Aprendizaje, su mejor regalo
sara.pantoja@eluniversal.com.mx En vez de regalos masivos de juguetes como en otras delegaciones por el Día del Niño, los de Tlalpan tuvieron una ganancia mayor: construir un reloj solar, entender con juegos el cambio climático, conocer las nebulosas planetarias con una lotería cósmica y hasta alimentar a animales exóticos de su propia mano. Ayer bajaron de las colonias más marginadas como San Miguel y Santo Tomás Ajusco y El Zacatón a interactuar con la ciencia. La mayoría de ellos nunca ha visitado el Papalote Museo del Niño, el Carrillo Gil, el José Luis Cuevas o el de Historia Natural. Por eso, se los acercaron gratis al deportivo Villa Olímpica. Los monitores del Papalote les enseñaron cómo hacer un reloj solar. Estudiantes de la UNAM los tuvieron atentos con pequeñas explosiones de bicarbonato y vinagre que asemejaron la teoría del big bang sobre la formación del universo. “El sol no es un planeta, es una estrella”, les explicaban y éstos respondían “aaahhh”, mientras brincaban para ser voluntarios en el siguiente experimento. Lo mismo hicieron participar a los pequeños que a sus abuelitos caminando en círculo para saber cómo giran los planetas alrededor del Sol. Les mostraron las diferencias entre una galaxia, la vía láctea, las nebulosas planetarias y los flashazos estelares con los cartones de la lotería cósmica. Los dejaron atentos en las butacas con una obra que explicaba el cambio climático a ritmo de rap. Encontraron las respuestas de cómo se hace el gel para el cabello y qué tiene la pasta de dientes. Las sonrisas chimuelas, ojos de sorpresa y caras de admiración abundaron en la feria. “El propósito es que los niños entiendan que la ciencia puede ser divertida, que sueñen con ser científicos, astrónomos, químicos”, dijo Cristina Dovalí, coordinadora de Atención a la Niñez de la delegación Tlalpan. La dinámica era tal que hasta al jefe delegacional, Guillermo Sánchez, comentó: “Me hicieron recordar cuando era chavito. Yo hubiera querido que me enseñaran esto”. Entre tantos futuros científicos, hubo tiempo para echarse un clavado en la alberca de la playa artificial, montar la pared de rapel o bajar en la tirolesa. También afloró el espíritu veterinario de los menores que tocaron y alimentaron a la llama peruana, el mini horse y la cabra de Camerún, entre otros animales exóticos que llevó una granja de Morelos. “No está enojado, se quiere salir”, le aclaró una niña a su madre al ver mugir al becerro pardo suizo. La Feria Interactiva Infantil de Tlalpan comenzó el viernes y terminará este domingo.





