A punto de caer, iglesia de Tezoyuca del siglo XVI
TEZOYUCA, Méx.- En el siglo XVI los frailes de la orden franciscana construyeron una parroquia en Tequisistlán; sin embargo, la explotación de mantos acuíferos y su construcción sobre el suelo fangoso del ex lago de Texcoco ocasionaron que se hundiera y quedara en desuso. La estructura de la parroquia de la Virgen del Rosario está abandonada y los pobladores decidieron construir una nueva para poder venerar a sus santos. Ambas obras, una construida hace 500 años y otra con apenas 15 años de vida, comparten el mismo atrio, el cual aparece descuidado y a simple vista abandonado. La iglesia de la Virgen del Rosario, está a punto del colapso, algunos muros sólo están detenidos por unos polines, pero su rescate es imposible, aseguró Gustavo Romero Dorantes, habitante de Tequisistlán. Según el colono, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) mantiene a la parroquia en resguardo como parte de un monumento histórico. "EL INAH no permite que hagamos nada dentro de la Iglesia, por eso está tan abandonada y deteriorada, hoy sólo es una estructura vieja", refirió Romero Dorantes. En recorrido por el lugar se puede observar que la estructura está prácticamente de lado. Sobre sus bardas edificadas con piedra han crecido arbustos, incluso es utilizada por bandas juveniles para ser grafiteada. Según relató don Esteban, uno de los más antiguos habitantes de la comunidad, hoy sólo sirve de bodega y en su interior hay polvo y nidos de palomas que ahí se alojan. "Durante las fiestas patronales, la iglesia sirve de bodega para los coheteros, ya no se usa para nada y aunque hemos hablado con las autoridades para que no sea un riesgo y evitar que en cualquier momento se venga abajo, nadie nos hace caso", reclamó don Esteban. Según recordó, en 2000, la iglesia aún conservaba en su interior las imágenes de santos y algunos retablos, pero fue asaltada. "Había tantas cosas de valor, pero fueron robadas por personas que tuvieron el cuidado de retirarlos con el vidrio que las protegía". En el inmueble todavía quedan algunos tesoros como el altar hecho en madera y cubierto de hoja de oro, pero el polvo lo cubre y aunque la puerta ha sido sellada, los pobladores temen que algún ladrón pretenda llevarse "lo poco que queda, pero que vale mucho".





