Juguetes artesanales, reducto nacional ante invasión china
df@eluniversal.com.mx SAN ANTONIO LA ISLA, Méx. Bonifacio Colindres Castro es uno de los más de 100 artesanos mexiquenses dedicados a confeccionar juguetes mexicanos en madera, actividad que junto con la agropecuaria, sostienen la economía del municipio. Con 44 años como proveedor de los Reyes Magos, Bonifacio heredó las secretos de su padre y sostiene a su familia con esta labor.Sin embargo, lamenta que autoridades mexiquenses no impidan que mercados, plazas y centros comerciales vendan productos chinos, introducidos en su gran mayoría en forma ilegal. Esos juguetes del extranjero son la verdadera y única competencia de á artesanía juguetera mexicana, ya que manejan precios muy bajos. Nuestros productos son de bajo costo, los de origen chino que en su gran mayoría funcionan con pilas, se venden en precios inferiores, sostuvo. Detalló que hacer baleros, trompos, yoyos, juegos de té, cuadriláteros para luchadores, tambores, flautas, camiones, carritos, cunas, camas, roperitos y comedores inicia con la selección de la madera dura, resistente y de color claro. El trabajo continúa con el corte de tallado y broquelado, para luego con la decoración a base de pintura de aceite en algunos casos. La demanda del juguete que fabrico año con año ha ido a la baja, problema al que se suma la escasez de madera, pues no es fácil conseguirla de calidad y buen costo, explicó. El municipio juguetero se ubica a 25 minutos de Toluca y, según el ayuntamiento, da empleo directo a al menos 500 personas e indirecto a igual cifra de empleados. Los artesanos como Bonifacio Colindres, complementan sus ingresos con actividades agropecuarias. Todo el año fabrico juguetes y en paralelo me dedico al campo y los fines de semana soy músico. Así me gano la vida, subrayó. Bonifacio produce pocos jugetes, por lo que la baja demanda lo pone en apuros, pues sus artículos se llegan a quedar detenidos varios meses. Lamenta que como en la mayoría de los productos, los intermediarios se lleven las mayores ganancias, pues mientras el precio de algunos de sus modelos van de siete a 25 pesos, los comercializadores los colocan hasta en 25 y 50 pesos, respectivamente. Algunos años intenté vender mi producción, pero encontré muchas trabas; uno tiene que estar afiliado a una organización de comerciantes; los permisos que solicitan el gobierno municipal y estatal son muchos y algunos no podemos cumplirlos. Por su parte, Liliana Álvarez Rodríguez, comercializadora de juguetes mexicanos, sostuvo que en los últimos años sus ventas han bajado mucho y sus pedidos se redujeron. Esta caída, señaló, hizo desaparecer a algunos productores artesanales. Álvarez Rodríguez aseguró que la mayoría de sus consumidores son padres de más de 40 años, pues los jóvenes optan por juguetes de pilas y no por los artesanales hechos en madera y por personas del país.





