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Termina era de la Santa Muerte

Juan Arvizu| El Universal
Domingo 12 de agosto de 2007

A la Santa Muerte, los creyentes suelen llamarla al toque de una campana pequeña, en su altar modesto de la colonia Morelos. Cada tañer del bronce avisa de una oración desesperada, un ruego de solución urgente a lo imposible, una súplica de que con su guadaña proteja a sus devotos de todo mal. Amén.

La campana no deja de sonar a lo largo del día. Los afligidos acuden con sus problemas, sus infiernos. Se van unos y llegan otros con mil y una necesidades. La gente invoca la fuerza todopoderosa en esa figura de la muerte. Y espera dones de vida y paz.

Este sábado fue el último día en la era de la Santa Muerte, representada, como se sabe, por una osamenta vestida con túnica blanca que deja visibles parte del cráneo, manos y pies. Su reemplazo es un ángel exterminador, que será llamado de la Santa Muerte.

Sus devotos refrendaron ayer promesas de fervor a “la santita”, a la que entre diversas oraciones suelen pedirle: “quita todas las envidias, pobreza, desamor y desempleo”. Amén.

El próximo día 15 nacerá el culto al Ángel de la Santa Muerte, también basado en la invocación de grandes poderes, a la medida de la esperanza de quienes imploran:

“Quiero pedirte, Santa Muerte, que rompas y destruyas todo hechizo, encantamiento y oscuridad que se presente en mi persona, casa, trabajo y camino”.

Como esa, hay oraciones impresas para la protección, para casos de desesperación, a favor la libertad de presos y la salud de los enfermos.

Al recinto de esta creencia, en la calle Bravo 35, de la colonia Morelos, llegan peticiones escritas en sobre cerrado; en el reverso de fotografías se cuentan historias de tribulación, cuyo desenlace se pone en manos de la dama que llaman poderosa.

“Te quiero mucho. No me desampares. Por favor, ayúdame, mi Niña Blanca, y prometo venir a verte más seguido...”

Sólo que cuando retornen, los devotos que no han sido avisados del cambio, encontrarán una figura diferente, de 1.70 metros, elaborada con resinas, que representará al ángel exterminador, que de acuerdo con el responsable del culto, David Romo, está reseñado en los libros del Génesis, Éxodo, Números y Josué.

Al altar acuden niños de la calle, hombres desempleados, madres solteras desamparadas. Por ese patio sin lujo transita la gama de personajes de la sociedad. Va el policía, el militar, la anciana abandonada, el hombre hosco, la madre tierna que sufre la desventura de sus hijos, la ausencia del que se fue de ilegal a Estados Unidos.

Junto al niño que no tiene hogar puede estar rezando una mujer o un hombre adinerados, que manifiestan su devoción con un gran arreglo floral.

Una joven deposita un puñado de dulces en una cesta, en ofrenda a la Santa Muerte, mientras su madre de semblante sombrío implora en silencio. “No hay mal que tú no puedas vencer”, es el credo del lugar.

Se venden figuras y fotografías de la Santa Muerte. Veladoras, llaveros, medallas, que bendice alguno de los líderes de la devoción.

El espacio es rústico, sin edificación típica de un templo. Se trata de una casa vieja habilitada con múltiples cuadros y figuras del culto católico, como La Trinidad, la virgen de Guadalupe, Cristos, la Providencia.

Esa galería religiosa antecede al altar de la Santa Muerte, que desde este domingo y hasta el miércoles será el centro de festejos de sus creyentes.

“Son días de fiesta. Vendrán devotos de las colonias de los Doctores, Buenos Aires y de Iztapalapa, entre otros y tendrán prohibido escandalizar”, garantiza David Romo.

Se reunen “quienes han recibido ayuda en sus necesidades elementales; quienes dan testimonio de la salud de los enfermos. Viene gente que agradece que ella cambió su vida”, dice David Romo, en el epílogo de la Santa Muerte y el anuncio de la llegada del ángel exterminador.



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