En lo que va de este sexenio, en el Distrito Federal fueron neutralizados 82 artefactos explosivos y 72 más simulados han sido localizados por la Policía Preventiva capitalina, reveló ayer el jefe policiaco Joel Ortega Cuevas; durante el mismo lapso, abundó, también se encontraron tres agentes químicos.

Hizo énfasis en que en algunos casos, 10 en total, los paquetes sí estallaron, incluidos los que detonaron la madrugada del 6 de noviembre pasado en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y en una sucursal de Scotiabank.

Su recuento incluso se extendió a las últimas dos décadas, para señalar que algunos de los inmuebles e instalaciones estratégicas que fueron "blanco de ataques con artefactos explosivos", sin que hayan estallado, fueron la embajada de Estados Unidos en México, un colegio privado, una torre de alta tensión y una populosa tienda comercial, entre otros.

Al inaugurar este martes el curso sobre manejo de explosivos, que policías preventivos capitalinos recibirán por parte de expertos de Israel, Ortega Cuevas reveló que en abril de 1986 fue desactivada una bomba con más de 12 kilos de explosivo, más 10 adicionales de esquirlas, en las inmediaciones de la embajada de Estados Unidos en nuestro país.

Casi 17 años después, en 2003, un sujeto fue detenido después de que arrojó una bomba molotov a dicha sede diplomática; "al ser interrogado resultó tener conocimiento sobre guerrilla y terrorismo; además se le decomisaron diversos utensilios para la fabricación de artefactos explosivos".

Con lo anterior, el jefe policiaco trató de justificar la importancia que reviste el que los policías preventivos reciban cada día una mejor capacitación para el manejo de explosivos, y alegó que "ningún país está exento del terrorismo y la guerrilla".

En su balance de los últimos seis años, detalló que tan sólo en la ciudad de México se han recibido 936 "llamadas falsas" sobre colocación de artefactos explosivos y mil 350 apoyos "por amenaza de bacterias".

Debemos reconocer, anotó, que ninguna ciudad en las circunstancias actuales del mundo está exenta de actos de boicot o de terrorismo.

Acotó que en las grandes ciudades como la nuestra se debe contar con personal capacitado en uso y desactivación de artefactos explosivos, con el fin de evitar que la ciudadanía sea alcanzada por manifestaciones de grupos subversivos.