La Santa Muerte, un culto dividido
El culto a la Santa Muerte se dividió entre los que veneran la figura tradicional de la osamenta vestida de blanco y quienes la cambiaron por un Ángel de la Santa Muerte, desde agosto pasado. Ambas partes se acusan de lucrar con la fe los devotos de cada una . La veneración a la Santa Muerte registra un auge en la ciudad de México, así como en los municipios conurbados y en varios estados de la República. Sus creyentes han instalado altares en lugares públicos. Desde Tepito, donde brota este culto, hasta las colonias Santa Julia, Anáhuac, Doctores, Guerrero, 20 de Noviembre, Peralvillo, e incluso cerca de la Basílica de Guadalupe, se encuentran espacios de la Niña Blanca. El arzobispo David Romo, de la Iglesia Católica Tradicional, subió al altar del templo de Bravo 35 y Héroe de Nacozari, al Ángel de la Santa Muerte, y explica sus motivos: “En la iglesia no podemos estar enseñando una mentira, como que la Santa Muerte tiene muchos colores o cuestiones que manejan los brujos”. Sostiene que en la Biblia “no hay un fundamento para la Santa Muerte”, en cambio el Ángel “sí aparece”. Asegura: “La Santa Muerte no existe”. La postura del clérigo Romo es rechazada por dos líderes civiles de devotos —Héctor González Trinidad, Hermano Parka, y Luis González Nava, Yamarash—, organizadores de un frente opositor que han llamado Congregación Nacional de la Santa Muerte. Su consigna es oponerse a que el ángel sea colocado en los altares callejeros. A ellos Romo responde: “Los que pegaron el grito son los dueños de las santas, los que no dan cuenta a Hacienda de la limosna que reciben, los que no sabemos qué hacen con todos los donativos, ni con las joyas que le dejan a la Santa”. Por su parte, los líderes Hermano Parka y Yamarash, que tienen un altar en la colonia Alborada, en Ecatepec, estado de México, dicen: “Nosotros no reconocemos un supuesto ángel que fue una invención para patentarlo y hacer negocio”. ¿Cómo obtuvo la imagen del Ángel de la Santa Muerte? —se le pregunta a Romo antes de oficiar misa. —Una señora tuvo una revelación y vino. “Padre se me apareció la Santa. Me dijo que le tenía que elaborar esta imagen y entregársela a usted”. Luego revisó la Biblia y “al encontrar al ángel decidimos aceptar esa imagen”. Refiere que encontró menciones en Génesis 19:12-13; Éxodo 12:23; Éxodo 23: 20-25; Números 16:41-49; Hechos 12:20-23. Dice que hay bases en otros diez libros de las escrituras. Romo busca recuperar el registro que perdió el 29 de abril de 2005, por destinar a la Iglesia Católica Tradicional al culto a la Santa Muerte. Señala que “mi Iglesia, la Iglesia perdió con la Santa Muerte. Cuando aceptamos que entrara una imagen del ‘esqueletito’, se puede decir que nos fue de la patada”. Asegura que en cuestión de 30 días, la Secretaría de Gobernación abrirá el proceso de registro al culto del Ángel de la Santa Muerte, con el concepto de obediencia a Dios. Plantea que “hasta ahorita, el pueblo concibió un culto a la Santa Muerte que se llenó de mitos”. Los críticos de Romo lo acusan de traidor a la devoción. Señalan que desecha la osamenta que presidió el templo de Romo (probablemente desde 1999), para ganar el registro como asociación religiosa con derecho a prerrogativas. Expresan que la Santa Muerte tiene raíces prehispánicas y del cristianismo europeo, que permaneció oculto en las etapas de la Inquisición y el autoritarismo. El Hermano Parka y Yamarash relatan que su culto “ya existía cuando Posada la recreó en sus grabados”. De la tradición oral comentan que protegió a creyentes en los combates de la Revolución. Yamarash sentencia: “quien pretenda meterse con la Santa Muerte, no se está metiendo con los representantes; se está metiendo con una deidad que tiene una fuerza”.