Parque México, oasis despojado de esplendor
El Parque México uno de los jardines más importantes y tradicionales de la capital mexicana se encuentra en un proceso de degradación tal que corre el riesgo de quedar en ruinas. En dos años, a lo mucho, podría convertirse en foco de delincuencia, si no se emprende su inmediata rehabilitación. El ingeniero japonés Nobuyuki Azuma Matsuo, quien fue encargado de rehabilitar los Jardines Imperiales en Tokio, y el arquitecto mexicano José Antonio Flores realizaron un diagnóstico en noviembre pasado sobre el Parque México. Su conclusión fue desoladora: 80 por ciento de la superficie de las islas que lo conforman está devastado; 90 por ciento de sus andadores sufre fracturas y pérdida de losetas; su estanque de patos y canales presentan fracturas que se traducen en severas fugas de agua; el foro Lindbergh considerado por el INBA como obra de alto valor histórico y artístico puede venirse abajo; hay una sobrepoblación de árboles que impide la vida de vegetación de ornato y arbustos; 10 por ciento de dichos árboles deben reubicarse, ya están muertos o presentan plagas. La rehabilitación para salvar al Parque México requiere una inversión de 7 millones de pesos. Es el mínimo necesario para solventar los trabajos de poda, jardinería, iluminación, restauración e instalación de mobiliario urbano. Por iniciativa de la Asociación de Amigos de los Parques México y España, y con apoyo de la delegación Cuauhtémoc, el proyecto de rehabilitación fue aprobado. Sin embargo, ni la asociación ni la delegación cuentan con recursos suficientes para completar la obra. El eje principal de la rehabilitación es la poda y reforestación de las 49 islas que integran el parque y que en total abarcan una extensión de ocho hectáreas cuadradas. La primera fase, de poda, ya comenzó. Sin embargo, y pese al apoyo de la delegación, las cuadrillas destinadas a ello son insuficientes para realizar todo el trabajo, que consiste en la reubicación de 206 árboles y poda de otros 2 mil 89 de 48 distintas especies . "Al paso que vamos nunca se va a terminar", confiesa el arquitecto José Antonio Flores, actual encargado de la rehabilitación del también llamado Parque San Martín. Y es que: "La poda es lo que más urge, porque la competencia natural por la luz ya la ganaron los árboles más viejos y altos. Esto evita que los rayos solares lleguen a las flores y arbustos de la superficie". La reforestación del parque requiere , por lo menos, 45 mil metros cuadrados de abono y pasto y más de 6 mil 500 plantas y arbustos entre las que destacan: mil 330 rosales, 2 mil 90 helechos japoneses, 700 clivias miniaturas, 786 hortensias, 500 arriates, 380 azhaleas, 250 gardenias, 50 huele de noche. "En las zonas donde no se logre el paso de la luz solar aún después de la poda, requerirán de un tratamiento de piso. Esto permitirá realizar diversas actividades", agrega. Además de la poda y reforestación, son urgentes también las obras de restauración del foro Lindbergh: un teatro al aire libre único en México por su diseño Art Decó. Sus pérgolas presentan tal deterioro que, en algunos casos, será necesaria demolerlas y rehacerlas. "Las techumbres de los vestidores, ubicados en los extremos laterales del foro, requieren de trabajos que le devuelvan su original apariencia translúcida. Los faroles colocados a lo largo de los muros del foro y sus colores deben ser restaurados y colocados, según el diseño original", explica Flores. Las obras civiles incluyen también la sustitución de los 22 mil metros cuadrados de andadores, cuya destrucción es de 90 por ciento . "Para ello estamos proponiendo utilizar concreto estampado con diversas texturas. Se trata de crear cinco distintas zonas de circulación peatonal. Por ejemplo: algunas zonas tendrán que estar protegidas de patinadores. Colocaremos un dibujo de piso más rugoso y con más relieve en la zona que se destine para la gente de la tercera edad." Así, el nuevo parque ofrecerá cinco recorridos distintos: el periférico, andadores primarios, andadores secundarios, la zona de patinadores y andadores terciarios. Además de una pista para corredores "que nos va a permitir darle movimiento y circulación a zonas que están aisladas para brindamos así más seguridad al parque". La iluminación es otro factor determinante de la rehabilitación. La idea es colocar lámparas que alumbren las más de 35 palmeras con más de 20 metros de altura y las plantas de ornato. Para ello se requerirán no menos de 350 lámparas de 250 watts o su equivalente. Desde hace unos meses, Amigos de los Parques México y España adquirió una planta de tratamiento de aguas negras que abastece en su totalidad los canales del parque. Sin embargo, las fugas de agua en los estanques provocan una pérdida importante del líquido. "La reparación de fugas es impostergable, así como la regularización y normatividad de la planta de tratamiento que, en el futuro, asegurará el suministro del parque en su totalidad", dice Flores. Catalogado en 1983 por el Instituto Nacional de Bellas Artes como una obra de alto valor histórico y artístico, el Parque México es en la actualidad el único monumento Art Decó en todo América Latina y el único, en todo el mundo que se conserva, afirma el arquitecto Flores. El arquitecto José Luis Cuevas, urbanista encargado del proyecto del parque, decidió darle un trazo en forma de pista hípica y lo dotó de un teatro al aire libre, conocido como Foro Lindbergh en homenaje al aviador que cruzó por primera vez el Atlántico, un hemiciclo, y una fuente que se denominó "La Mujer de los Cántaros". Ésta última a cargo del escultor Luis Ortiz Monasterio. Según crónicas del primer cuarto del siglo pasado, el Parque México "era un oasis de verdor. Lo más impresionante era la cantidad de gente que lo frecuentaba. Como a las cinco de la tarde un día asoleado, había gente sentada en las bancas, mamás o sirvientas que paseaban a los niños, quienes jugaban con los pies descalzos en la fuente". Conocido es el mosaico de familias extranjeras que vivían en la zona especialmente judíos y españoles y que a diario visitaban las instalaciones del parque. Peter Kratz, escritor judío, describe cómo en esa época se escuchaba en el parque "infinidad de idiomas de las personas que allí concurrían. (...) Había inmigrantes de España, Alemania, Austria, Checoslovaquia, Hungría, países que durante la segunda guerra mundial fueron ocupados por los alemanes y de los que tuvo que huir la gente". "Primeramente creo que tenemos una joya muy valiosa pero no lo sabemos. Perder este monumento, artísticamente sería muy doloroso y hablaría muy mal de la sociedad mexicana. "Además, sabemos que si no se actúa inmediatamente en su rehabilitación habrá un daño irreversible que lo convertirá en un foco de delincuencia y repercutirá directamente al interior de la colonia Hipódromo", dice. Y es que, para este urbanista el deterioro del espacio público "vital para el buen estado de la sociedad" provocan los fenómenos de delincuencia e inseguridad que a su vez repercuten en la plusvalía de las colonias. "Y si la plusvalía de la colonia Hipódromo Condesa se viene abajo, se registra entonces el fenómeno de la migración y con ello el deterioro del lugar. O sea que la rehabilitación del parque no solo es para que esté bonito o no, sino por las repercusiones que puede tener su deterioro", concluye.
Un parque con tradición
Construido en los terrenos que ocupó hasta 1915 el Hipódromo de la Condesa, el Parque México ha sido desde sus orígenes un punto de reunión social y referencia en la capital del país.
Rescate de espacio público
El arquitecto José Antonio Flores advierte sobre la importancia del Parque México y los "grandes" riesgos de qué se convierta en un monumento en ruinas.





