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ECATEPEC, Méx.— Hildra murió, pero no descansa en paz. Han pasado más de 45 horas de que perdió la vida y no ha llegado a su última morada.

En vida pesó cuatro toneladas y en las últimas horas aumentó su tonelaje un poco más porque su cuerpo comenzó a hincharse.

El cuerpo de la elefanta, que era uno de los dos paquidermos en el mundo que podía pararse en una de sus cuatro patas, yace desde la mañana del martes en el interior de la bodega del Circo Unión.

Una lona que la cubre desde entonces ha sido su fosa provisional. El elenco que la acompañó durante más de dos décadas en las funciones circenses, no estuvo con ella en sus últimos instantes de vida terrenal. No han estado cerca de ella los trapecistas, los payasos, los malabaristas, los enanitos, ni sus entrenadores. Hildra ha estado prácticamente sola. Sólo algunos trabajadores se han acercado a darle la despedida.

La elefanta más consentida, la más juguetona, la más inquieta, la que podía comer ocho pacas de forraje al día combinadas con zanahorias y avena, que compartía con Tania y la otra de sus compañeras de toda la vida, no ha sido enterrada. Hasta el cierre de la edición Hildra, la que llegó a México procedente de la India, esperaba descansar finalmente en paz.

Jaime García Maldonado, subprocurador de Justicia de Ecatepec, informó que el Ministerio Público otorgó la autorización a los representantes del Circo Unión para que procedieran a darle sepultura a la elefanta de 45 años, como es el deseo del director de la empresa Fernando Sánchez.

Lo que ahora tienen que hacer los dueños del paquidermo, dijo el funcionario, es coordinarse con la Jurisdicción Sanitaria, dependencia de la Secretaría de Salud estatal, para determinar cómo se realizará el entierro.

Sergio Rojas Andersen, coordinador de Regulación Sanitaria del Instituto de Salud estatal, señaló que lo más recomendable es que el entierro sea lo más pronto posible por el estado de descomposición que ya presenta.

Arturo Fonseca, jefe de la Jurisdicción Sanitaria de Ecatepec, aseguró que “todavía aguanta hasta mañana” (hoy) para enterrarla. “Lo que se tiene que hacer es una excavación profunda, encalar el cuerpo del animal para enterrarlo”, explicó. Las autoridades descartaron que se presenten brotes de infección, pero sugirieron que se fumigue el área.

La leyenda de Hildra comenzó el día que murió. El padre Julio Martín, quien tiene su parroquia en la ciudad de México, prometió que le oficiaría una misa de despedida antes de llegue a su última morada.