Buscan facilitar trámite de firma a preliberados
claudia.bolanos@eluniversal.com.mx Cinco horas invierten las 40 mil personas que acuden a su firma de preliberados una vez al mes. El traslado, hacer fila, faltar a su trabajo o descuentos por retardos, es lo que padecen ex reos al reincorporarse a la sociedad. Un solo centro de control para preliberados hay en la ciudad de México, y su ubicación es en la zona de reclusorios de Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa; pero esta situación pronto cambiará mediante un proceso de modernización a través de un arrendamiento financiero. La instalación de por lo menos cuatro centros —el proyecto original contempla 16— en las fiscalías desconcentradas de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal y en la misma sede de la dirección ejecutiva de Sanciones Penales, están por entrar en funcionamiento. Se trata de un sistema de modernización, a través de un lector biométrico que captará las 10 huellas dactilares, geografía de la mano, y rostro, para comprobar que en realidad sea el beneficiario de tal liberación anticipada quien acuda a firmar. Según datos de dicha dirección, el actual modelo permite que una persona distinta firme por otra, y que incluso haya corrupción entre custodios que cobran para permitirles firmar. En caso de que un ex reo preliberado no acate las disposiciones, puede ser regresado a prisión, y por eso son varios los que aceptan dar dinero para que se les permita el ingreso al centro de control. Además, con el antiguo esquema sólo se destina a cuatro personas para atender el proceso de firmas y sólo cuando se requiere, se asignan dos más, dependiendo del flujo de beneficiados que acuda, indica el estudio del proyecto del cual este medio tiene una copia. Cada uno de esos empleados atiende un promedio de 2 mil personas a la semana. El horario de atención para firmar es de lunes a viernes de nueve a 15 horas, sábado y domingo de nueve a 13 horas, pero también se encargan de llevar los voluminosos archivos ue ya se capturan en registros computacionales. En un estudio realizado a esta población se conoció que los principales problemas que enfrentan los días de su firma son: invertir de una hora y media a más de dos horas en traslados, y hasta cinco en hacer fila, así como invertir tiempo en el que dejan de trabajar o producir, con los consabidos descuentos. Gastan dinero en pasajes y comidas, y no obtienen un documento probatorio de su cumplimiento de firma.





