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Es El Rosario, tierra de nadie, acusan

Guadalupe Ceballos y David Cano| El Universal
Miércoles 22 de marzo de 2000
Solicitan vecinos de la unidad habitacional a las autoridades incrementar las medidas de seguridad; imposible, es propiedad privada: Pablo Moctezuma

La unidad habitacional El Rosario Azcapotzalco se ha convertido en tierra de nadie. Los residentes son presa constante de delincuentes ?que a punta de metralleta asaltan a cualquier hora?, denunciaron vecinos, quienes piden a autoridades delegaciones su intervención para acabar con el lacerante problema.

Al respecto Pablo Moctezuma Barragán, titular en la demarcación, aclaró que en unidades habitacionales es casi imposible emprender programas de seguridad porque están consideradas como propiedad privada y la autoridad no puede entrometerse.

En este sentido, los vecinos comentaron que los funcionarios delegacionales consideran a la unidad El Rosario como propiedad privada cuando le conviene, ya que permiten la instalación de tianguistas sin consultar a la ciudadanía.

?Nosotros hasta ahora hemos pagado seguridad privada pero de nada sirve si en los alrededores no se controla la delincuencia y se refuerza la vigilancia para evitar que los ladrones se internen en la unidad?, dijeron.

?Nadie quiere entrar, en cada esquina se colocan jóvenes a esperar a su presa, especialmente a los peatones que se dirigen a la terminal del Metro, que se ha convertido en un nido de ratas de dos patas?, dijeron.

Los vecinos, que no quisieron que se revelaran sus nombres, aseguran que tienen identificados a los delincuentes que pertenecen a por lo menos 22 bandas que además de robar se dedican a la distribución de drogas en negocios y casas habitación, subrayaron.

En este sentido, Moctezuma Barragán estimó que sólo el problema se puede combatir con el impulso de programas económicos, sociales y de participación ciudadana.

Asimismo, aseveraron que además enfrentan otros problemas como la invasión de áreas comunes, hacinamiento, cambios de uso de suelo, conflictos entre vecinos, desconfianza entre los propios condóminos y departamentos abandonados.

José Diego Badillo García, residente desde hace una década en El Rosario, que también una parte abarca el territorio de Tlalnepantla, señala que las zonas conflictivas están perfectamente bien identificadas, como El Parian, que se ubica a unos metros de la zona comercial; también está el entronque de avenida de las Culturas y el Eje 5 Norte, en el estado de México, así como la calle de Cultura Náhuatl.



Invasión de áreas comunes

Las áreas comunes y zonas de estacionamiento son otro de los problemas que se han convertido en motivo de disputa entre los residentes de esta zona habitacional.

En su mayoría los cajones de estacionamiento están enrejados, ?como una medida de seguridad para que no se robaran los automóviles o las autopartes?, mencionó Badillo García.

El problema original fue que esas áreas eran invadidas por las visitas o los residentes que tenían más de un vehículo, por lo que ocupaban dos o más cajones.

Como una medida de prevención se utilizaron pequeños tubos que eran anclados al piso y se unían a través de una cadena, después fueron los enrejados.

Pero esta situación avanzó y quien ya no tiene vehículo o quien no utiliza el cajón lo convirtió en miscelánea, cuarto de los triques o en una extensión de su casa.

Hay quienes se han atrevido, narró, hasta a ampliar su sala, construir un cuarto más o una recámara. El problema, indicó Moctezuma Barragán, es que invadieron áreas donde están los ductos de gas natural, y en ocasiones donde se encuentran los medidores o las tomas donde se les daba mantenimiento.

Por eso ahora la empresa Metrogas ha convocado a los residentes que tienen esta característica a pagar una diferencia por la modificación de los ramales del combustible, debido a que se necesita darles un mantenimiento permanente.

Al inicio de la presente administración del gobierno capitalino, el delegado en Azcapotzalco llevó a cabo avisos de que se demolerían los inmuebles que invadían estas áreas, pero finalmente se logró consensuar para que permanezcan sin crecimiento, pues todos arguyeron que los inmuebles eran muy pequeños.



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