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Reforma, sede de rascacielos

Johana Robles| El Universal
Martes 05 de abril de 2011
Reforma, sede de rascacielos

RECUERDO. Columna del Ángel de la Independencia en 1920, una década después de su inauguración por el entonces presidente Porfirio Díaz con motivo del Centenario de la Independencia de México . (Foto: ESPECIAL )

La avenida, cosmopolita por tradición, fue concebida como la vialidad más majestuosa de la ciudad por el emperador Maximiliano de Habsburgo, quien proyectó un boulevard similar a los Campos Elíseos de París, Francia. Actualmente es un mosaico arquitectónico con edificios financieros internacionales, alberga la residencia del Senado de la República, hoteles de lujo y rascacielos con cientos de departamentos y oficinas, además de una transitada ciclovía

Paseo de la Reforma fue concebida como la avenida majestuosa de la ciudad de México. Dos siglos después es un mosaico arquitectónico con sedes financieras internacionales, la residencia del Senado de la República, hoteles de lujo y rascacielos con cientos de departamentos y oficinas.

La idea de convertirla en la vialidad más importante de la capital siempre ha estado en la mente de sus gobernantes. El emperador Maximiliano de Habsburgo, proyectó un boulevard similar a Campos Elíseos en París, Francia, para unir el Bosque de Chapultepec con el Centro Histórico, pero el plan quedó inconcluso tras su muerte.

Con el presidente Porfirio Díaz se consolidó el plan de trazar un eje del proceso de urbanización y crecimiento de la ciudad, y surgieron las colonias Juárez y Cuauhtémoc a sus costados.

El sismo de 1985 desencadenó el despoblamiento del Centro Histórico, fenómeno social que se extendió a Paseo de la Reforma.

En la década pasada, el gobierno del Distrito Federal (GDF) —en la administración de Andrés Manuel López Obrador y ahora con Marcelo Ebrard Casaubón— realizó la rehabilitación de banquetas y vegetación y promovió incentivos fiscales a empresarios, lo que se tradujo en una inversión de al menos 11 mil millones de pesos. Eso favoreció que turistas nacionales y extranjeros regresaran a dar vida a esta vialidad y los propios capitalinos encontraron una nueva vocación por sus calles: el uso de la bicicleta.

El paseo de la emperatriz

A mediados del siglo XIX, Maximiliano de Habsburgo arribó a la ciudad de México para convertirse en emperador. Su residencia estaba en el Castillo del Bosque de Chapultepec y ahí fue donde ideó crear un boulevard, al estilo de las ciudades europeas.

De acuerdo con Jorge Legorreta, doctor en urbanismo por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, “tiran las manzanas que había entre lo que ahora es Madero y 5 de Mayo, rebana una parte de la Alameda Central. En el zócalo, tira un sagrario y abre lo que hoy conocemos como avenida 20 de Noviembre para conectar con el acueducto ubicado en Avenida Chapultepec. Ese era el boulevard”.

Pero el proyecto quedó inconcluso porque Maximiliano de Habsburgo fue fusilado por órdenes de Benito Juárez en 1867.

Fue con Sebastián Lerdo de Tejada cuando la vialidad adopta el nombre de Paseo de la Reforma, en honor de las Leyes de Reforma que caracterizaron la época llamada la República Restaurada.

Desde entonces comienza la colocación de estatuas de los personajes históricos del periodo en el tramo Chapultepec hasta avenida Juárez.

Consolidación en el Porfiriato

La consolidación de Paseo de la Reforma como el eje del crecimiento de la ciudad de México ocurrió durante el Porfiriato, entre 1877 y 1911.

“Se hace un eje de la nueva urbanización, de la nueva vida de las casas de la época estilo afrancesada, que era la vanguardia arquitectónica”, detalla Legorreta.

El arquitecto Felipe Leal, secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) del gobierno capitalino, explica que a principios del siglo XX el centro de la ciudad se quedó pequeño para las necesidades de expansión y el crecimiento se orientó hacia Paseo de la Reforma.

“Se ensancha porque hay grandes avenidas, bulevares o paseos, por sus dimensiones y longitudes, a sus alrededores crece la colonia Roma, la Cuauhtémoc”, comenta.

Uno de los elementos clave es la construcción, en el Porfiriato, del Gran Canal de Desagüe, lo que permitió que esa zona ya no se inundara y así se consolidó el desarrollo urbano de la vialidad.

A los caminos de tierra y carruajes empezaron a sumarse las casas de familias adineradas al estilo francés. La vocación era familiar.

En 1910 se instaló el Ángel de la Independencia como parte de los festejos por el centenario de la lucha armada.

El auge económico, nueva vocación

Las casas afrancesadas dejaron su lugar para los primeros edificios. La vivienda en Paseo de la Reforma ya no era suficiente: la modernidad y la economía marcaron las siguientes etapas. Eran las primeras décadas del siglo XX.

El presidente de Colegio de Arquitectos de México, Arturo Aispuro Coronel, explica que “el propio desarrollo económico de la ciudad fue marcando las nuevas vocaciones. De ser una avenida habitacional, se fue transformando con las nuevas demandas de crecimiento de la capital”.

Testigo del paso de la Revolución Mexicana, sobre Paseo de la Reforma empezó la construcción de las nuevas edificaciones de servicios, entidades financieras, hoteles y décadas después, de instituciones y dependencias.

Fue la época de los primeros rascacielos, de entre 20 y 25 niveles, con el acero y el cristal como sus principales elementos.

En los años treinta surgió la arquitectura funcionalista y con ella se abrió espacio para las vanguardias en el diseño, dice el urbanista Jorge Legorreta. “Pero también para la ingeniería a prueba de sismos”.

En esa misma década inició la construcción del edificio El Moro, que alberga a la Lotería Nacional. Su altura rebasa los 100 metros y se diseñó con ingeniería capaz de resistir sismos.

Hacia la mitad del siglo pasado, con el auge económico, llegaron los primeros cines: El Roble y París, con grandes marquesinas que anunciaban a las figuras cinematográficas del momento. También se levantaron inmuebles para instituciones gubernamentales como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que a la fecha permanece ahí.

Para entonces, Paseo de la Reforma ya se había extendido: hacia el poniente con las colonias Polanco y Lomas de Chapultepec, y al norte con la Glorieta de Peralvillo, en dirección a la Basílica de Guadalupe, bajo la regencia de Ernesto P. Uruchurtu en la ciudad de México.

“Fue lo que se conoció como el proyectazo al extender Reforma de la Glorieta del Caballito a Peralvillo. Lo que se hizo fue cortar la colonia Guerrero, dividir Tepito y la Lagunilla”, expone el arquitecto Felipe Leal.

Los caminos de tierra y los carruajes tirados por caballos quedaron en el pasado y cedieron su lugar a los automóviles, camiones y taxis en el asfalto como carpeta de rodamiento.

En la década de los 60, Paseo de la Reforma dio cabida a importantes hoteles. Uno de ellos fue el Hotel María Isabel Sheraton, diseñado por los arquitectos Juan Sordo Madaleno, José Villagrán y Ricardo Legorreta. El inmueble de lujo se inauguró en 1962 y marcó época.

De acuerdo con Jorge Legorreta, en ese momento Reforma consolidó su vocación de corredor financiero, turístico y se desdibujó el carácter habitacional de sus inicios.

“Vemos un proceso de ciudad de México, de destrucción y construcción. Siempre tiramos para construir”, sostiene. La modernidad retiró las casas de principios de siglo y las oficinas, bancos y hoteles crecieron, aunque incursionó la vivienda en condominio.

El abandono

A finales de los años setenta y durante la década de los ochenta, Paseo de la Reforma se estancó; se contagió del efecto de despoblamiento del Centro Histórico a raíz del sismo de 1985.

Así lo describe Felipe Leal. “No hubo inversión en Reforma durante dos décadas, no hubo mejoramiento del espacio público, de su vegetación. Eran terrenos baldíos, había poca gente en las calles. Las oficinas se fueron hacia Santa Fe o hacia el sur de la ciudad. Se desparramó a los extremos”.

Arturo Aispuro, quien fuera secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda del DF de 2006 a 2009, comenta que “cuando la economía se desploma, los desarrollos sufren suspensión o cancelación; cuando la economía está en sus mejores momentos, ayuda a la regeneración de inmuebles”.

Personas que trabajaron, vivieron o caminaron por esta avenida —siempre con aire cosmopolita— comenzaron a abandonar la zona. Felipe Leal recuerda que después del sismo de 1985 muchos edificios fueron demolidos y quedaron, por años, los lotes baldíos.

“El peor uso es el no uso”

Un domingo al mediodía en 2002, Felipe Leal, quien en ese entonces era director de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recuerda que estaba en la esquina de Reforma y Guadalquivir: Me quedé impresionado. Giré la cabeza 360 grados y no había nada. Sólo basura, nada de gente, terrenos baldíos.

Hoy, casi 10 años después, asegura que en esa misma esquina, hora y lugar, lo que se observa son personas en bicicleta, familias caminando, parejas en patines, oficinistas, turistas, movimiento.

“Se presentó un problema muy grave. Hicimos un proyecto de rescate del Corredor Urbano Turístico Reforma, de la Fuente de Petróleos al Zócalo, para regenerar la parte central de la ciudad y evitar que se abriera a los costados”, rememora Felipe Leal, quien participó en los trabajos que se impulsaron el desarrollo durante la gestión del entonces jefe de gobierno Andrés Manuel López Obrador.

La inversión, de acuerdo con funcionarios capitalinos, ascendió a 600 millones de pesos para la intervención urbana, que consistió en colocar concreto hidráulico en la carpeta de rodamiento y nuevas banquetas, además de trabajo de mejoramiento urbano.

Esto detonó —coinciden urbanistas y arquitectos— la inversión que regresó a Reforma con nuevos proyectos inmobiliarios y financieros.

Juan Carlos Arnau, director general de Programas Estratégicos de la Secretaría de Turismo del DF, estima que la inversión de 600 millones de pesos para el mejoramiento urbano redituó en al menos 3 mil millones de dólares en proyectos inmobiliarios, hoteles y sedes financieras cuyos edificios inteligentes rebasan los 200 metros de altura.

Datos de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) arrojan que hay en proceso de construcción 17 nuevas torres, lo que significa que Reforma se ha recuperado como la zona de mayor atractivo para los inversionistas.

Por ahora se levantan las sedes de tres grupos financieros españoles: la aseguradora Mapfre, el Banco Santander y BBVA Bancomer.

La Torre Mayor, que con sus 224 metros de altura marcó un hito en la arquitectura y funcionalidad del edificio, abrió el paso a los rascacielos, considera Arturo Aispuro, quien estuvo a cargo del proyecto.

Le siguen Torre Reforma, que medirá 244 metros de altura, la Torre Ángel, Torre Diana o el recién inaugurado St Regis, considerado de business class.

Juan Carlos Arnau explica que las torres no sólo benefician al sector inmobiliario, sino que han permitido que regrese el turismo de lujo donde una noche cuesta, al menos, 400 dólares.

Reforma ecológica

En materia de transporte, los camiones fueron sustituidos en la década de los 90 por microbuses, mismos que desde hace dos años fueron cambiados por autobuses ecológicos.

En la administración de Marcelo Ebrard se ha dado impulso a la bicicleta como medio de transporte. Se construyó una ciclopista y como sucede en ciudades europeas se instrumentó la renta de bicicletas públicas. El programa recién cumplió un año y, debido a su demanda, ya no se permitirán más inscripciones. Sin embargo, empleados de la zona se mueven por la vialidad en sus propias bicicletas. Las autoridades de Medio Ambiente prevén ampliar la ciclovía.

Una característica de los últimos cuatro años de la avenida Paseo de la Reforma es que está diseñada para que la gente se la apropie, asegura el titular de la Seduvi, Felipe Leal.

El programa “Muévete en Bici” permite que todos los domingos los capitalinos recorran la vialidad en familia.

Los eventos deportivos y culturales —además de las manifestaciones— tienen cabida en Reforma, pues se ha presentado el tenor Plácido Domingo y llevado a cabo festejos como el Bicentenario de la Independencia de México o el encuentro deportivo para conmemorar el centenario de la Revolución Mexicana.

 

Nuevos proyectos

Un nuevo ingrediente para el mosaico sobre Paseo de la Reforma es la propuesta del gobierno de la ciudad para instalar kioscos con información turística y cafés a lo largo de la vialidad con el objetivo de ampliar los atractivos para los turistas nacionales y extranjeros.

Juan Carlos Arnau, director de Programas Estratégicos de la Secretaría de Turismo del DF, asegura que ya se otorgaron los 10 primeros Permisos Administrativos Temporales Revocables (PATR) para que empresas como las cadenas de cafeterías Juan Valdez, de Colombia, o la mexicana Finca Veracruz coloquen puntos de venta. Al final, dice, “son un atractivo más de Reforma”.

Jorge Legorreta, urbanista y ex titular de la delegación Cuauhtémoc, asegura que Paseo de la Reforma siempre ha sido un experimento de los programas del gobierno en turno. “Siempre está presente la idea de destruir para construir”.

 



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