La ciudad, poco accesible con los discapacitados

OBSTÁCULOS. Pocas son las rampas para personas con discapacidad en la capital del país; algunas, de acuerdo con especialistas, están demasiado empinadas y representan un riesgo. (Foto: REBECA ARGUMEDO )
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A sus 22 años Mónica Valencia Latapi nunca ha entrado a un antro así que cuando su prima Jimena le habló hace unos días del excelente ambiente del lugar conocido como Bulldog le dieron unas inmensas ganas de asistir, escuchar música, conocer gente de su edad y beber algo.
Pero el ánimo de Mónica se vino abajo cuando su prima también le dijo que a este sitio lamentablemente se accede mediante escaleras, por lo que es difícil entrar en silla de ruedas, además de que la barra es alta como para que ella, sin ayuda, pida una bebida.
Hace unos días Ernesto Rosas visitó junto con una amiga el restaurante del Hotel Ambassador, en el centro de la ciudad, pero un mesero no les permitió entrar con el perro guía, a pesar de que así lo obliga la Ley General para la Inclusión de Personas con Discapacidad. Después de mucho discutir y hablarle al gerente únicamente les ofrecieron una mesa cercana a la puerta.
Ana Luisa tiene 26 años, es una persona sorda y aficionada al cine, solo que hay veces que su hermana ya no quiere ir con ella a las salas porque no pueden ver juntas las películas mexicanas, ya que a éstas no les ponen subtítulos.
Ellas y él tienen discapacidad motriz y sensorial, pueden contar decenas de difíciles experiencias para entrar a antros, bares, cantinas, cinces y teatros del DF. En las entrevistas que se les hicieron pudo descubrirse que quizá sin darse cuenta han sacado en mayor o menor medida a este tipo de establecimientos de sus opciones para recrearse.
No hay entidad en México que tengan tantos lugares para divertirse que el Distrito Federal. En esta ciudad de 8 millones 873 mil 17 habitantes existen 3 mil 600 antros y bares, 35 mil restaurantes y cantinas además de 129 teatros, pero no todos los capitalinos tiene acceso a ellos.
Galería del horror
En la computadora de José Luis Gutiérrez Brezmes, maestro de arquitectura de la Universidad Iberoamericana, yace algo a lo que él llama una “galería del horror” en cuanto a accesibilidad en la vía pública y en lugares de entretenimiento del Distrito Federal:
Rampas empinadas e imposibles de subir o bajar en una silla de ruedas, rampas que van directamente a una coladera de rendijas, baños de dimensiones adecuadas para que se siente en el retrete una persona con discapacidad motriz, pero al cual se llega únicamente a través de escaleras, son parte de las atrocidades que se ven en esta gama de imágenes.
No hay cifras sobre cuántos restaurantes, antros, cantinas, bares o cines son accesibles para personas con discapacidad en el DF.
El 8 de febrero de 2011 surgió una nueva esperanza para que al menos los nuevos establecimientos que se construyen sean más amigables para la gente con discapacidad al publicarse en la Gaceta Oficial del Distrito Federal la Norma Técnica Complementaria para el Proyecto Arquitectónico. En ella se establecen los requisitos mínimos para crear sitios accesibles.
Los problemas
EL UNIVERSAL hizo un experimento. Llamamos a algunos de los antros de reciente creación en el DF para hacer una reservación, les dijimos que éramos un grupo de personas con diversas discapacidades así que necesitábamos saber si tenían rampas de acceso y baños adecuados, mesas con una altura óptima y cartas en Braille. Esto fue lo que nos dijeron en dos de 10 antros:
En el comercio denominado Juan Soldado, Asadero, Comedero y Bailadero, en San Ángel, la persona que contestó dijo:
“Desgraciadamente tenemos muchos problemas de acondicionamiento para gente con capacidades diferentes, no tenemos las condiciones establecidas. Incluso no tengo sanitarios con esos espacios que se necesitan, entonces sí sería un poquito complicado”.
En el Bahía Bar, de la colonia Juárez, dijo la persona que contestó:
“El baño sí está para personas con discapacidad y está a ras de piso, pero cartas en Braille no los tenemos, no puedes pasar con perro guía bueno ahorita no está el dueño no te puedo dar una respuesta sobre lo del perro”.
Ismael Rivera es presidente de la Asociación Nacional de la Industria de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos (Anidice). Indica que de los mil 600 antros que hay en el DF apenas 30% tiene baños adecuados para personas con discapacidad, asegura que 90% tiene rampas.
Comenta que en las discotecas no hay una obligatoriedad para usar el menú o carta Braille pues además es mínimo el número de personas ciegas que llegan a los establecimientos de sus agremiados.
Más que barreras físicas
La vez que a Ernesto Rosas le negaron el acceso con perro guía al restaurante del Hotel Ambassador, es un claro ejemplo de que no solo las barreras físicas impiden un acceso óptimo a un establecimiento sino también las barreras sociales y culturales, es decir aquellas en que una o varias personas se convierten en sí mismas en un muro difícil de cruzar.
José Luis Gutiérrez Brezmes, además de ser académico de tiempo completo en la Iberoamericana es también autor del libro Accesibilidad, él señala que nada sirven establecimientos adecuados para personas con discapacidad si la accesibilidad se rompe al momento de que un local no cuenta con un menú o carta Braille o el personal no tiene el criterio para dejar pasar a un perro guía, entendiendo que no se trata de un mascota.





