El palacio de Donceles, a 90 años de historia y política en la ciudad
Se le concibió ambicioso, majestuoso, imponente. Lo es y a sus 90 años es también abundante en historia, en política, en anécdotas y hasta pasiones. Ha vivido desde la entrada del Ejército, para disolver el Congreso, hasta el suicidio de un legislador que ante el asombro de sus compañeros se dio un disparo en la cabeza. Aquí se veló el cuerpo del vicepresidente José María Pino Suárez, en 1913; desde la tribuna Manuel Ávila Camacho informó a los mexicanos que el país entraba a la Segunda Guerra Mundial, al declarar la guerra a las fuerzas del Eje en abril de 1942. En este lugar tomó protesta la primera mujer diputada, Aurora Jiménez de Palacios, el 1 de septiembre de 1954; aquí, Gustavo Díaz Ordaz reconoció, en su último informe de gobierno, su responsabilidad en los hechos sangrientos de Tlatelolco en 1968. Las pasiones dejaron muertos, y aún entre los diputados no quedaron de lado las rencillas, que rebasaron lo político. Por la lucha de posiciones una balacera se registró entre legisladores el 11 de septiembre de 1935, y al interior del recinto quedaron muertos los representantes populares Luis Méndez y Manuel Martínez Valdéz. Cargado de historia el edificio cumple hoy 90 años de existencia; llega a su cumpleaños convertido en la sede de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), en la que sesiona hoy la segunda Legislatura y en donde no existe la mayoría de ningún partido político. Inició su función como recinto parlamentario el 1 de abril de 1911, cuando se inauguraron los trabajos para el segundo periodo ordinario de sesiones de la XXV legislatura. Ahí estuvo Porfirio Díaz un mes antes de su renuncia a la dictadura; ahí y ese año lo increparon los legisladores maderistas. Se anunciaba ya el cambio en la manera de hacer política, sin embargo, el recinto sería el escenario de una imposición cuando por órdenes de Victoriano Huerta, la sesión del 9 de octubre de 1913 fue interrumpida y los diputados enviados a Lecumberri, por haber apoyado declaraciones de Belisario Domínguez contra el general. Este espacio para la representación teatral sería el más elegante de su época, pero poco duraría el gusto a la alta sociedad mexicana de aquellos años, pues como foro cultural sólo operó por 16 años. Y es que en el año de 1872 un incendio en la Cámara de Diputados, instalado de manera provisional en uno de los salones del Palacio Nacional, puso a los legisladores en la calle. Entonces se decidió alquilar, en lo que entonces fue la escandalosa suma de tres mil pesos al año, el salón principal del Teatro Iturbide, que sería habilitado como sede del poder legislativo a partir del 1 de diciembre de ese año. Los legisladores se quedaron ahí porque vieron que no había un lugar mejor en la ciudad para albergar a la Cámara de Diputados. Esa esquina de la zona céntrica de la ciudad se convirtió desde entonces en la sede del poder legislativo, aunque no sin algunas pausas. Los legisladores debieron buscar a partir del 29 de marzo de 1909 una sede provisional y la encontraron en la Escuela de Minería, ubicada en la calle de Tacuba. Llegaron ahí porque la madrugada de ese día se registró un nuevo incendio, esta vez en el Teatro Iturbide, del cual no se salvaron las curules, los archivos, ni las fotografías de los actos solemnes. Los relatos de la época cronicados en los periódicos El Imparcial y El País calificaron de devastados ese incendio. Narraron que luego del siniestro ?no ha quedado nada, ni siquiera piedra sobre piedra?. Por la conflagración se perdió la totalidad del archivo legislativo que se había logrado rescatar del incendio en Palacio Nacional, de 1872; se perdió para siempre el original del Acta de Independencia y un retrato del general José María Morelos y Pavón. Lo que quedó del incendio de 1909 fue demolido y en su lugar comenzó a construirse a partir del 10 de junio de ese año un edificio que combinaría muchos estilos, que pasaría del clásico al gótico, no sin olvidar características afrancesadas de boga en la época. El tiempo de construcción fue récord, en 14 meses, pues quedó concluido en agosto de 1910, listo para la toma de protesta en el octavo periodo de Díaz, pero éste y dado el levantamiento maderista,decidió ser discreto y tomar posesión en el palacio de Mineria. La obra quedó a cargo de los arquitectos Mauricio de María Campos y Genaro Alcorta. Plasmarían en el nuevo recinto parlamentario la filosofía masónica, la ideología dominante al inicio del siglo; así se explica la presencia del gorro frigio, símbolo de la logia, arriba del águila y la serpiente que se ubica a espaldas de la tribuna. En la XXXVII Legislatura, entre los años 1934 y 1935 surgió la política de bloques y se integró uno de izquierda. En ese periodo se integraron los primeros legisladores panistas a los trabajos del parlamento, y ellos fueron Juan Gutiérrez Lanscuráin, Antonio Rodríguez, Miguel Ramírez Munguía y Aquiles Elorduy. Durante el periodo de Ávila Camacho y al inicio de la década se aprobó la Ley Federal del Trabajo. De aquí salió la inmortal frase ?vivir fuera del presupuesto es vivir en el error? y su autor fue el legislador César Garizurieta, conocido como ?El Tlacuache?, quien fungió como representante popular durante la XL Legislatura. Queda para los anales de la historia que este diputado, cuando ya no pudo conservarse dentro de la nómina oficial, optó por el suicidio. Antes, en el año de 1942 y durante la XXXIX Legislatura, el diputado panista Jorge Mexueiro, tomaba la decisión de suicidarse frente a sus compañeros y en las escalinatas del recinto, porque el Colegio Electoral no aprobó su constancia de registro de mayoría. Se aprobó en este edificio el derecho al voto de la mujer en 1953 a iniciativa del presidente Adolfo Ruiz Cortines; se nacionalizó la industria eléctrica en la administración de Adolfo López Mateos, y en ese mismo sexenio se otorgó la ciudadanía a los 18 años. Legislaturas fueron y vinieron, con ellas nombres de personajes que después formarían parte de la historia política, como Vicente Lombardo Toledano, Carlos Hank González, Jorge de la Vega Domínguez, Rubén Figueroa, quien sería secuestrado por Lucio Cabañas, entre otros. Se llegaría a la LII Legislatura el 1 de septiembre de 1980, cuando José López Portillo rindió su cuarto informe de gobierno y el último que leería un presidente en el recinto de Donceles. Los legisladores cambiaron de sede porque el edificio era ya insuficiente y al Cámara de Diputados se trasladó a San Lázaro. En diciembre de 1981 el otrora Teatro Iturbide se convirtió por decreto en el Instituto de Investigaciones Legislativas, Museo Legislativo y albergue del Colegio Electoral, así como recinto alterno del Congreso de la Unión. Otro decreto presidencial del 30 de abril de 1987 lo declaró monumento histórico, aunque en marzo de ese mismo año ya se habían alcanzado reformas constitucionales que disponían la creación de la Asamblea de Representantes, que hizo suyo como sede Donceles y Allende a partir de noviembre de 1988.
La historia previa
Pero no siempre albergó al recinto legislativo; antes, en la esquina de Donceles y Allende, en el Centro Histórico, funcionó ahí y desde el año de 1856 el Teatro Iturbide.
Las huellas parlamentarias
Como escenario de sucesos importantes, el recinto parlamentario de Donceles y Allende, da cuenta de la asistencia en dos ocasiones de Francisco I. Madero como presidente; así como de Venustiano Carranza, después de haber establecido el Constituyente de Querétaro. Ahí se dirimieron las pugnas entre los caudillos de la revolución, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles y se aprobó por decreto el 18 de marzo de 1938 la expropiación petrolera propuesta por Lázaro Cárdenas, quien dio el anuncio en el Salón Verde del recinto. Al final de la década de los 30 se formaron bloques de izquierda entre los legisladores; este sistema de ?alas?, como se les denominó, causaron molestias al poder presidencial que ordenó su disolución.





