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Desde 2000, un grupo de jóvenes mexicanos identificado con el anarquismo, en su vertiente de acción directa, ha atacando símbolos de la sociedad que rechazan.

Son células de jóvenes identificados con esa corriente de pensamiento revolucionario que data de finales del siglo XIX. Rechazan las estructuras verticales, por lo que no conforman guerrillas de tipo militar, sino células autónomas de ataque sorpresa, muchas veces organizadas de manera espontánea, bajo consignas específicas.

Unos rechazan a la sociedad tecnológica y al avance de la civilización que supone destrucción del medio ambiente; otros se dicen libertarios y por lo mismo se manifiestan en contra de todo tipo de prisión física; unos más son veganos y están por la alimentación radicalmente vegetariana; algunos son animalistas y están contra del maltrato a animales, así sea con fines de investigación científica, no se diga con espectáculos como los toros.

A diferencia de otras vertientes del anarquismo, los que comulgan con la acción directa buscan intimidar a sus enemigos mediante la violencia, pues no creen en que haya posibilidad de transitar por la vía pacífica a una sociedad radicalmente socialista, solidaria y horizontal como la que buscan.

En México se han manifestado lanzando latas de gas butano a cajeros automáticos, quemando maquinaria de construcción, agencias de autos o liberando animales de granja. Tienen una red de solidaridad internacional que se retroalimenta vía internet, pero no conforman una estructura mundial perfectamente coordinada; actúan en función de actos voluntaristas y espontáneos.