'Las maté por rencor y rabia'
Algunos la recuerdan con traje y máscara negros, otros con vestimenta rosa, pero lo cierto es que Juana Barraza se dedicó a la lucha libre como La Dama del Silencio hace más de una década, sin destacar en el cuadrilátero. La mujer de 48 años, señalada como la presunta asesina serial de personas de la tercera edad, tuvo una vida difícil, según asentó en su declaración ministerial. A los 12 años, su madre la regaló a un hombre llamado José Lugo, quien la violó y la embarazó. Al hijo de ambos, José Enrique, lo mataron con un bat de beisbol cuando cumplió 24 años. Este crimen ocurrió en Santa Martha Acatitla, perímetro de la delegación Iztapalapa. Quizá de ahí surgió su coraje contra las mujeres de la tercera edad, a quienes buscaba por su propia cuenta para matarlas. Hoy asegura que las odiaba cuando veía que su dinero podía humillarla. Juana asegura que su mamá y su papá ya murieron y que a lo largo de su vida ella ha vivido en unión libre con dos personas. De estas relaciones tuvo hijos, de 10 y 18 años. Juana se reconoce católica "pero también creo en la Santa Muerte", detalla ante el Ministerio Público. Y reconoce varios de los crímenes. Dice que no mató solamente a la anciana de la colonia Moctezuma sino a dos más: en las delegaciones Gustavo A. Madero y Benito Juárez. La forma de operar también la relató. Salía generalmente los lunes y los viernes a contactar a ancianas que caminaban cerca de un parque o centro comercial. Los sábados y domingos no porque estaba con sus hijos. La luchadora Hace más de una década viajaba, durante los fines de semana, a Puebla Toluca, Tlaxcala y Pachuca, donde practicaba la lucha libre como La Dama del Silencio. Ahí cobraba entre 300 y 500 pesos por combate. Hoy todavía es conocida en el ambiente luchístico, pues trabajó con el promotor José Contreras, quien también es empleado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF). El lugar en el que ella preparaba eventos, contrataba y pagaba a los luchadores, es la arena San Juan, ubicada en la colonia Juárez Pantitlán, en ciudad Nezahualcóyotl, indica el encargado del lugar, Miguel Ángel Luna. "Ella era su mano derecha (de Contreras)", asegura. El luchador independiente El Pandita, también propietario de la cafetería Doña Bárbara, sabe que ella era La Dama del Silencio, que luego se hizo promotora en dicha arena y que ha sido clienta de su negocio. En el restaurante ubicado en la colonia Centro, Barraza Samperio acudía en compañía de otros luchadores, sobre todo los viernes en la noche, antes de ir a la arena México. La última vez que visitó este lugar fue la semana pasada, pero El Pandita indica que también por esos días, la vio en el velorio de otro luchador conocido como El Texano, en una funeraria, por las calles de Sullivan. Barraza Samperio fue entrevistada por TV Azteca, el pasado 17 de enero, como aficionada de la lucha libre en la arena Coliseo. Frente a las cámaras dio su nombre completo y se definió como "ruda de corazón". Según la Procuraduría capitalina, Juana es una persona con algún desequilibrio mental, a consecuencia de la vida difícil que tuvo, pero que está consciente del daño que causó. Para sus vecinos de la calle de Abetos, en Ixtapaluca, estado de México, ella es una mujer callada y solitaria. Antes de ser detenida, vivía con sus dos hijos menores de edad. Casi no hablaba con nadie y sólo sabían que se había dedicado a la lucha libre a través de los comentarios de sus hijos de entre 6 y 10 años de edad, quienes permanecían solos casi todo el día cuando regresaban de la escuela. A ellos solamente los visitaba su hermana mayor, quien ya está casada. En su declaración, Barraza Samperio dijo que rentó un par de viviendas en el municipio de Chalco, en el estado de México, antes de mudarse a Ixtapaluca. Por esta vivienda pagaba mil 500 peso de renta mensual, aunque sus ingresos declarados oscilaban entre los 200 y 300 pesos semanales. La captura La mujer de 48 años fue detenida el miércoles cuando fue sorprendida por un inquilino de la última de sus víctimas, en la colonia Moctezuma primera sección. Al ser alcanzada por una patrulla cuando pretendía huir, accedió a subirse a la unidad policiaca, sacó de su bolsa algo que comer y desde su teléfono celular hizo una llamada. La Procuraduría la interrogó desde la tarde del miércoles hasta las tres de la mañana de ayer. "Sentía como coraje, como rencor, rabia", respondió al preguntársele sobre su actuar. La presunta asesina de por lo menos 10 ancianas, cometidos de 2003 a este miércoles pasado, respondió a un extenso interrogatorio que fue videograbado en la Procuraduría capitalina. -¿Por qué mataste a la primera? -se le preguntó al principio. -Nada más por quitarle el dinero -respondió ajena al ambiente, haciendo incluso una mueca y levantando el hombro derecho como si protagonizara un regaño infantil. -¿Con qué las matabas? -Con lo que tuviera en las manos. -¡Eras luchadora! ¿Les hacías llaves? -Nunca hacía llaves con las manos -contestó por reflejo. -¿Con cables? -Con mascadas y con medias, pero no con cables. -¿Por qué las matabas? -Porque me veían. Sentía como coraje, como rencor, rabia. La mujer confesó que ahorcó con un estetoscopio, propiedad de la propia víctima, a Ana María de los Reyes, una mujer de 82 años. La abordó en la calle y le pidió trabajo como lavandera. Debido a que la anciana la rechazó, le pidió un vaso de agua para ingresar a la casa. La ira de Juana se desencadenó cuando "le dije que cuánto me iba a pagar por (lavar) las colchas y me dijo: "Son gatas y todavía quieren ganar más. La verdad me enfurecí y la ahorqué". (Con información de Óscar Herrera y Ángeles Velasco)