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El milagro en el Hospital Juárez

Fabiola Galván/EL UNIVERSAL online| El Universal
Viernes 19 de septiembre de 2003

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Del temblor de 1985 se recuerda el rescate de tres recién nacidos (dos niñas y un niño) después de siete días de estar bajo los escombros Fabiola Galván/EL UNIVERSAL online

En el terreno que ocupa actualmente el hospital Juárez en la colonia Centro de esta capital, se construyó el primer templo adoratorio de los mexicas cuando éstos encontraron ahí a un águila devorando una serpiente en un nopal, señal profética donde se establecerían. Quién diría que siglos más tarde, esta región de los lagos sería testigo de una de las tragedias nacionales más recordadas.

Eduardo Jiménez Sandoval, médico del hospital Juárez, a sus 85 años de edad trae a su memoria los orígenes de este nosocomio, desde los mexicas hasta los agustinos, cuando este lugar se convirtió en un centro de asistencia para los heridos durante la invasión norteamericana en 1847. Lo hace porque recuerda el esplendor de aquel lugar destruido en un jueves negro.

Esa fecha está registrada como el "Día Negro" en que un terremoto de magnitud 8.1 grados en la escala de Richter paralizó a la ciudad de México, derrumbando edificios en la colonia Juárez, Doctores, Roma, Cuauhtémoc, Centro, San Rafael y matando a más de 10 mil personas. Luego, ocurrió otro el viernes, que tuvo 7.3 grados de intensidad y que reblandeció aquello que no había terminado de caerse.

Pero el milagro se hizo presente en este lugar cuando siete días después del temblor se logró rescatar a tres bebés de entre los escombros (dos niñas y un niño) con vida. ¿Cómo pudieron vivir? Se pregunta Jiménez Sandoval, cuando parecía que eran vanos los esfuerzos por encontrar sobrevivientes.

Del centro hospitalario, en 1985 sólo quedó el área de medicina general en donde se encuentran los médicos y enfermeras que lograron sobrevivir al terremoto. Curioso, agrega Eduardo Jiménez, por ese año y en ese mes, estuvieron cayendo unas lluvias similares a las de ahorita, quien vivió desde afuera aquellos acontecimientos.



Presagio de una tragedia

La caída de la Torre de Hospitalización en el hospital Juárez tiene varios antecedentes, dice el doctor Eduardo Jiménez. El primero por las condiciones climatológicas. "El 19 de septiembre estuvieron cayendo unas lluvias como las que están cayendo ahorita, inclusive unas granizadas tremendas, al grado de que uno de los trabajadores de intendencia pudo armar un muñeco de nieve".

Jiménez Sandoval saca del cajón de su escritorio (en su cubículo de medicina preventiva) un pequeño libro donde aparecen fotografías del nosocomio, muestra dos de ellas donde se encuentra la Torre de Hospitalización, antes de su derrumbe.

En el encuadre aparecen dos árboles y al fondo el edificio. La diferencia está en una donde la imagen es nítida y clara pero en la segunda, la Torre de Hospitalización aparece de una forma "fantasmal". Como un presagio de lo que iba acontecer en 1985, agrega el galeno, como si fuera a ocurrirle algo.

El doctor Jiménez recuerda que el movimiento duró como tres minutos. Tiempo suficiente para hacer que el edificio de urgencias y hospitalización se cayera y murieran más de mil personas.

"La Torre de Hospitalización se vino para abajo, no se derrumbó como hubiera sido lógico. Sino que se aplastó, cayó como merengue. Allí pues, murieron aproximadamente mil personas, esto nunca se ha revelado, siempre se dijo que era menos".

Y hace cuentas: "simplemente había encamados, vamos a suponer unos 400 pacientes, porque el edificio tenía 11 pisos; unos 300 familiares con permiso especial, suman 700; más personal médico y de enfermería, otros 300 que hacen una suma de más de mil personas".

Lo único que quedó sin desperfectos fue la zona de la consulta externa, inclusive en el Claustro que dejaron los Agustinos se vieron cuarteaduras y eso que provienen de la época virreinal, muros anchos y fuertes que datan desde el año de 1500, agrega el doctor.

La Torre de Hospitalización tenía reporte de cuarteaduras desde antes del sismo de 1985. "La Compañía Nacional Constructora de Hospitales la había construido, así como el de Ginecobstetricia, del hospital General que también se vino abajo y todo porque los constructores hicieron columnas con alambrón, del grueso de mi dedo gordo y formando una especie de red rellenas de cemento".

"Esta constructora es la responsable prácticamente de que el hospital se haya caído. Ese edificio ya tenía cuarteaduras y muy en serio. Venían y le echaban mezcla y yeso, las tapaban y ahí seguían", agrega.



Los bebés que sobrevivieron

Fueron días intensos, de caos en toda la ciudad. Mientras pasaban los días se respiraba más el olor a muerte. El entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado recorría los albergues y las zonas de desastre. La ayuda internacional no se hizo esperar.

Lo que repuso el estado de ánimo entre los rescatistas del hospital Juárez fue el hallazgo con vida de tres recién nacidos: dos niñas y un niño de entre los escombros. En la edición del UNIVERSAL del 26 de septiembre de 1985, aparece la crónica de cuando salió la primera y no lloraba. Pararon máquinas a la espera de que algo indicara que estaba con vida, finalmente el llanto llegó.

Y Jiménez Sandoval recuerda muy bien el milagro porque el rescate ocurrió siete días de aquel 19 de septiembre. "Se encontraron tres recién nacidos vivos. Hablando de la gran tragedia existe también lo maravilloso, lo asombroso. Los seres más débiles, más necesitados de apoyo, los que no pueden desarrollarse si no es con el apoyo de otros, estaban ¡vivos!".

Milagro que no se puede explicar: "Nosotros pensamos: bueno sí están vivos es porque estuvieron protegidos, pero por quién, si fueron días en que estuvo lloviendo mucho, el agua se filtraba y ¿el calor? De dónde les vino", agrega Jiménez Sandoval.

"¿Quién los arrulló? ¿Quién les dio calor? ¿Quién les dio protección?" La voz del doctor se quiebra al recordar.

Por suerte, aquel jueves de hace 18 años, Eduardo Jiménez tenía una conferencia de prensa en la Secretaría de Salud para hablar de los orígenes del hospital Juárez. El destino quiso que este doctor, quien actualmente tiene 85 años no estuviera en el lugar y pudiera contar su historia.



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