos; la base de la transacción entre ellos es la confianza, no hay papeles.

El comercio entre Tepito y China ocurrió tras el fracaso, durante los últimos dos años, de las mesas de negociación entre dirigentes de las cámaras de comercio formal con los ambulantes.

María Rosete, presidenta del Frente Metropolitano de Organizaciones Populares (FMOP), acusó a los dirigentes camarales de obstaculizarles los créditos.

Pero el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), en el Distrito Federal, Arturo Mendicuti, rechazó haber participado en esas mesas. Para él las organizaciones de comerciantes de Tepito y del Centro Histórico no pueden ser considerados como sus iguales, porque son parte de la informalidad.

Otra de las representantes de cámaras que participó hace año y medio en las mesas de trabajo promovidas por autoridades del gobierno del Distrito Federal, Rocío Muriedas, directora de la Cámara Mexicana de la Industria del Embellecimiento Físico, admite que los empresarios no estuvieron de acuerdo en dar en consignación sus productos a los comerciantes del FMOP.

Por esa razón decidieron los tepiteños hacerse importadores chinos, quienes sin problemas les entregaban la mercancía. “Con los chinos, en la tercera vez que les comprabas, con tu palabra ya te daban crédito”, explica Rosete.

Ahora, el FMOP ya tiene una oficina comercial al norte del mercado de la provincia de Yiwu, Zhejiang, en China.

Esas instalaciones de 100 metros cuadrados y tres niveles se ubican justo al norte de esa central comercial, en la que se expende bisutería, juguetes, artículos de oficina y papelería, artesanías, bolsas, herramientas, textiles, electrodomésticos y refacciones.

Es justo desde esa ciudad —ubicada a mil 200 kilómetros de Beijing— de donde llega a Tepito buena parte de la mercancía proveniente de ese país asiático.

 

Sin problemas en la aduana

 

La oficina es parte de un proyecto tutorial iniciado por la agrupación de Rosete hace dos años, cuya intención final es convertirse a mediano plazo en importadores de mercancía.

Mientras, comparten esas oficinas con gente de la empresaria Lam An, quien ahora vive en México y desde hace 12 años se dedica a la importación; empezó con una sola importadora y ahora maneja seis. La mercancía la trae de acuerdo con la demanda de los comerciantes.

En temporada alta hay quienes piden juguetes, otros de forma permanente piden bolsas, equipajes, bisutetería, artículos de papelería. En promedio, Lam An, quien ya es mexicana, importa por mes cuatro contenedores en temporada baja y ocho en temporada alta.

Cada uno vale entre 20 y 25 mil dólares, incluidos los impuestos que se deben pagar en las aduanas: el más alto 35% por equipajes y bolsas, el que sigue 18% por la bisutería. En cada uno de los contenedores, depende del tamaño de la mercancía, pueden transportarse entre 20 mil y 300 mil piezas.

Lam An —tiene registro ante Hacienda para importar— se precia de que en la aduana nunca la han sancionado. “La de toca verde pasa, la de toca rojo pasa”, dice con relación a los semáforos aduanales para los contenedores.

No a todos convence el comercio con China, porque consideran que lo mejor sería incentivar fábricas que produjeran ropa y calzado en el país.

Incluso, el artista Daniel Manrique, en el mural que pintó en la plaza Costa Rica de ese barrio, colocó la inscripción sobre una bolsa rectangular: “Hecho en China to Tepito”, no comparte la idea de Rosete de comerciar con los “chinacos” como él les llama.

Empero, reconoce que son los chinos quienes no le tienen miedo al barrio.

“A los chinos no les da miedo el barrio, para ellos es una blanca palomita”, refiere con relación a que los barrios chinos son zonas de mayor riesgo.

Quien retrata desde hace tres décadas a pachucos, cholos y chundos, como diría Café Tacuba, dice que si los chinos ofrecen trabajo y la gente quiere trabajar, no queda de otra.

 

Al cliente lo que pida

 

Carmen Martínez Guzmán, nació hace 82 años y toda su vida ha vivido en Tepito, su esposo fue jefe de control de una fábrica de calzado fino.

De ahí que ella no está de acuerdo con que al comercio en Tepito lo hayan invadido los productos chinos. “¡Hasta zapatillas! Mi nieta se compró unas zapatillas chinas, muy bonitas, pero a los tres días ya no servían, eso es desechable”, dice quien toda su vida ha vivido en Tepito, y conoce las etapas del comercio en ese sitio, desde los años 30 a la fecha.

Martínez —tuvo 12 hijos, la mayor de 65 años ya falleció— lamenta que el comercio en esa zona haya expulsado a la gente de decenas de vecindades que ahora están derruidas o se convirtieron en bodegas.

Lam An defiende la calidad de los artículos chinos, con el argumento de que China comercia con todo el mundo, incluidas cadenas comerciales estadounidenses. Empero, admite que el tipo de productos que venden es porque hasta ahora nadie ha demandado importar refrigeradores, computadoras u otros artículos con calidad como la de las marcas reconocidas en el mercado.

Los chinos no sólo comercian con los tepiteños, también lo hacen con algunos socios de la Canaco DF, pero para el dirigente de los comerciantes formales de esta ciudad hay una gran diferencia en la relación, porque sus socios pagan impuestos, seguro social, Infonavit y servicios, mientras el ambulantaje de esa zona de la ciudad no lo hace.

La relación comercial entre Tepito y China es algo que no le ocupa, asegura el representante de la Canaco DF. “Pueden comerciar con quien quieran, si el comercio está dentro de la legalidad. Pero los informales traen mercancía de contrabando y piratería, eso afecta al comercio establecido, porque por cada puesto que se instala en la calle se pierden tres empleos”, acusa.

Mendicuti rechaza que comerciantes formales hayan ofrecido a la organización de Rosete vender sus saldos.

Y cuando se le cuestiona con relación a si estarían dispuestos a otorgarle crédito a los comerciantes para convertirse en sus proveedores, dice que los comerciantes no son bancos.

“Coadyuvar para que puedan comprar, sería permitirles hacer un mejor negocio”, dijo.

Quien no quiso entrar en el tema sobre por qué los comerciantes nacionales no quisieron dar su mercancía a plazos a los vendedores ambulantes de Tepito y el Centro Histórico, fue el presidente de la Cámara de Comercio en Pequeño (Canacope), José Caudillo.

El argumento: no tener cifras, ni información sobre el tema para poder fijar una posición.

 

 



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