Para los jóvenes que se identifican como cholos en el municipio de Ecatepec, pertenecer a una clica (o pandilla, en su lenguaje) significa tener una segunda familia, por la que están dispuestos a dar la vida.

El poder de la pandilla se transfiere a cada uno de sus miembros, y cada uno de ellos es temido y respetado en su barrio.

"Para poder ser aceptados en la pandilla deben de pelear durante 13 segundos contra tres integrantes de la misma, más o menos de su edad, y demostrar que pueden resistir un enfrentamiento en desventaja contra otro grupo", indica el capitán de uno de los grupos que se encuentra en este municipio mexiquense.

A este evento, dice, le denominan la brinca , y tras pasar la prueba, son aceptados en la clica . Los ascensos se obtienen con la comisión de hechos relevantes como pueden ser asaltos, muertes o por antigüedad, aunque aclaran que "el homicidio es el último recurso". Las pandillas y sus miembros son clandestinos; sin embargo, advierten que actúan si alguna mara hace su aparición, y delinquen para conseguir recursos, para comprar droga, alcohol y armas.

Sin embargo, consideran que la delincuencia no es privativa de los cholos , quienes provienen del pachuco de los años 60, lo que explica que sus prendas de vestir siempre estén planchadas y limpias.

Señalan que existen los skatos, darketos, rockeros, punks, raperos, anarquistas y otros grupos juveniles, quienes también grafitean y están en los barrios, escuchando música y que defienden su territorio a como dé lugar.

La mayoría de Los 38 , una de estas organizaciones de cholos , son estudiantes del plantel 10 del Colegio de Bachilleres, en que estos jóvenes de entre 14 y 20 años marcan su territorio con grafitis y se defienden entre sí de muchas otras bandas menos importantes, que se han conformado a su vez para resistir las incursiones de este grupo que ingresa a sus vecindades, en grupos de 100 jóvenes.