rafael.montes@eluniversal.com.mx

Especialistas en transporte público aseguraron que el modelo de transporte en la ciudad basado en el microbús ya está agotado, pues es una forma de transportación que surgió sin normatividad definida en la década de los 90, ante la urgencia de satisfacer la demanda de los ciudadanos con la extinción de la Ruta 100.

Coincidieron en que en la actualidad, una de las mejores opciones para modernizar el sistema es incursionar en un modelo al estilo del Metrobús.

De acuerdo con Roberto Remes, director de Transporte Público del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés), a principios de los 90 era fácil que personas desempleadas adquirieran un microbús con las liquidaciones de despidos laborales y obtuvieran una concesión, por lo que el modelo surgió con personas que no tenían experiencia en la prestación del servicio de transporte público.

“El origen de muchas de las concesiones fue político, ni siquiera fue inercia de que ya estuvieran en el sistema de transporte”, dijo Remes.

Agregó que “era muy barato ser propietarios del transporte público, pero no era el modelo ideal... no era un diseño adecuado desde el principio”, pues los vehículos se crearon, originalmente, para mover mercancías.

Según el especialista, lo que la ciudad de México necesita “no sólo debe ser una transformación de vehículos, sino que tiene que ser una transformación del modelo de operación”, a uno empresarial, con incentivos para adquirir autobuses más grandes.

El transporte urbano de pasajeros debe ser de al menos 12 metros de longitud, con un sistema de prepago, en el que sea aceptada una tarjeta única, como la futura Tarjeta de Ciudad, y en el que el gobierno tenga los datos de la afluencia de pasajeros, así como el control de la operación, dijo Remes.

Además, que los autobuses tuvieran salidas a la mitad de la unidad y no hasta atrás, que fueran conducidos por dos o tres operadores con capacitación, que se les realice un inventario y cuenten con un encierro digno para que los vehículos no pernocten en la calle y no se deterioren.

“La ciudad tendría ya que plantear cuándo quita todos los vehículos del siglo 20, pues terminó hace 12 años”.

Falta participación ciudadana

Por su parte, Gerardo Moncada, gerente de Transporte Público de la organización civil El Poder del Consumidor, dijo que es necesario que los usuarios exijan un servicio de calidad y no se conformen sólo con llegar a su destino sin importar el cómo.

En la actualidad, dijo, los usuarios “están abandonados y han decidido no involucrarse, porque todavía no existe una noción entre ellos de demandar calidad, se dan por satisfechos si llegan a su destino, como lleguen”, criticó Moncada.

El activista explicó que el modelo de transportación basado en microbuses es de mala calidad por la ausencia de reglas, lo que lo coloca en un alto grado de vulnerabilidad, cuyo precio lo paga el usuario; “tendría que haber un esquema de transporte público que tuviera en el centro de todas sus preocupaciones y en la más alta prioridad la satisfacción del usuario”,

Detalló que cuando surgió el modelo del microbús no era redituable, según estudios realizados al respecto, y sólo sin invertirles en mantenimiento, con jornadas sin descanso y con varios operadores por unidad fue posible convertirlo en negocio, lo que explica el deterioro de los vehículos.

El integrante de la asociación civil El Poder del Consumidor consideró que el argumento de que los autobuses de mayor capacidad no caben en toda la ciudad de México es débil, pues justamente por las dimensiones de la capital, es necesaria una red bien planeada de corredores al estilo Metrobús que comuniquen al DF rápidamente.

“El tamaño del DF demanda este tipo de soluciones”, explicó.

Consideró que hace falta voluntad y visión política desde el gobierno del DF, así como capacidad de negociación, pues si tiene el diagnóstico de que todos los micros son peligrosos, “¿por qué no hizo nada antes del accidente?”