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Reconocen oficios de antaño, ahora “en peligro de extinción”

Rafael Montes| El Universal
Miércoles 23 de marzo de 2011
Reconocen oficios de antao, ahora en peligro de extincin

TRADICIÓN. El afilador, en su establecimiento, con una colección de cuchillos, tuvo su auge en los años 50 y 60, se trata de una actividad que se desarrolla por generaciones. (Foto: ESPERANZA OREA EL UNIVERSAL )

El museo de Arte Popular inaugurará el próximo sábado una exposición con la intención de provocar una reflexión en los ciudadanos, para no dejar perder esas tradiciones mexicanas y ver a los oficios como las grandes estrategias generadoras de empleos, de microempleos

rafael.montes@eluniversal.com.mx

Le dicen El Pifas. Se llama Epifanio Leyva y es el dueño de la tradicional pulquería “La Hija de los Apaches”, de la colonia Doctores.

Su vida ha transcurrido en ese establecimiento.

Desde ser lavavasos hasta terminar siendo el propietario y creador de nuevas recetas, El Pifas, bigotudo, simpático y conocedor de la bebida de los dioses, es uno de los capitalinos por los que en el DF aún sobreviven los oficios, algunos “en peligro de extinción”.

Por ellos, para ellos, el museo de Arte Popular inaugurará el próximo sábado una exposición con la intención de provocar una reflexión en los ciudadanos, para no dejar perder esas tradiciones mexicanas y ver a los oficios como las grandes estrategias generadoras de empleos, de microempleos. Así lo explicó Armando Ramírez, cronista y asesor de la muestra “Maistro ¿Y si no puede? ¡se lo invento!”.

La exposición es un brinco a la historia, a la ciudad de los años 60. En ella se exhibirá la mayoría de los 36 oficios identificados en la urbe.

La pícara música de Chava Flores ambientará el lugar.

El olor a merengue y el empalagoso sabor darán la bienvenida a los visitantes del museo. Adentro, las imágenes de la nostalgia urbana cobrarán vida a través de fotografías en blanco y negro y de tamaño real. Por aquí estará la afiladuría y una colección de cuchillos colgando del aparador; por allá, el típico asiento reclinable de los peluqueros y arriba, el nombre del establecimiento, en memoria de la Familia Burrón: “El Rizo de Oro”.

Junto a ese local estará el espacio artesanal y con olor a pintura de aceite de los talleres de rótulos, como el de Raciel Gómez, famoso rotulista de la colonia Peralvillo, quien ha sido testigo de la desaparición paulatina de su oficio.

“Ahora les dicen diseñadores gráficos a los que se dedican a hacer anuncios como los míos”, resumió el hombre sobre la evolución de su trabajo artesanal durante la conferencia para anunciar la exposición. Walther Boelsterly, director del museo, criticó que “grandes empresas han acaparado los oficios”, lo cual dijo, es innecesario, porque hay espacio para todos los empleos.

Para él, los oficios “no son sólo cuestión de técnica, sino un sistema de economía del que se mantienen muchas familias”, y aseguró que está en la sociedad capitalina la posibilidad de mantenerlos vivos. Para el museo de Arte Popular, los oficios son “los rasgos de la identidad de un pueblo que se puede reconocer como luchón y nostálgico”.

Y es que la ciudad de México no se entiende sin sus oficios. Ni siquiera en la actualidad. Ramírez, el cronista, aseguró que “la situación económica ha hecho que la gente tenga ingenio y talento para adaptarse”; por eso los oficios se están revitalizando en el DF.

Así, mientras para El Pifas es necesario que una autoridad “se preocupe por que no desaparezca la tradición del pulque”, a José Luis Jéronimo poco le importa que no le dejen vender sus merengues en la Alameda. A donde vaya, la gente aún reconoce ese tradicional grito vespertino: “¡Hay merengueeees!”



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