La lideresa de los ambulantes Silvia Sánchez Rico obtuvo su libertad bajo fianza luego de que el juez décimo de distrito en materia penal, Juan Manuel Bárcena, le otorgó un amparo en contra del auto de formal prisión que le dictó en marzo pasado el juez 58 de lo penal.

El juez determinó que no había elementos suficientes para mantener detenida a Sánchez Rico en el Reclusorio Oriente por los delitos de extorsión, robo específico e informes falsos ante una autoridad distinta a la judicial.

Sánchez Rico sólo tiene en su contra el delito de lesiones y por ello, al no estar considerado como delito grave, el juez 58 de lo penal le otorgó la libertad caucional y le fijó una fianza de 300 mil pesos, la cual pagó en 18 pólizas.

De esta forma, la lideresa de los ambulantes del Centro Histórico abandonó el Reclusorio Oriente y ahora sólo tendrá que firmar el libro de amparos de este penal cada semana (tentativamente los viernes).

Silvia Sánchez Rico y su hijo Julio César Ramos fueron detenidos y puestos a disposición en la cuarta agencia del Ministerio Público el 26 de marzo de 1999, a raíz de dos enfrentamientos entre ambulantes.

El primero de estos enfrentamientos se suscitó el 10 de marzo de dicho año, con vendedores del grupo de Óscar Hidalgo Aldana. El 24 de marzo hubo otro enfrentamiento, esta vez con vendedores de Jovita Cruz. En este último hubo tres heridos.

El 29 de marzo empezó el proceso penal contra la lideresa en el Juzgado 58 Penal, con sede en el Reclusorio Oriente. En total, Silvia Sánchez Rico tenía 30 denuncias en su contra por delitos de robo, lesiones y extorsión.

Durante todo este proceso, la lideresa siempre contó con el apoyo de la dirigencia nacional del PRI, que en aquel entonces estaba encabezada por el actual titular de Salud, José Antonio González Fernández, así como del ex candidato presidencial Manuel Bartlett Díaz.

En septiembre del año pasado también fue detenido Pedro Bonilla Méndez, presunto golpeador al servicio de la lideresa de los comerciantes ambulantes. Según las acusaciones en su contra, él era el encargado de amenazar y golpear a los vendedores que no aportaran una cantidad solicitada por Sánchez Rico.