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“Qué vamos a hacer; nos van a amolar más”

Emilio Fernández Román| El Universal
Miércoles 02 de enero de 2008

df@eluniversal.com.mx

CHALCO, Méx. “Nos van a pasar a amolar”, es el vaticinio de don Serafín Hernández Cisneros, un campesino que ha pasado más de 65 años en el campo mexicano y que ahora prevé que los productores ‘gringos’ y de los del país de la hoja de maple se apoderarán del mercado nacional del maíz.

Por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), nos va a joder, dice el hombre de 74 años que gracias a las tierras que le heredaron sus padres les dio carrera profesional a dos de sus tres hijos.

Pero ahora, cuenta el labriego que cultiva sus parcelas ubicadas sobre la carretera federal México-Cuautla, en el límite del poblado chalquense de San Mateo Tezoquipan Miraflores con el municipio de Tlalmanalco, el futuro será incierto.

“Yo no sabía que llegará maíz del norte, nadie me lo había dicho, que irá a pasar con nosotros”, se pregunta temeroso don Serafín quien inicio este ciclo agrícola en abril y en los últimos días de diciembre inició su cosecha.

“De por sí la situación está redifícil para los campesinos”, asegura el dueño de una hectárea y media en la que la siembra de maíz es la principal actividad.

De su más reciente cosecha don Serafín comercializó siete toneladas de maíz por el que recibió 2 mil 800 pesos por cada mil kilogramos de ese grano, pero quizás fue la última vez que logró venderlo en ese precio, “porque de aquí en adelante seguramente nos lo van a pagar más barato los compradores. Estamos amolados”, consideró.

“Yo invertí 5 mil pesos y saqué como 20 mil pesos, porque el maíz lo vendí directamente en un molino, de no ser así, me lo hubieran pagada muy barato los intermediarios que son los únicos que sacan provecho”, recordó.

Don Serafín está en la antesala de las ocho décadas de vida y todavía tiene fuerzas para andar en el campo y montar a caballo todos los días, pero lo que más lo desanima ahora es que el gobierno no se preocupa por los campesinos que son los que les dan de comer a todos los mexicanos.

Y hay un pensamiento que no se le quita de la cabeza: “Nos van a chingar los gringos”.



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