Gustavo A. Madero, el recuerdo de la Decena Trágica
La delegación Gustavo A. Madero tiene un millón 300 mil habitantes. Aunado a ello, durante los días laborables recibe a una población flotante de un millón 800 mil personas, lo que provoca que durante las mañanas y tardes la zona norte de la ciudad se convierta en un caos. Sin embargo, en tiempos no muy remotos, la GAM fue un lugar apasible, bañado de agua y escasos pobladores. Si alguien conoce la historia de la GAM, es el cronista Horacio Sentíes. La entrevista se lleva a cabo en uno de los aposentos de su casa, de esa delegación, que lo mismo le sirve de oficina y biblioteca, que de pequeño museo. Durante la plática nos remonta a la época prehispánica, cuando una exhausta tribu mexica, proveniente del mítico Aztlán, detuvo su peregrinaje para fundar el primer asentamiento humano en el valle de México, mucho antes que la Gran Tenochtitlán. El primer asentamiento humano en la delegación Gustavo A. Madero ocurrió en 1246, después de que los mexicas habían hecho una peregrinación muy accidentada, desde la legendaria Aztlán. Eran un total de siete grupos y de los que, finalmente, se separaron los mexicas. "En 1246 estalló una guerra y los mexicas se dividieron en dos grupos. Uno se fue hacia Cuautepec, mientras que el segundo se dirigió hacia Atepetlac, que era la segunda población que fundaron los mexicas, para posteriormente avanzar hacia Coatlalayucan, que no es otra cosa que Magdalena de las Salinas." Según algunos historiadores, después de los xochimilcas y los chalcas, llegaron a la zona norte de la capital del país los tecpanecas; luego los mexicas y posteriormente algunos tlatelolcas. En lo que actualmente es la GAM había lagos, cuatro ríos y algunos islotes. Su fauna estaba compuesta por patos, codornices, ardillas, liebres y algunas especies de aves. Además de la pesca, los primeros pobladores se dedicaban a la extracción de sal y tequesquite. Quienes vivían enclavados en las orillas de la sierra se dedicaban a la agricultura. Lo que llegaría a ser la delegación GAM fue unida a Tenochtitlán por medio de la calzada del Tepeyac, que iba en línea recta desde el cerro del Tepeyac, hacia el sur. Su longitud era de alrededor de cinco kilómetros. De acuerdo a la monografía de la GAM, "esta calzada formó parte, junto con un albarradón (que durante la colonia sería reconstruido y llamado de San Lázaro) y la calzada de Iztapalapa, de un dique de contención que retenía las aguas de la ribera poniente de la cuenca, incluyendo los ríos Tlalnepantla, Los Remedios, San Joaquín y San Javier. Tanto la calzada como el albarradón fueron construidos por orden de Nezahualcóyotl, durante su reinado en Texcoco". Ese albarradón añade el cronista partía desde el pueblo de Atzacoalco, atravesaba la gran laguna y llegaba hasta Iztapalapa, por el Peñón y ahí hacía esquina. Esos eran precisamente los derechos de tierra de la hacienda de Aragón, que en la antigüedad se llamaban los derechos de pesca de Tlatelolco. "Esos límites se fijaron en tiempos de Ixcóatl, gobernante de Tlatelolco y Nezahualcóyotl, gobernante de Texcoco. Se dividieron las aguas de la gran laguna y lo primero que hizo Nezahualcóyotl fue fijar una línea fronteriza, que era el famoso albarradón viejo. Haga de cuenta una muralla china que atravesaba la gran laguna". Como toda gran cultura, los pueblos prehispánicos tenían sus propias deidades. Una de las diosas era Tonantzin. En lo que hoy es la calzada de los Misterios, periódicamente se hacía una procesión en la que una doncella era obligada a bailar. Luego la subían a la cima del cerro Tepeyac y en medio de un baile frenético, la degollaban. Entonces, el sacerdote mayor tomaba la cabeza entre sus manos y continuaba bailando, hasta que concluía la ceremonia. Con el arribo de los españoles a estas tierras se inició la evangelización de los indígenas por parte de los frailes dominicos y franciscanos. Diez años después de la caída de Tenochtitlán (1531) por las huestes de Hernán Cortés y sus aliados, según la leyenda, se apareció la Virgen de Guadalupe a Juan Diego. En ese mismo año, fray Juan de Zumárraga construyó la primera ermita, cuyas paredes eran de adobe y el techo de ramas. A su vez, en 1556, el arzobispo Alonso Montúfar, mandó edificar una segunda ermita en torno a la que surgió una cofradía de mineros y plateros. Sus aproximadamente 400 miembros se dedicaron a llenar el santuario de oro y plata. En 1563, cuando ya había cobrado mucha fuerza el culto guadalupano, por acta de cabildo, llamaron a esta zona Santuario de Nuestra Señora de la Virgen de Guadalupe. En 1622 se hizo una segunda ermita. Don Alonso de Villaseca le hizo grandes regalos a la Virgen. Construyó un hospital y donó una imagen de tamaño natural cincelada en oro y plata. Posteriormente, en 1622 se construyó una tercera ermita y de 1695 a 1709, la cuarta. "Y después, en 1666, se edificó otra ermita más en el cerro. El año de 1750 fue vital, muy importante para La Villa, pues se construyó la capilla del cerrito. Fue entonces cuando se le comenzó a llamar la Villa de Guadalupe. Dentro de su propia evolución política, este lugar, con el tiempo, alcanzó otro rango más, ya que en 1828 adquirió el nombre de Ciudad de Guadalupe Hidalgo y para 1931, lo que eran ayuntamientos se transforman en delegaciones". Aquí, el nombre de don Gustavo nadie lo quería. Cuando se supo el cambio de nombre hubo una gran protesta, incluso, la misma viuda de don Gustavo encabezó una lista de personas que fueron a ver al presidente Pascual Ortiz Rubio para pedirle que no le cambiaran el nombre a la delegación y se siguiera llamando Guadalupe Hidalgo. Pero él decidió que se continuaría llamando Gustavo A. Madero. Es lo mismo que ocurrió en San Ángel. En lugar de que a la delegación se le quedara ese nombre, le impusieron el de Álvaro Obregón. "Le impusieron GAM por un incidente casual. Ocurrió lo siguiente: en vísperas de la Decena Trágica, don Gustavo había abordado un ferrocarril con destino a Monterrey, ya que se iba a embarcar hacia el Japón. Sin embargo, un desconocido se le acercó y le dijo que no se fuera porque estaban fraguando una traición en contra de su hermano, el presidente Francisco I: Madero. Entonces, de aquí de la estación se regresó, sin sospechar que a los 10 días lo iban a asesinar". En un principio, las cuatro haciendas que había en este lugar eran las que ocupaban el mayor espacio de la GAM. El caso de la Hacienda de Aragón estaba en la calzada de Guadalupe y hacia el lado sur el Río Consulado, hasta llegar al Peñón de los Baños. Por el lado norte, la Sierra de Guadalupe. Por el lado nororiente, el famoso albarradón viejo de los indios. "La Hacienda de Aragón era un lugar importante, porque tenía un río que era el que venía de Tlalnepantla. Este seguía todo el trayecto del Acueducto de Guadalupe. Pasaba enfrente de la Basílica de Guadalupe y al irse internando hacía punta con lo que ahora conocemos como San Juan de Aragón. Ese lugar se llamaba Salinas de Punta del Río. Todo eso, desde la calzada de Guadalupe hasta allá era la hacienda de Aragón. Su primer propietario fue don Blas López de Aragón. Todo ese espacio, con el tiempo, allá en los años 40, se empezó a fraccionar". El entrevistado recordó que el último dueño de la Hacienda de Aragón fue don Remigio Noriega, a cuya muerte sus hijos se encargaron de dilapidar toda la fortuna que había amasado en vida, incluida la hacienda. En ese lugar se hicieron zonas industriales. Aquí estaba la empresa DM Nacional, que fundó una colonia para sus trabajadores. Por ejemplo, San Juan de Aragón estaba en el agua. Era una isla realmente. En el caso de la colonia Casas Alemán tiene nombre de puerto, porque ahí había puros pantanos. Todo eso eran grandes lagunas. Yo me acuerdo que todavía en 1950, cuando era niño, íbamos a nadar. Pero cuando comenzó a ser disecado el Lago de Texcoco, el nivel del agua que había aquí empezó a descender, hasta que, finalmente desapareció el agua. "En la GAM se acabó todo. Se acabaron sus ríos. Eran dos ríos que venían... Más bien eran tres: uno que era el río Azcapotzalco y que se unía con el río de Los Remedios, y había otro que era el de Tlalnepantla". Años después, la GAM comenzó a ser poblada por gente proveniente de todos lados. Los cerros fueron los primeros en ser invadidos, al igual que la Sierra de Guadalupe. Esto ocurrió en 1960. Cuando el gobierno se dio cuenta ya todo eso había sido invadido. Entonces el gobierno hizo todas esas casas de San Juan de Aragón, con el propósito de bajar a la gente de ahí. Bajaron, pero como no se acostumbraron a sus nuevas casas, se volvieron a regresar a los cerros y a la sierra. Ante el crecimiento desaforado de las viviendas en los cerros, hubo necesidad de parte de las autoridades de poner una malla ciclónica en toda la Sierra de Guadalupe (actualmente reserva ecológica) y de esa manera impedir la "invasión hormiga". Entre más suben a los cerros hay más riesgos, más peligros para ellos. No miden las consecuencias y otra cosa que es gravísima es el problema de la infraestructura urbana: luz, agua, drenaje y todo eso. Antes de que colocaran la malla ciclónica, cada vez que llovía, los funcionarios de la delegación GAM se ponían a temblar, porque existía el peligro de que se desgajaran las enormes rocas que había arriba y cayeran encima de las familias. Así de difícil estaba la situación.
Los primeros españoles
Relata Horacio Sentíes que en la época de la conquista algunos españoles obtuvieron mercedes de tierra. De esta manera se crearon cuatro haciendas: de Aragón, El Arbolillo, Los Cedros y La Patera. "Es lo que realmente origina todo el asentamiento poblacional de la delegación Gustavo A. Madero. Ese es el origen real de la GAM".
Un nombre a la fuerza
En realidad, a esta zona norte de la capital, le correspondía, por derecho propio, llamarse Guadalupe Hidalgo. Sin embargo, en 1931, el entonces presidente de la República, Pascual Ortiz Rubio, le impuso a esta localidad el nombre del mártir de la Decena Trágica, Gustavo A. Madero.
Casas sobre pantanos
¿Y que pasó con tanta agua que había en este lugar?





